por Orlando
Milesi
SANTIAGO, 10 may
2017 (IPS) - Agua a altos precios, transada como un bien de mercado,
y campesinos casi en extinción, reemplazados por trabajadores
temporeros, son efectos visibles de una crisis en el agro chileno a
50 años de una reforma agraria que postuló “la tierra para el que
la trabaja”.
Para hacer frente
a esta crisis, dirigentes ecologistas y sociales proponen una nueva
reforma agraria para recuperar el agua como un bien público, en
momentos en que una persistente sequía azota a gran parte de Chile y
obliga a usar camiones cisterna para repartir agua en barriadas
populares de numerosas ciudades del país.
El año pasado
también se duplicaron respecto a 2015 la cantidad de pequeñas
localidades sin agua a las que debió atenderse usando los camiones
aljibe, ha reconocido el responsable del área en el gobierno, el
director general de Aguas, Carlos Estévez.
“En Chile el
agua, separada de la tierra, se transformó en un bien de capital al
arbitrio de especuladores en circunstancias que la jurisprudencia
internacional indica que debería estar a disposición de preservar
la vida, la producción de alimentos y, después, las demás
actividades económicas”, afirmó a IPS el experto y activista
Rodrigo Mundaca.
El secretario
general del Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y
la protección del Medio Ambiente (Modatima) aseguró que “es
fundamental una segunda reforma agraria para recuperar el agua”,
tras la ocurrida en los años 70.
“La revolución
verde es un modelo que no preserva los bienes naturales. Tenemos un
modelo exportador asociado al mono cultivo y hay que impulsar un
nuevo paradigma de desarrollo con una relación armoniosa con la
naturaleza”, dijo.
Este país
sudamericano es un gran productor y exportador de alimentos, gracias
a la producción de grandes empresas y a consorcios dueños de la
tierra y del agua.
La mitad de sus
exportaciones, que en 2016 superaron los 60.000 millones de dólares,
siguen siendo mineras, pero Chile es también uno de los 10
principales países del mundo en ventas al exterior de alimentos, con
varios rubros en los que ostenta el primer lugar, aportando el sector
en total unos 20.000 millones de dólares.
En contraste, los
derechos de agua en Chile, privatizados en 1981 durante la dictadura
militar de Augusto Pinochet (1973-1990), tienen en jaque a la
agricultura familiar y campesina, que lucha por la reconversión, al
menos parcial, de este recurso al control público.
La Constitución
de 1980 consagra al agua como un bien privado. El uso de los recursos
hídricos, según reglas del mercado, está regulado por un Código de Aguas, que confiere al Estado la facultad de conceder derechos de
aprovechamiento a empresas, de forma gratuita y perpetua.
Además, faculta
a comprar, vender o arrendar esos derechos sin considerar prioridades
de uso. En Chile hay vigentes 110.000 derechos del agua al amparo de
esa norma.
En el legislativo
Congreso Nacional avanza una modificación a ese código, propuesta
por el gobierno de la socialista Michelle Bachelet, aunque su
aprobación definitiva demorará meses.
El proyecto
convierte en temporales y no perpetuos los derechos de agua, pero
norma solo las concesiones futuras y no revisa hacia atrás, una
cuestión criticada por ecologistas y activistas sociales del área
rural.
A 50 años de la
reforma agraria iniciada por el gobierno del democratacristiano
Eduardo Frei (1964-1970) y profundizada por el del socialista
Salvador Allende (1970-1973), aumentan quienes plantean una segunda
reforma al agro para que el agua vuelva a ser un bien social.
Entre las
ciudades de Petorca y Antofagasta, en el desértico norte chileno, a
200 y a 1.340 kilómetros de Santiago, respectivamente, el valor del
litro de agua por segundo a usar en cada período acotado oscila
entre el equivalente a 7.670 dólares y 76.700 dólares, citó
Mundaca entre los casos que hacen necesaria esa reforma.
Contexto
latinoamericano
Luiz Beduschi,
oficial de Políticas en Desarrollo Territorial de la oficina de la FAO para América Latina y el Caribe, con sede en Santiago, comentó
a IPS que “históricamente, América Latina ha sido una de las
regiones con importantes niveles de inequidad en la distribución y
uso de los recursos naturales”.
