por Aramís
Castro y Milagros Salazar
Lima/ Challhuahuacho,
4 sep 2016 (IPS). El nuevo gobierno de Perú afronta una herencia de
150 conflictos socioambientales vinculados a la industria extractiva,
en un listado donde destacan los reclamos de la población que
convive con el proyecto minero más grande de la historia del país:
Las Bambas.
La mina de cobre
a cielo abierto se emplaza en el distrito (municipio) de
Challhuahuacho, en el sureño departamento de Apurímac y es operada
por el gigante asiático MMG Limited, que encabeza la empresa estatal
china Minimetals Corporation y que invirtió en su primer proyecto en
América Latina más de 10.000 millones de dólares.
Perú, con una
economía donde la minería tiene un peso determinante, es el tercer
productor de cobre del mundo y el quinto de oro, y en Las Bambas, que
entró en operación en enero, se proyecta una producción inicial de
más de 400.000 toneladas anuales de concentrado cuprífero.
El conflicto tuvo
su momento más crítico en septiembre de 2015 cuando un
enfrentamiento entre pobladores y fuerzas policiales se saldó con
tres personas muertas y 29 heridas. El anterior gobierno de Ollanta
Humala (2011-2016) estableció entonces una mesa de trabajo para
atender las demandas de los pobladores.
El 22 de agosto
se realizó la primera reunión de esa mesa desde que el conservador
Pedro Pablo Kuczynski asumió la presidencia el 28 de julio.
“No queremos
conflictos. Pero si te doy la mina, también te doy condiciones”,
dijo a IPS el campesino Daniel Olivera, de la comunidad de Ccayao,
sobre las desatendidas demandas de las localidades del área de
influencia del yacimiento, con reservas de 7,2 millones de toneladas
métricas de cobre, además de molibdeno y otros minerales.
La mesa de
trabajo se instaló solo en febrero de este año, para avanzar en
cuatro temas: derechos humanos, ambiente, desarrollo sostenible con
inversiones a cargo del Estado y responsabilidad social empresarial.
El único
resultado hasta ahora, según los representantes de las comunidades
del entorno de la mina, de pobladores quechua, fue el establecimiento
de una indemnización para las familias de las tres personas muertas
en el enfrentamiento.
La nueva sesión
de la mesa, está prevista para el 7 de septiembre, cuando el
presidente del Frente de Defensa de los Intereses de la Provincia de
Cotatambas, Rodolfo Abarca, espera que se toquen “los temas de
fondo”, según dijo a IPS.
Los tres tajos de
la mina y las instalaciones para su tratamiento se ubican a 4.000
metros sobre el nivel del mar, en la cordillera de Los Andes, entre
las provincias de Cotatambas y Grau.
El Frente exige
un estudio independiente para esclarecer el origen del conflicto: las
modificaciones que aprobó el Ministerio de Energía y Minas (Minem)
al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto, realizadas sin
consultar a la población, pese su potencial efecto sobre las fuentes
de agua, los suelos y el aire.
El cambio más
polémico es el que se hizo 2013 en mediante un Informe Técnico
Sustentatorio (ITS), en el que las autoridades admitieron el traslado
de la planta de filtración, que separa el molibdeno y el cobre, de
Tintaya, en el vecino departamento de Cusco, a Fuerabamba, en
Cotabambas.
Ese cambio
implicaba la elaboración de nuevos estudios para medir el potencial
impacto ambiental en el nuevo emplazamiento pero en el ITS se
obviaron, advirtieron los ingenieros ambientales que revisaron el
expediente del proyecto de más de 1.500 folios con el equipo del
portal peruano de periodismo de investigación Convoca.
Mientras que para
el Minem y la empresa minera Las Bambas esas modificaciones eran
menores y de impactos “no significativos”, para los especialistas
representaban cambios significativos que exigían un mejor análisis.
El ITS forma
parte de los procesos de simplificación de requerimientos que aprobó
en 2013 el gobierno de Humala mediante el decreto 054-2013-PCM,
destinados a acelerar las inversiones privadas en el país.
