por Tharanga
Yakupitiyage
Naciones Unidas,
24 nov 2016 (IPS). El presidente electo de Estados Unidos, Donald
Trump, hizo algunas declaraciones que dan a entender que habría
suavizado su posición respecto del cambio climático, dejando a
muchos analistas y activistas sin saber qué esperar de este país
tanto dentro como fuera de su territorio.
En la reunión
que mantuvo con periodistas de The New York Times el martes 22, Trump
prometió tener una “mente abierta” en materia de recalentamiento
planetario, un cambio respecto de sus anteriores declaraciones sobre
que era un “engaño” de China.
Entre las
propuestas ambientales de Trump se destaca el retiro de Estados
Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático, el
desmantelamiento del Plan de Energía Limpia, que procura reducir las
emisiones de gases invernadero del país y el desvío de miles de
millones de dólares otorgados a programas climáticos de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la industria local de
combustibles fósiles.
El presidente
electo también anunció el martes su intención de retirar los
fondos para investigación y cambio climático de la Administración
de la Aeronáutica y del Espacio (NASA). De hecho, Bob Walker, quien
encabezará la transición para el nuevo gobierno, consideró que ese
trabajo estaba demasiado “politizado”.
“La elección
de Trump planteó grandes preocupaciones sobre las futuras acciones
globales para frenar el cambio climático y ayudar a las personas de
los países más pobres y vulnerables a hacer frente a sus
devastadores efectos”, reconoció el director del Instituto
Internacional de Medio Ambiente y Desarrollo (IIED), Andrew Norton,
en diálogo con IPS.
A fin de mantener
el aumento global de la temperatura por debajo de los dos grados
centígrados, como se acordó en el Acuerdo de París, Estados
Unidos, el segundo mayor emisor de gases contaminantes del mundo, se
comprometió a disminuir sus emisiones entre 26 y 28 por ciento para
2025, respecto de las de 2005.
“Los países
querían que Estados Unidos se quedara, pero si no lo hace, no se van
a detener; hay una especia de mentalidad de ‘estamos juntos en esto
y seguiremos adelante y sepan que Estados Unidos volverá en algún
momento’”, comentó a IPS el director de estrategia y política
de la Unión de Científicos Preocupados, Alden Meyer.
Trump designó al
escéptico en cuestiones climáticas Myron Ebell, quien urgió al
Senado a rechazar el Acuerdo de París, para encabezar la transición
en la Agencia de Protección Ambiental (EPA), una medida
desalentadora para activistas locales.
En lo que
respecta a la asignación de recursos, la preocupación principal
tras la elección de Trump es el Fondo Verde para el Clima (FVC) de
la ONU, creado durante la 16 Conferencia de las Partes de la
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
(CMNUCC), realizada en el balneario mexicano de Cancún en 2010, y
lanzado al año siguiente.
Las naciones
ricas se comprometieron a movilizar 100.000 millones de dólares al
año para 2020 para ayudar a los países en desarrollo a mitigar y
adaptarse al cambio climático.
Estados Unidos
prometió 3.000 millones de dólares, alrededor de 30 por ciento de
los casi 10.000 millones ya comprometidos, pero hasta ahora el
Congreso legislativo solo aprobó 500 millones.
El efecto de esas
políticas también se sentirá a escala nacional, como es el caso
del Plan de Energía Limpia, que procura reducir la contaminación
por el carbón de las centrales de generación eléctrica.
La quema de
carbón es la principal fuente de emisiones contaminantes en Estados
Unidos y es responsable de numerosas enfermedades respiratorias, de
muertes prematuras, así como de la contaminación y la destrucción
de importantes recursos naturales.
Desde 2010, casi
una tercera parte de las centrales a carbón se fueron retirando de
forma gradual, en el marco de la iniciativa de la EPA. Esa política
es una de las principales razones de que las emisiones de carbono de
Estados Unidos se redujeran 12 por ciento en una década.