“Este fenómeno
ha tenido entre sus causales una creciente concentración de las
cadenas de valor, la fundación y crecimiento de empresas
explotadoras de recursos a escala industrial, apoyado por enfoques de
las políticas públicas hacia un mayor incremento en la
participación de los países en mercados de exportación”,
explicó.
Berduschi subrayó
que “la expansión de inversiones en la región a través de pools
de siembra, arriendos anuales de grandes extensiones o compras de
terrenos, entre otros, contribuyen para que la concentración de la
tierra esté en un nivel aún más alto del que existía antes de las
reformas agrarias acontecidas en varios países de la región”.
“Las disputas
alrededor del acceso de los recursos naturales están aumentando en
el mundo y la situación no es distinta en la región”, advirtió
el experto de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura).
“Los procesos
históricos de reformas agrarias, impulsados fuertemente en
diferentes países de la región, más de 100 años para el caso de
México y 50 años en Chile, nos permiten hoy poner nuevamente en
discusión los temas de desigualdad fuertemente observados a partir
de la concentración global en la tenencia y uso de los recursos
naturales, reflejados históricamente en la tenencia de la tierra”,
aseveró.
Impactos del
modelo a reformar
El agrónomo
Jacques Chonchol, ministro de agricultura de Allende e impulsor de la
reforma agraria, dijo a IPS que una nueva reforma puede plantearse
porque con la contrarreforma emprendida por la dictadura
“prácticamente se privatizó el agua, cada vez un recurso más
escaso”.
“Tenemos muy
poca tierra cultivable. De los 757 millones de kilómetros cuadrados,
menos de 10 por ciento lo es y parte se está perdiendo por el
negocio de las parcelas”, creadas en áreas rurales para servir
como segundas viviendas de residentes en ciudades, advirtió.
Chonchol expresó,
asimismo, la necesidad de “una política forestal que excluya las
tierras agrícolas. Eso era prohibido, pero con la dictadura se
volvió a producir. Deben prohibirse plantaciones forestales en
tierras agrícolas y, además, que estas empresas se inclinen por el
bosque nativo porque el pino y el eucalipto se chupan (absorben) toda
el agua”.
A su juicio, con
la contrarreforma “surgió fue una nueva agricultura capitalista,
mucho más eficiente desde el punto de vista económico aunque no
siempre desde el punto de vista social”, en un modelo que “perpetúa
la desigualdad” y que los gobiernos democráticos han mantenido.
En el plano
social, el historiador José Bengoa afirmó a IPS que hasta la
reforma agraria en Chile existían tres tipos de campesinos: “los
pequeños propietarios de tierras agrupados en pueblos y caseríos;
los inquilinos de las haciendas y sus familiares y los ‘afuerinos’
que deambulaban ente los pueblos y las haciendas”.
“Esa estructura
se modificó radicalmente y hoy la gran mayoría son trabajadores
agrícolas no permanentes, habitantes de pueblos y ciudades cercanas
a las faenas agrícolas”, detalló.
“Hay un pequeño
sector de pequeños productores agrícolas que podrían ser
denominados como campesinos, los que en algunas regiones y sectores
son mayoritarios y el resto es crecientemente población asalariada y
de temporada”, explicó.
Para Bengoa, “la
agricultura chilena es hoy día, gracias a la Reforma Agraria
ocurrida desde hace 50 años, un sector altamente capitalista y
productivo”.
“Esta actividad
sin control conduce a un nivel de explotación sin parangón de los
recursos humanos, los trabajadores, y los recursos naturales, por
ejemplo el agua. En los próximos años habrá graves problemas tanto
en la necesidad de mano de obra como en la de nuevos recursos de
agua, tierra y en general medioambientales”, vaticinó.
A juicio del
historiador, estos problemas no son de fácil solución porque “los
agricultores presionarán al Estado para aumentar el flujo de
trabajadores migrantes y para mayores obras de infraestructura en
especial en reservas de agua”.
Editado por
Estrella Gutiérrez
Fuente:
Orlando Milesi, Derecho al agua impulsa propuesta de reforma agraria en Chile, 10/05/17, Inter Press Service. Consultado 19/05/17.
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