Entre esas
simplificaciones está la de no exigir la participación ciudadana
para admitir cambios en los estudios ambientales, por suponer que
ellos modifican componentes auxiliares del proyecto o ampliaciones
para mejoras tecnológicas.
Los ingenieros
ambientales informaron a Convoca, según detallaron sus periodistas a
IPS, que en el caso de Las Bambas, el ITS se usó para justificar
modificaciones con rapidez, sin la elaboración de estudios
específicos que prevengan potenciales impactos ambientales y para
evitar la consulta a la población.
El ITS también
abrió el camino para que los minerales ya no tengan que
transportarse por un mineroducto, una gran tubería que protegía el
traslado de los metales, sino mediante camiones, que desde enero
levantan una gran polvareda que agita el reclamo de la población.
La compañía
argumentó por correo electrónico a Convoca que utilizan
“contenedores sellados” y riegan el camino antes de que los
camiones transiten.
Con la
eliminación del mineroducto también se sepultaron las expectativas
de los pobladores de las 20 comunidades campesinas y otras cuatro
pequeñas localidades de cuatro distritos (municipios), que esperaban
alquilar o vender las tierras que recorrería la tubería que
figuraba en el EIA original.
La decisión “nos
ha caído como un balde de agua… Es muy triste”, agregó Olivera,
cuya comunidad está en el área que iba a atravesar el mineroducto.
Para los
ingenieros ambientales debió hacerse un estudio del impacto
ambiental que generaría el transporte de los minerales en camiones y
no por una tubería protegida.
También
aseguraron que era necesario un estudio de impacto a la salud por el
traslado de la planta de filtración “dado que se procesará y
producirá además de cobre, el molibdeno que es dañino a la salud
humana”, porque genera disfunciones en el higado y tipos severos de
artritis.
El Minem afirmó,
también por correo electrónico, que esta reubicación “de la
planta de molibdeno, así como el área de filtro y el almacén de
concentrados”, calificaban para un ITS porque mantiene el plan de
manejo aprobado para la planta.
Además, aseguró,
se redujo el área de influencia del proyecto y se aprobó recircular
el agua del proceso minero, “convirtiéndose esto último en una
mejora”.
La empresa señaló
que antes de presentar su informe, “procedió a identificar y
evaluar los impactos que se generarían en cada caso” y que “no
serían significativos”.
En su discurso de
juramentación, el presidente Kuczynski indicó que exigiría el
cumplimiento de toda norma ambiental y respetaría la opinión de
todos los ciudadanos respecto al impacto de un proyecto.
Pero el
exviceministro de Gestión Ambiental, José de Echave, recordó a IPS
que “no hay mecanismos de participación ciudadana”, pese a que
la población no está en contra del proyecto.
Según la
Defensoría del Pueblo, existen 211 conflictos sociales abiertos en
Perú, de los cuales 150, equivalentes a 71 por ciento, tiene como
epicentro el territorio donde se desarrollan proyectos extractivos e
incluyen un componente ambiental.
De Echave señaló
que el gobierno deberá identificar estrategias para monitorear los
conflictos sociales y manejarlos a través del diálogo con las
instituciones del Estado.
El acceso a la
tierra también está detrás del conflicto social en Las Bambas.
Hay 16 familias
del caserío Taquiruta, dentro del pueblo de Fuerabamba, que viven a
pocos metros del centro de operaciones de Las Bambas y que se
resisten a abandonar sus casas y sus parcelas hasta que la empresa
les remunere con lo que ellos consideran “justo”. Los minerales
están en bajo el terreno de sus viviendas.
Ellos son los
únicos que hasta ahora no se fueron. Desde hace algo más de dos
años, más de 400 familias fueron reubicadas en un nuevo
asentamiento, a media hora de la comunidad, bautizado como Nueva
Fuerabamba.
De Echave
consideró que el gobierno debe implementar una ley de reordenamiento
territorial sostenible para prever potenciales conflictos por el
acceso a los recursos naturales.
Con la
colaboración de Alicia Tovar (Lima).
Editado por
Estrella Gutiérrez
Fuente:
Aramís Castro, Milagros Salazar, Conflicto en mayor proyecto minero de Perú recibe a nuevo gobierno, 04/09/16, Inter Press Service.
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