La tormenta del
martes mostró que cualquier inclemencia del tiempo se puede
transformar en una catástrofe. Las muertes evitables son crímenes
del estado.
por Carlos Asseph
Cuando el estado
tiene que desalojar un barrio pobre actúa con premura, cuando tiene
que perseguir a la juventud en los barrios se precipita y sobrexcitan
los comisarios, periodistas, curas y funcionarios criminales de toda
estirpe. Cuando se trata de humillar a las mujeres negándoles
atención especializada de salud de calidad en las maternidades,
hacer la vista gorda en los puestos de trabajo de los mineros que
viven como esclavos en verdaderos campos de concentración, o
descontar a los docentes por hacer huelga, el estado es una máquina
aceitada de mirar para otro lado, vigilar y castigar.
Pero cuando se
trata de prevenir las consecuencias lógicas de inclemencias del
tiempo propias de esta región como vientos fuertes, tormentas de
mucho volumen en poco tiempo acumulando gran cantidad de agua en
zonas sin obras públicas para encauzarlas, generalmente en los
barrios pobres, el estado se ausenta de manera criminal. El saldo del
viento del martes fué un jóven muerto.
La tragedia de El
Rodeo, totalmente prevenible, aún es tema de debate en la justicia
penal contra el entonces Gobernador Brizuela del Moral, de quien la
actual gobernadora fue socia. El alud pasó por arriba de una represa
que estaba mal hecha (y sobrefacturado), en un recital organizado por
la municipalidad con decenas de miles de espectadores, ninguno de
quienes fué avisado de lo que sucedía ni por una sirena. Más de 60
muertos. Un verdadero asesinato en masa. Actualmente impune.
Esta estafa se tiene que terminar con un verdadero plan de obras públicas controlado por los trabajadores y el pueblo, que termine con la desocupación, la pobreza, la corrupción y le ponga punto final a las muertes evitables provocadas por cada inclemencia del clima.
¿Habrá en
Catamarca un protocolo de emergencia por desastres naturales?
Un tornado pasó
cerca de la ciudad capital en Catamarca. Hubo un jóven muerto. Por
escasos metros la vida de miles estuvo en peligro y ninguno de
nosotros supo que hacer en ningún momento.
por Franco Lípari
En Catamarca no
hay un protocolo de emergencia por desastres naturales que sea
aplicable en toda la Provincia, donde las escuelas, defensa civil,
hospitales, sindicatos, bomberos, obras públicas y demás
reparticiones con simulacros de acción en el momento y caso
adecuado.
Ya hemos pasado
por un terremoto en 2004, varios aludes en Fiambalá y uno gravísimo
en el Rodeo y Siján, grandes inundaciones en Bañado de Ovanta,
ahora un Temporal de vientos huracanados y tierra. Por lo visto la
provincia no está preparada para nada del estilo, ni para
prevención, ni para recibirlo y mucho menos saber que hacer luego.
Este es un asunto
por demás importante para tratar en la agenda gubernamental. Debería
de ser algo que sea parte de la agenda annual en un debate público
abierto a los trabajadores y el pueblo. Que se capacite todos los
meses, así se abarca a la mayor cantidad de personas posibles y
sobre las posibilidades de diferentes desastres naturales.
Además debe
generarse un presupuesto específico para estas actividades y no
ajustarlo a la conveniencia, porque siempre es mas caro reparar que
preparar y prevenir. Otra vez nos quedamos cortos, ninguno de
nosotros supo que hacer en ningún momento.
Fuentes:
Carlos Asseph, Catamarca: la desidia del Estado y los desastres “naturales”, 06/10/16, La Izquierda Diario.
Franco Lípari, ¿Habrá en Catamarca un protocolo de emergencia por desastres naturales?, 06/10/16, La Izquierda Diario.
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