Infobae tuvo
acceso a un documento que explica paso a paso la estrategia.
por Juan Parrilla
En silencio y sin
hacerlo público, el Gobierno diseña desde hace meses una estrategia
para destruir el espíritu de la ley de glaciares a través de una
reglamentación que desvirtúe la definición de glaciar y allane el
camino para la instalación de mineras en zonas prohibidas.
Infobae tuvo
acceso a dos documentos que fueron enviados de manera anónima a los
querellantes de la causa en la que se investiga el incumplimiento de
la ley de glaciares. Este medio pudo corroborar de manera
independiente con trabajadores de las dependencias involucradas la
veracidad de las cuestiones tratadas en los documentos, que muestran
la estrategia diseñada por técnicos de la Secretaría de Minería,
y las discusiones internas. El primero es un borrador de la
reglamentación que debería firmar el presidente Mauricio Macri y el
segundo es una presentación en Power Point que describe con detalles
cómo hacer para demoler algunos artículos clave de la ley.
El Gobierno
prometió 20 mil millones de dólares en inversiones mineras. El
documento habla de más de 25 mil millones de dólares de inversiones
potenciales, pero sabe (y sabía el Presidente cuando hizo el
anuncio) que no menos 16.360 millones sólo llegarían si las
condiciones internacionales y locales lo permiten, y si la ley de
glaciares deja de existir.
De acuerdo al
documento del propio Gobierno, hay cuatro proyectos que contienen en
su área geoformas mapeadas en el Inventario Nacional de Glaciares.
Son Altar, Pascua Lama, Los Azules y Pachón, todos en San Juan.
Las inversiones
que el gobierno estima en esos proyectos son de 10 mil millones de
dólares, pero el deseo está lejos de la realidad, ya que además de
la violación de la ley, Pascua Lama fue frenado por la Justicia
chilena por contaminar dos glaciares y Pachón está absolutamente
paralizado y en medio de un conflicto binacional con Chile por la
escombrera de una minera trasandina que contaminó lagos y secó
vegas en Argentina, entre otras cosas.
Y hay otros tres
proyectos, por 6.360 millones de dólares, con "potencial
conflicto" con la ley de glaciares. El "potencial", en
realidad, es porque esos lugares todavía no fueron inventariados. En
otras palabras, son zonas que una vez que sean incluidas en el
inventario de glaciares deberán ser protegidas. Son los proyectos
Agua Rica, en Catamarca, donde esperan dar continuidad a Bajo La
Alumbrera, el primer proyecto minero a gran escala del país; y los
proyecto Del Carmen y Constelación, en San Juan. El primero de esos
proyectos es de Barrick Gold, mientras que el segundo afectará
directamente al glaciar El Potro, uno de los más grandes de
Sudamérica.
El acuerdo para
reglamentar la ley de glaciares se alcanzó el 21 de julio, lo cual
quiere decir que se venía negociando desde hace rato. Sin embargo,
recién a fines de agosto llegaron a un convenio definitivo y a
mediados de septiembre se empezaron a reunir los equipos técnicos
por separado. En octubre cada dependencia presentó su borrador y se
realizó un taller y dos reuniones en cada ministerio.
Si hay algo que
queda claro en ambos documentos es el afán de la Secretaría de
Minería de "ir por todo", lejos de la posición mucho más
medida –pero a favor de la reglamentación– del Ministerio de
Ambiente. Es lógico: el secretario de Minería es Daniel Meilán, un
emblema del esquema minero libre de impuestos promovido durante el
menemismo y un crítico de las leyes a favor del medio ambiente que,
dice, carecen de sustento. Por caso, tampoco estaría de acuerdo con
reglamentar las herramientas vinculadas al desarrollo sustentable,
como pretende el Ministerio de Ambiente.
El documento
filtrado plantea una estrategia que luego se ve plasmada en el
borrador de reglamentación. Aunque hay algunas cuestiones muy
técnicas, hay recomendaciones muy concretas. La primera idea es
excluir a los llamados glaciares de escombro del ambiente
periglacial, que está protegido por la ley y que el Ianigla incluyó
en las cuencas del inventario que ya fueron publicadas.
En el documento
se explica expresamente cómo hacer "para exceptuarlos del área
a proteger". Para ello, la Secretaría de Energía propuso
incluir un requisito extra para que sean resguardados por la ley:
contar con un "Estudio de Significancia Hídrica", que
parecería que en el Ministerio de Ambiente, al menos en un
principio, no están de acuerdo con exigir. Lo mismo se propuso para
los glaciaretes, que son parte del ambiente glaciar protegido por
ley.
