por Leonardo
Rossi
Ante la decisión
de trasladar la audiencia pública de este 22 de diciembre en torno a
la modificación del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos
(9.814) a Villa María de Río Seco, el oficialismo argumentó que
“allí se encuentran los interesados” en esta discusión. La
referencia es a los sectores del agro que abrazan la iniciativa
oficial de seguir avanzando sobre el monte (Cartez-SR-FAA), sacando
de categoría roja a buena parte de las 1.800.000 hectáreas que
actualmente se encuentran protegidas. El biólogo Lisandro Agost
detalla el impacto que ha sufrido esa zona por el desmonte en los
últimos años, con una pérdida de 25.000 hectáreas de especies
nativas en los últimos quince años.
Un caso testigo
Agost, miembro de la cátedra de Antropología de la Facultad de Exactas de la UNC, especifica que el departamento Río Seco, “ocupa el triste tercer puesto (después de Ischilín y Tulumba) del ranking de departamentos con mayores pérdidas de cobertura de árboles entre el año 2001 y 2014”, con “más de 25 mil hectáreas” deforestadas.
En especial
apunta que en la localidad donde se desarrollará la audiencia
pública este jueves se grafica que “los únicos relictos de bosque
nativo sobreviven en aquellos lugares donde el proceso agroindustrial
no puede avanzar: las sierras”.
El técnico
agrega que, a 30 kilómetros al sudeste de Villa de María, donde se
discutirá el futuro de los que queda de bosque en Córdoba (3,5 por
ciento de las 12 millones de hectáreas que supo tener), se encuentre
Sebastián Elcano. Es esta localidad la que “más cobertura perdió
a su alrededor: 4147 hectáreas en 14 años”.
Este sitio es un
emblema del avance del ‘agronegocios’. Al análisis de Agost se
puede agregar que allí se han dado casos testigo de la violencia de
este modelo sobre la vida campesina. No sólo con el avance sobre el
monte, que implica liquidar prácticas productivas, alimentarias,
medicinales, religiosas de generaciones sino con el desalojo liso y
llano. En esta zona, resisten familias como la de Ramona Bustamante y
la de René Olivera. La brutalidad empresarial llegó para ambos en
2004 en busca de las tierras que sus familias siempre habitaron.
Testigos en carne viva de esa conflictividad silenciada por el
exitoso modelo productivo pudieron frenar esas avanzadas, quedarse en
el monte. Otros tantos corrieron distinta suerte. Los últimos
números de un organismo público (Secretaría de Agricultura
Familiar de la Nación) sobre el avance en tierras campesinas en
Córdoba son de 2013. Al menos 69 familias campesinas se encontraban
amenazadas: 100.000 hectáreas en disputa. La alta conflictividad que
ganaba espacio público a inicios de los 2000 bajó de temperatura. A
entender de la investigadora especializada en esta temática, Sabrina
Villegas Guzmán “no hay tantos conflictos activos” pero “eso
también ocurre porque en la provincia el agronegocio ya no tiene más
adónde ir” [i]. “A donde podían llegar ya llegaron”, remata en
una frase que resume la voracidad empresaria.
Regresión
Ese mismo hambre de expansión de la frotenra agro-empresarial a como dé lugar se expresa por estas horas. Dice Agost que al igual que en 2010, “cuando se desconoció el amplio proceso participativo de la Comisión de Ordenamiento Territorial del Bosque Nativo (COTBN) que elaboró un anteproyecto de ley consensuada, hoy se vuelve a dirimir el futuro de nuestros bosques en un proceso cuestionado, antidemocrático y regresivo”. “Pareciera que una vez más se escuchan sólo algunas de las voces involucradas en esta problemática: las que tienen mayor peso económico y político”.
[i] (2016)
‘Córdoba respira lucha. El modelo agrario: resistencias y nuevos
mundos posibles’.p.86.
Fuente:
Leonardo Rossi, La audiencia por los bosques a una capital del desmonte, 21/12/16, Leonardo Rossi. Consultado 21/12/16.
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