Legisladores
analizan un nuevo proyecto de ley provincial que obligaría a sumar
árboles en todos los campos de Córdoba. Hubo iniciativas similares
en 2011 y 2013, que quedaron en la nada. Serían cortinas forestales
y no bosques. Qué se busca y qué se discute. Cuántos, cómo y dónde. Nativas o exóticas, en discusión.
En
los últimos seis años, la Provincia anunció dos planes de
reforestación que prometían plantar millones de árboles en zonas
rurales agrícolas, donde casi desaparecieron ya en el siglo pasado.
Pero ninguno se concretó: ni las leyes que los proponían en 2011 y
2013 fueron aprobadas.
Ahora,
un nuevo proyecto del Gobierno provincial es analizado en la
Legislatura: exigiría que cada campo tenga al menos el uno por
ciento de su superficie forestada. Si se cumpliera, sumaría entre 15
millones y 20 millones de árboles a los suelos cordobeses.
No
aparecen voces en contra, aunque el modo de instrumentación está en
discusión.
Primera
aclaración: no se trata de la creación de nuevos bosques (que
suponen la existencia de varios estratos vegetales), sino de
plantaciones con conjuntos de árboles dispersos, a modo de cortinas
forestales o núcleos verdes entre medio de los mares de soja, maíz
o sorgo. Pero representarían, al menos, un intento por recuperar
algo de la forestación rural perdida.
Segunda:
el proyecto no tiene relación con el otro debate abierto para la
modificación de la ley provincial de bosques nativos, cuyo fin es
preservar lo que aún queda de monte autóctono, recluido ya casi
exclusivamente en el sector serrano y el noroeste cordobés.
Los
dos que no fueron
En
2011, en su anterior mandato, el gobernador Juan Schiaretti presentó
un proyecto que prometía plantar 17 millones de árboles en cinco
años, en campos privados y banquinas de rutas. Exigía que cada
dueño presentara una propuesta que, luego de aprobada, debía
ejecutar. Nunca se transformó en ley y sólo se plantaron unos 150
mil árboles (menos del uno por ciento prometido) en banquinas de
algunas rutas, y apenas una menor parte sobrevivió por carencia de
cuidados iniciales.
En
2013, el gobernador José Manuel de la Sota anunció otro proyecto
que obligaría a todos los propietarios de campos a forestar al menos
el uno por ciento de sus superficies. Esa iniciativa tampoco fue
nunca tratada, aunque el partido gobernante tuviera mayoría propia
en la Legislatura.
Ahora,
el nuevo proyecto declama similares objetivos a los truncos
anteriores: ayudar a fijar los suelos rurales para evitar una mayor
erosión, mitigar las tormentas de tierra y colaborar con la
retención de aguas en deriva.
Desde
hace tiempo se viene advirtiendo que los “campos que vuelan” en
días de sequía y viento, así como las inundaciones rurales y la
aparición de cárcavas (grietas) cuando llueve en exceso, se
explican, en parte, por esa ausencia de forestación que fije los
suelos.
El
nuevo
El
bloque oficialista de Unión por Córdoba en la Legislatura confirmó
que esta semana se inicia el debate en comisión del proyecto y que
serán convocadas entidades rurales, académicos y organizaciones
ambientalistas para recabar opiniones.
El
proyecto obligaría a forestar “al menos el uno por ciento” de
cada propiedad rural, en toda la provincia. La exigencia no sería
aplicada a quienes ya superen ese mínimo. El plazo para su
cumplimiento sería de cinco años, aunque en el primero cada
propietario debería presentar su plan de forestación. Prevé además
que se apliquen multas por incumplimiento a través del impuesto
inmobiliario rural.
Un
punto que ya genera discusiones es que el proyecto admite tanto el
uso de especies nativas como exóticas.
Como
los anteriores, el actual no establece estrategias diferenciadas para
las Sierras, donde la cubierta vegetal resulta vital para proteger
las cuencas hídricas que nutren de agua a Córdoba.
El
monte nativo es otra cosa
Sobre
los 16 millones de hectáreas que abarca el mapa de Córdoba, alguna
vez 12 millones fueron de bosque autóctono. De eso, hoy queda menos
del tres por ciento bien conservado y el nueve si se suman los
medianamente preservados, según los más recientes relevamientos de
los investigadores Marcelo Cabido y Marcelo Zak, del Conicet y la
UNC. Las áreas que quedan con forestación son básicamente partes
de las sierras y del noroeste. Cada hectárea de bosque nativo en
buen estado suma entre 300 y 500 árboles.
Cuántos,
cómo y dónde
La
iniciativa de la ley agroforestal en discusión es similar a las dos
anteriores que no se concretaron. Sobre todo, a la de 2013.
Reforestación rural: en 6 años, sólo anuncios.
“No
creo que haya nadie en desacuerdo, en todo caso pueden discutirse los
detalles”, señaló Carlos Gutiérrez, presidente del bloque de
legisladores de Unión por Córdoba, sobre el proyecto provincial de
“ley agroforestal”.
La
iniciativa es similar a las dos anteriores que no se concretaron.
Sobre todo, a la de 2013.
Una
duda ya con esos proyectos previos era si se conseguirían los
millones de árboles previstos. “Por eso se pensó como gradual,
por ejecutar en cinco años, previendo aportes de programas
nacionales de forestación, de organismos como el Inta y las
universidades, y con los viveros privados y oficiales incrementado
sus producciones”, respondió Gutiérrez. El proyecto estima que,
en la sumatoria, se podrían arbolar por esta vía entre 80 mil y 100
mil hectáreas en toda la provincia. “Queremos fomentar también
las plantaciones para la industria forestal, para producción de
madera. Puede haber interés de productores en hacer forestaciones
mayores, ya con fines de producción”, apuntó el legislador
oficialista. Negó, además, que esta iniciativa esté condicionada
al tratamiento de las modificaciones a la ley de bosques nativos, que
el oficialismo pretendía aprobar en diciembre pasado pero cuyo
tratamiento quedó postergado en medio de abiertas controversias.
Desde
los sectores ambientalistas, en general, se avala la idea de
reforestar las áreas agropecuarias pero se plantean advertencias y
dudas. Ricardo Suárez, biólogo y director del Proyecto de
Conservación y Reforestación de las Sierras (que lleva miles de
árboles plantados en Pampa de Achala), resumió: “Está bueno
reforestar campos en toda la provincia, pero queremos creer que esta
iniciativa no surgió como compensación a la pretensión de achicar
las zonas rojas de bosques nativos mediante la otra ley”.
Suárez
opinó que la disponibilidad de plantas no debiera ser un problema:
“No es fácil, pero si se planifica bien y hay voluntad, la
cantidad aparece. Se pueden producir y conseguir, si el Estado
promueve ese movimiento”, sostuvo. Suárez aclaró luego: “Las
plantaciones de árboles no representan bosques, por lo tanto no
tienen la misma utilidad ambiental. Serán islas con plantas, no
conectadas entre sí. Lo ideal sería que haya corredores conectados.
Pero aunque sea en menor medida, también sirven”. El ambientalista
advirtió que la reforestación tendrá sentido si se le asegura un
seguimiento: “Puede pasar que foresten un campo pero con el uso de
agroquímicos muy cerca sequen los árboles, por ejemplo. Entonces no
es sólo plantar sino cuidar y controlar en el tiempo”.
Fuentes:
Fernando Colautti, Reforestación rural: en 6 años, sólo anuncios, 15/03/17, La Voz del Interior. Consultado 15/03/17.
Cuántos, cómo y dónde, 15/03/17, La Voz del Interior. Consultado 15/03/17.
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