En este punto hay
que hacer una explicación. En los documentos parecería sobrevolar
la idea de que habría que demostrar que los glaciares y el ambiente
periglacial son "recurso hídrico estratégico" para que
sean protegidos, algo que la ley no exige. Muy lejos de esa
interpretación maniquea, la ley define a todos los glaciares y la
ambiente periglaciales como recursos estratégicos e incluso aclara
que no es la única finalidad de protección: también hay que
resguardarlos "para la agricultura y como proveedores de agua
para la recarga de cuencas hidrográficas; para la protección de la
biodiversidad; como fuente de información científica y como
atractivo turístico". En resumen, por más que se demuestre que
un glaciar no tiene "significancia hídrica", aún así
está protegido por ley. Daniel Meilán y se equipo, entonces,
quieren reducir a uno sólo los seis objetivos de la ley propuestos
por el Congreso nacional.
"Algunos
glaciares de escombro tienen en la nariz un arroyito que nace de
ellos. Estos caudales se pueden medir. Pero hay glaciares de escombro
que no tienen estos arroyos, porque el agua de ellos se va en forma
subterránea, aflorando varios kilómetros abajo. Así, el proyecto
dejará afuera a estos glaciares de escombro que cumplen su
importante función hidrológica", explicó a Infobae el abogado
Diego Seguí, que encabeza la querella junto al letrado Enrique
Viale.
Otra aclaración
para nada menor: una reglamentación no puede desvirtuar una ley. No
sólo porque no es legal, sino que tampoco es democrático ni
republicano. Si el Gobierno decida avanzar, es probable que al otro
día se presenten recursos de amparo reclamando su
inconstitucionalidad, pero la Justicia -creen en la querella- no
es garantía de nada.
Esta
interpretación sesgada de la ley se ve mucho más clara cuando se
analiza el borrador de la reglamentación. Por ejemplo, el Gobierno
pretende proteger, solamente, a los glaciares que tengan más de una
hectárea, pese a que la ley aclara expresamente que quedan
resguardados todos los glaciares "cualquiera sea su forma,
dimensión y estado de conservación". De esta forma, por
ejemplo, quedaría afuera del inventario el glaciar binacional Toro1, que tiene poco más de 700 metros cuadrados del lado argentino de
la frontera y sobre el cual está diseñado el rajo del proyecto
Pascua Lama. Ese glaciar ya fue contaminado por Barrick Gold.
No obstante, lo
más curioso es que el Ianigla ya había decidido utilizar ese criterio, lo cual demuestra que la decisión de las autoridades a
cargo del inventario no fue basada en ningún aspecto legal. Pero
además, como aclaró el abogado Seguí, "cualquier geoforma que
tiene dimensión inferior a una hectárea también cumple un función
hídrica, y de hecho en ambientes áridos, como la cordillera andina
central, es normal que esos cuerpos sean pequeños, lo que se
compensa con la gran cantidad que hay".
Hay otro tema que genera incertidumbre: hay cuestiones sobre las que el Ianigla ya avanzó y ahora deberían ser revisadas. Es decir que habría que volver para atrás en la mínima aplicación que ya se hizo de la ley.
Algo que llama
poderosamente la atención es la cantidad de recursos que el Estado
destinó a destruir la ley de glaciares. Son los abogados y equipos
técnicos del Poder Ejecutivo los que realizaron el trabajo de las
mineras. Pero aquí hay otra discusión de fondo: el esquema de
desarrollo que promueve el gobierno. Si bien la minería se suele
calificar como un motor de progreso, las zonas mineras, en todo el
mundo, son las que peores indicadores tienen en sus países. Y
Argentina, naturalmente, no es la excepción: el mayor desempleo de
San Juan está en los cinco departamentos con proyectos mineros,
superando el 50 % en el que Barrick Gold instaló Veladero. Es más:
las provincias con minería a cielo abierto, como Catamarca, San Juan
y Santa Cruz, son de las que peores indicadores socioeconómicos
tienen del país. A esta altura de la historia, cualquiera debería
saberlo.
Fuente:
Juan Parrilla jparrilla@infobae.com, Cómo es el plan del Gobierno para habilitar la minería sobre glaciares, 20/12/16, Infobae. Consultado 21/12/16.
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