El gobierno japonés ya consiguió la complicidad del OIEA para la descarga al mar que está realizando, de más de mil millones de litros de aguas radiactivas. Ahora pretende distribuir residuos radiactivos sólidos entre los bienes comunes, redoblando así la práctica histórica de la industria nuclear de esparcir contaminantes radiactivos al espacio aéreo público.
Por Juan Vernieri
Como se sabe el OIEA es el organismo máximo promovedor del uso de la energía nuclear, institución a la que ya hemos calificado como la más hipócrita del mundo, se muestra como una entidad que lucha contra el cáncer, cuando sabe que el uranio y toda la cadena de producción del combustible nuclear contamina con radiación toxica y provoca cáncer y otras enfermedades en los mineros, sus familias y pobladores próximos a los yacimientos.
Por otra parte, es dable reconocer que muchas otras industrias hacen lo mismo, los perjuicios de su actividad lo soportan la comunidad y las utilidades van a los bolsillos empresariales.
Además del bombeo de miles de toneladas de agua de refrigeración contaminada con radiactividad desde el complejo de reactores de Fukushima Daiichi al océano Pacífico, el gobierno ha anunciado su intención de esparcir por todo el país hasta 14 millones de metros cúbicos de tierra contaminada con radiactividad, al parecer para la construcción de carreteras, proyectos de construcción e incluso para la construcción de terrenos agrícolas.
El pasado mes de septiembre el OIEA, manifestando su complicidad con tal barbaridad, declaró que el plan de dispersar los residuos “es coherente con las normas internacionales de seguridad”, normas que ha sido dictadas con la incidencia del organismo.
En 2016, un grupo de estudio del gobierno esbozó el plan de permitir que 14 millones de metros cúbicos (para una idea 100 hectáreas con 14 metros de altura) de suelo contaminado generado a partir de la descontaminación en la prefectura de Fukushima, se utilicen para proyectos de obras públicas y desarrollo de tierras agrícolas en todo el país, si emite menos de cierta cantidad de cesio-137.
Vastas áreas fueron contaminadas con cantidades muy variables de cesio-137 y otros radioisótopos que emanaron de los tres reactores fuera de control de Fukushima.
La tierra contaminada fue raspada y retirada de granjas, patios de escuelas, parques públicos y otros espacios verdes durante el intento del gobierno de “descontaminar” miles de kilómetros cuadrados alrededor del sitio de Fukushima Daiichi.
Estos millones de bolsas han estado guardadas al aire libre durante años en más de 1.000 “lugares de almacenamiento temporal” en la prefectura de Fukushima.
En 2015, el periódico The Japan Times informó de que en aquel momento había 22 millones de metros cúbicos de tierra envenenada en bolsas. (Fuente: Nukewatch)
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