Ayer se conoció
la noticia de la clausura de la planta. Allí, en un predio rodeado
por barrios, se producen pesticidas altamente contaminantes, como el
glifosato. La Izquierda Diario dialogó con Walter Fernando Ibarra,
referente de la ONG “Protección Ambiental del Río Paraná”, que
impulsa los reclamos hace ya doce años.
Luego de dos años
de incumplimiento de la clausura de la planta, el Juez Facundo Puente
ordenó un allanamiento en la planta que constató que arroja
contaminantes al Río Paraná y extrae sin habilitación agua de las
napas, resolviendo la clausura del sector de Atrazina, como así
también el ingreso y egreso de camiones con material contaminante.
Walter plantea
que se logró la clausura luego de presentar un amparo. “Atanor
tiene varias causas penales que hoy son federales, porque según la
ley 24051 de Residuos Peligrosos le competen a la justicia federal. Y
la contaminación sobre el Paraná, que es un río interprovincial,
también es una causa federal. La clausura es por un amparo
provincial que interpusimos ante la empresa para que cesen de arrojar
desechos químicos contaminantes al río y para que dejen de extraer
agua de las napas. Tuvimos que recurrir a la cámara de Rosario
porque acá todos se declaran incompetentes y se tiran la pelota unos
a otros. La cámara resolvió que Atanor fuera clausurada, pero hace
dos años que viene funcionando igual a pesar de la clausura y nadie
hizo nada para que no siguiera así.
Ahora en el
juzgado penal número 1 de San Nicolás pusieron un nuevo juez que no
es de la ciudad, el doctor Facundo Puente. Nosotros entendemos que no
está “contaminado”, porque todos los jueces y políticos de la
ciudad son amigos o parientes. Este juez vino y sin avisar a nadie
hizo un allanamiento en la empresa con gendarmería, prefectura y
policía. Ahí constataron que Atanor seguía incumpliendo la
clausura desde hace dos años, arrojando efluentes al río y sacando
agua de las napas. Entonces clausuró la planta de Atrazina, que es
la que más agua consume, hasta que Atanor cumpla con todas las
reglamentaciones y vea de qué forma va a producir. También instruyó
que gendarmería y policía vean que se cumpla la clausura e informen
una vez por semana. Prohibió también la entrada y salida de
camiones que vengan de la planta de Munro, porque de allá traen
aguas fenólicas que acá las tiran al río”.
“Falleció de
cáncer de pulmón con sólo 6 años”
La planta de
Atanor está ubicada frente al barrio Química. El relevamiento que
realizaron vecinos y organizaciones ambientalistas muestra que, la
del barrio, es la farmacia que más medicamentos oncológicos vende
de toda la ciudad. Y que son cientos las muertes por enfermedades
relacionadas. A metros de las casas y los patios, en la planta no
solo se tratan sino que también se entierran productos cancerígenos.
Según estudios de la Universidad Tecnológica Nacional y la
fiscalía, son altamente contaminantes, peligrosos y explosivos.
Walter explica
que en el barrio “hay 200 muertes relacionadas que hemos
denunciado, además de los enfermos. Incluso hemos denunciado que hay
trabajadores de la empresa con pólipos de garganta, de vejiga, que
han perdido un riñón, con problemas de corazón, con asma y
distintas clases de problemas de salud. Hace un mes falleció una
chica del barrio. Tenía 6 años y la familia vive justo enfrente de
la fábrica. Falleció de cáncer de pulmón, con sólo 6 años. Eso
es lo que pasa todo el tiempo; no puede ser que la gente se esté
muriendo y los fiscales, los jueces miren para otro lado. El mismo
intendente de la ciudad, que es médico y que fue ministro de Salud,
sabe de esta situación. Pero hace un año propuso un convenio con la
fábrica para hacer una plaza enfrente, en terrenos que están todos
contaminados! Son lo mismo, justicia y el municipio responden a las
empresas”.
Contaminación
del medio ambiente: una práctica empresarial protegida por el poder
político y la Justicia
Walter plantea
que Atanor no es una excepción. Que todas las grandes empresas
evitan tratar los procesos y residuos para abaratar costos,
contaminando y dañando la salud de los trabajadores y el pueblo.
Enumera los nombres de las principales empresas, poniendo sobre la
mesa la íntima unión entre producción capitalista y destrucción
del medio ambiente: Siderar, la Central Térmica / AES, Carboquímica,
Prochem BIO, Motomel, Acindar.
“Todas la
empresas incumplen. Motomel contamina con cobre y zinc el Arroyo del
Medio. Carboquímica arroja alquitrán de hulla y antraceno el río
Paraná. AES contamina con químicos la toma de agua. Siderar arroja
laminillo al arroyo Ramallo… Es más; todas las empresas del parque
Comirsa arrojan sus desechos a un caño que va al río Paraná y al
arroyo Ramallo sin ningún tratamiento. Y todo esto lo sabe la
justicia y el poder, pero nadie hace nada. Nosotros entendemos que
son todos corruptos; si no, no podrían hacer esto. Por eso estamos
contentos porque esto puede sentar un precedente. No queremos cerrar
fábricas, pero no puede ser que las empresas ganan millones de
dólares a costa de la salud del pueblo. Nosotros sabemos que se
puede trabajar bien. Atanor no tiene por qué enterrar productos
químicos, los tiene que mandar a tratar. Pero ¿qué pasa? eso sale
mucho dinero, entonces lo hacen enterrar y se quedan ese dinero”.
Por denunciar
esto, Walter plantea que han sido perseguidos. “Nos han hecho
causas penales a cada uno de nosotros que no pudieron demostrar. Nos
amenazaron, nos cruzaron autos. En la UFI n.º 6 me iniciaron una
causa por coacción agravada que tuvieron que archivar, porque no
podían probar nada. Y hemos tenido que denunciar a los directivos de
los organismos de control del agua y del Organismo Provincial para el
Desarrollo Sostenible (OPDS) por incumplimiento de deberes públicos,
porque durante años convalidaron todo lo que hicieron estas
empresas”.
Para cerrar,
señala que la lucha permitió romper el cerco de protección. “Estos
12 años muestran que se puede; con la constancia y el esfuerzo, se
puede; no hay que claudicar en la lucha porque la única batalla que
se pierde es la que se abandona. No hay que tenerles miedo. Hemos
denunciado fiscales, a los directivos de los entes reguladores, a las
multinacionales y a las empresas más grandes de la ciudad; con la
verdad y la honestidad hemos ido siempre. Nos quieren callar, que
tengamos miedo, pero no se dan cuenta que esto nos hace más fuerte.
Y hoy salimos a gritar que Atanor tiene contaminantes enterrados y no
nos pueden decir nada, porque es verdad. Y la clausuraron porque
teníamos razón”.
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Fuente:
Clausura de Atanor en San Nicolás por contaminación, 07/09/16, La Izquierda Diario. Consultado 07/09/16.
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