Trump también
dijo que daría luz verde a megaproyectos de infraestructura, como
los controvertidos oleoductos de Keystone XL y el de Dakota Access.
En particular el
de Dakota Access, de unos 1.886 kilómetros, es muy criticado a
escala local y ha generado una gran resistencia por el riesgo que
supone para un territorio indígena, para sus fuentes de agua y por
la contaminación que podría generar.
Un grupo de 21
jóvenes de nueve a 20 años presentaron una demanda contra el
gobierno estadounidense por no tomar medidas suficientes para frenar
el cambio climático, lo que viola su derecho constitucional a la
vida, la libertad y la propiedad.
“El gobierno
sabe que el cambio climático se produce y que es consecuencia de las
emisiones de carbono por lo menos desde 1965; sus acciones en estos
años han creado una situación que pone en riesgo el derecho de
nuestra generación y la de nuestros hijos a vivir en una sociedad
estable que dependa de una clima estable”, explicó el demandante
Jacob Lebel, de 19 años, a IPS.
En la demanda se
menciona el proyecto Jordan Cove, una planta de gas natural en la
bahía de Coos, en el estado de Oregon, que se conectaría con el
gasoducto Pacific Connector Gas, de 373 kilómetros, que atravesaría
el estado transportando gas natural, constituyéndose en la mayor
fuente de emisiones de carbono de ese estado si llegan a construirse.
El gasoducto
pasaría a tan solo 1,5 kilómetros de la hacienda familiar de Lebel.
Si el presidente
Barack Obama no llega a un acuerdo con los demandantes antes del
traspaso de mando, Trump quedaría involucrado después del 21 de
enero en un caso que podría terminar en un juicio.
En la tercera
semana de este mes, la jueza de Oregon, Ann Aiken dictaminó que los
demandantes tenían argumentos para ir a juicio, al rechazar el
pedido del gobierno y de la industria de combustibles fósiles de que
desestimara el caso.
“La ONU puede
actuar dándole a los jóvenes demandantes una plataforma para
presentar su caso a una audiencia global y quizá para inspirar a
otros en otras partes del mundo”, observó Lebel.
De hecho, ya se
han registrado casos similares. En 2015, un tribunal de La Haya
ordenó al gobierno holandés a reducir las emisiones de gases
invernadero en 25 por ciento para 2020 a raíz de una demanda
presentada por la organización Urgenda, en representación de 900
ciudadanos, acusándolo de no protegerlos del cambio climático.
Actualmente, una
coalición de organizaciones de jóvenes, activistas indígenas y
Greenpeace demandan al gobierno noruego por su decisión de permitir
la exploración petrolera y la perforación en el mar de Barents,
acusándolo de violar la Constitución nacional y de amenazar el
Acuerdo de París.
En la COP22,
realizada entre el 7 y el 18 de este mes en Marrakesh, las elecciones
estadounidenses estuvieron presentes cuando los delegados reafirmaron
la necesidad de tomar medidas contra el cambio climático y urgieron
al presidente electo a mantener los compromisos contraídos por su
país.
“Estados
Unidos, la segunda potencia económica del mundo y el segundo mayor
emisor de gases invernadero, debe respetar los compromisos
contraídos”, recordó el presidente de Francia, Francois Hollande.
Por su parte, el
primer ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, dio un emotivo discurso
dirigido a Trump.
“Lo invito
formalmente a Fiyi, le mostraremos cómo ya tenemos que desplazar a
comunidades enteras por el aumento del mar. El mundo mira a Estados
Unidos en busca de liderazgo mientras trabajamos juntos para hacer
frente a un desafío que amenaza la supervivencia y el bienestar de
nuestro planeta”, señaló.
“Presidente
electo Trump, apelo a usted, por el bien de la humanidad, a demostrar
ese liderazgo y a unirse a nuestra causa común”, invitó.
Traducido por
Verónica Firme
Fuente:
Tharanga Yakupitiyage, El costo de la inacción climática de EEUU sería muy alto, 24/11/16, Inter Press Service. Consultado 26/11/16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario