Organismos
internacionales se muestran preocupados por el desarrollo de la
guerra civil en Siria, que ya lleva su séptimo año, no solo por la
crisis de los refugiados, la mayor en 70 años, sino también por la
del deterioro ambiental.
por Darío
Brenman
Un
informe de la organización independiente holandesa PAX relevó las
implicancias que ha tenido la guerra de este país sobre todo en la
cuestiones ambientales ligadas a la salud pública. “Los incidentes
de contaminación en conflictos anteriores y el patrón de los
combates y la inseguridad en Siria indican que las amenazas
ambientales pueden ser generalizadas” señaló el autor del
informe, Wim Zwijnenburg. Toda la información relevada por esta
organización, se basó en imágenes satelitales, los medios de
comunicación y los informes de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU).
PAX
informó que el fuerte deterioro ambiental se dio en zonas con mucha
población, fábricas y obras de infraestructura esenciales, con el
riesgo consiguiente para la salud pública. Las estadísticas
indicaron que, hasta diciembre de 2014, 1.3 millones de casas (o un
tercio de todas las viviendas del país), fueron destruidas. Esta
problemática no solamente llevo al desplazamiento de millones de
civiles sino también que los escombros liberaran sustancias nocivas
como metales, bifenilos policlorados -más conocidos como PCB- y
amianto.
“Estas
toxinas, que también se liberan por el empleo de las armas, pueden
deteriorar la salud pública”, advirtió Zwijnenburg, recordando
también las consecuencias sanitarias que ocasionó la exposición a
los escombros tras los atentados a las Torres Gemelas del World Trade
Center en Nueva York, en septiembre de 2001.
En
este sentido, según los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades de Estados Unidos, aseguró que ”miles de personas que
estuvieron cerca o trabajaban en la torres gemelas durante el
atentado fueron diagnosticadas con cáncer”.
El
informe del organismo holandés dictaminó que ”los daños a la
infraestructura, como las refinerías de petróleo y las fábricas,
generan contaminación atmosférica e intoxican la tierra y el agua,
produciendo más consecuencias negativas para la salud a largo
plazo”.
Hay
que tener en cuenta que hasta septiembre del 2015, los bombardeos
aéreos de Estados Unidos y su aliados habían destruyeron 196
instalaciones petrolíferas en Siria. Los combates y los ataques
aéreos arrasaron gran parte de la infraestructura hídrica del país,
al destruir estaciones de bombeo y romper cañerías sin que los
trabajadores municipales puedan acceder a ellas para hacer las
reparaciones necesarias.
Uno
de los temas que más preocupa a los especialistas es la cuestión de
la falta agua y sus implicancias en la salud de la población. En
este país producto de los bombardeos que ocasionó graves roturas de
cañerías, conseguir este recurso es una odisea. “El agua potable
es una necesidad básica y un derecho fundamental, en Siria como en
cualquier otro lugar. Negarle el acceso al agua a la población civil
es una violación flagrante de las leyes de la guerra y debe cesar",
indicó Peter Salama ingeniero del Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (Unicef).
En un
comunicado de prensa, este organismo advirtió a las partes en guerra
“por sus ofensivas intencionales contra el suministro de agua, y
añadió que solo este año se registraron dieciocho cortes
deliberados de agua en Alepo”. Todo esto en un contexto donde las
temperaturas alcanzan los 40 grados agravando la situación de casi
cinco millones de personas que tienen que soportar largas
interrupciones a su abastecimiento de agua en los últimos meses.
Otros
de los temas que se denuncia es que muchas veces la búsqueda de agua
en los puntos de recolección, recae en los niños y niñas. “No
solo es una tarea agotadora, sino que es muy peligrosa en el país en
conflicto”. El organismo denunció que tres niños murieron en la
ciudad de Alepo en las últimas semanas mientras salieron a buscar
agua.
Otros
de los problemas es que, como el agua es un recurso escaso, y la
demanda crece día a día, los precios aumentaron hasta 3.000 % lo
que hace que las familias tengan aun más dificultades para obtener
este recurso imprescindible para la vida.
En
épocas de guerras las cuestiones ambientales no son tenidas en
cuenta. El colapso de las normas ambientales no se limita a la guerra
en Siria. “Desde la quema de los yacimientos petrolíferos en Irak
y Kuwait durante la Guerra del Golfo (1991) hasta el daño provocado
en las zonas industriales y mineras por el actual conflicto en
Ucrania, los combates armados le han cobrado un alto precio al medio
ambiente y la salud pública” informó PAX.
Un
ejemplo no muy difundido es que Irak después treinta años de
guerra, se transformó en uno de los países más contaminados del
mundo. En ese territorio existen altos niveles de radiación y de
otras sustancias tóxicas derivadas del uranio empobrecido que se
utilizó durante la Guerra del Golfo y la invasión de 2003, lo que
provocó el aumento de los defectos congénitos y de la incidencia de
cáncer.
El
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)
destacó el peligro que implican los efectos a largo plazo de las
guerras para el medio ambiente y la salud. Aunque este organismo
realiza evaluaciones ambientales luego de los conflictos para ayudar
a los gobiernos a trabajar con las consecuencias ambientales que
ocasionó guerra, “no existe un fondo específico que cubra esas
evaluaciones, hay que recaudar fondos para cada conflicto de los
donantes interesados” expresó el funcionario de Asuntos
Ambientales de la división Gestión Posterior a los Conflictos y
Desastres, Hassan Partow.
Asimismo
tras más de diez años de guerra en Liberia, PNUMA no logró el
dinero necesario que ayude a reconstruir la capacidad nacional para
la gestión de recursos y la gobernanza ambiental. "Sólo se
financió 37.5 % del programa, lo que obligó a la agencia de la ONU
a retirarse del país", recordó.
Del
mismo modo, el programa del PNUMA en Líbano para lidiar con el
exceso de residuos, después del breve pero devastador conflicto de
2006 con Israel, solo consiguió 40 % de los fondos necesarios.
El
informe de PAX pidió a todas las partes, en Siria y otros países,
que se tome en cuenta "las amenazas y reforzar la protección
del medio ambiente en situaciones de conflicto armado". También
solicitó la necesidad de reforzar “la recopilación y el
intercambio de la información ambiental para ubicar los puntos más
contaminados y mitigar los riesgos para la salud”.
Fuente:
Darío Brenman, Los problemas ambientales de la guerra en Siria, 10/09/16, La Izquierda Diario. Consultado 12/09/16.
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