La Provincia
dictó una nueva norma, que agrega más elementos por analizar para
que sea apta para consumo. Agroquímicos, las toxinas que producen
las algas, el uranio y otras sustancias se han sumado a la lista, que
fue revisada.
por Fernando
Colautti
Córdoba tiene,
desde esta semana, nuevos parámetros para medir qué condiciones
debe reunir el agua de consumo para ser potable. La nueva
reglamentación garantizará un acceso más seguro al más vital de
los servicios, si es que los controles que impone la hacen
efectivamente cumplir en todo el territorio provincial.
La novedad es que
se han fijado topes más restrictivos para ciertas sustancias que
puedan estar presentes en el agua, y se agregó la obligación de
medir otras, hasta ahora no contempladas, como 12 agroquímicos de
uso rural frecuente, más minerales como el uranio, o las
cianotoxinas que generan las algas en embalses con deterioro
ambiental, como el San Roque.
La norma no prevé
por ahora modificar el criterio respecto del arsénico, el elemento
que más complica la provisión de agua potable en esta provincia.
Qué cambia
La resolución
174 del Ministerio de Agua, Ambiente y Servicios Públicos fue
publicada ayer en el Boletín Oficial. Actualiza y amplía la que
regía desde 1993.
La redacción fue
fruto de una comisión interdisciplinaria, coordinada por la
Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia, con la
participación de especialistas de las universidades Nacional,
Católica y Tecnológica, médicos de hospitales provinciales,
representantes del Instituto Nacional del Agua y profesionales de los
ministerios de Salud y Agricultura de Córdoba. También participaron
integrantes de la empresa Aguas Cordobesas y del Foro Ambiental
Córdoba.
Fue esta
organización ambientalista la que desde 2007 acumuló siete pedidos
a la Provincia para que se actualicen los criterios para considerar
el agua como apta para consumo humano. Finalmente, en 2014, el
ministro Fabián López decidió admitir la propuesta y creó la
comisión.
Criterios
Cristian Tosco,
médico e investigador especialista en Ecotoxicología, integró la
comisión técnica en representación del Foro Ambiental Córdoba.
“Fue un interesante ejercicio multidisciplinario, con conclusiones
consensuadas”, marcó. “Se tomaron como guía las recomendaciones
de la Organización Mundial de la Salud, para fijar los nuevos topes
y elementos”, apuntó.
La resolución
fija, para cada sustancia, un límite tolerable (LT) y un límite
aconsejable (LA). “Tolerable es la meta actual; aconsejable es la
meta por alcanzar”, marca el texto. Además, para varios casos ya
anticipa reducciones de esos topes para aplicar dentro de cinco años.
Entre los
elementos cuya presencia deberá medirse aparecen aluminio, hierro,
cloruros, nitratos, arsénico, flúor, cromo, plomo, cadmio,
mercurio, uranio y clorofenoles, entre otros, además de sustancias
que impacten en color, sabor y dureza del agua.
La resolución
también suma una lista de herbicidas y pesticidas de uso rural, como
cipermetrina; endosulfán; glifosato; 2,4D; benzopirenos; malation, y
clorpirifos, entre varios más.
Mantiene la
tolerancia cero en parámetros microbiológicos, para bacterias como
coliformes, Escherichia coli, seudomonas, clostridium y otras. A la
vez, agrega a la lista un tope para cianotoxinas, que genera el
exceso de algas en varios embalses.
Desafío
La norma también
precisa las técnicas de laboratorio y muestreos por desarrollar para
medir la presencia de cada sustancia. El criterio es de aplicación
para todo el territorio provincial.
Uno de los
interrogantes que genera es que para garantizarles a todos los
cordobeses la misma calidad del agua que consumen se exigen estudios
de laboratorio que demandan el uso de cierta tecnología, ausente en
la mayoría de los pueblos y ciudades del interior. Del modo en que
se faciliten y, a la vez, se exijan esos controles, dependerá el
nivel de cumplimiento real.
Será el Ersep
(Ente Regulador de Servicios Provinciales) el encargado de monitorear
que los nuevos derechos que implica la norma para los usuarios no
queden sólo escritos como una mera expresión de deseos.
Retoques y
agregados
Agroquímicos.
Casi ninguno se exigía medir en los análisis de agua potable.
Ahora, por ejemplo, el límite tolerable será 50 microgramos por
litro en cipermetrina, 20 en endosulfán, 10 en pentaclorofenol y 30
en 2,4D. Para glifosato, el herbicida de mayor uso rural, el tope es
de 280 microgramos por litro. Según el Foro Ambiental, en Estados
Unidos ese límite es de 700.
Inorgánicos. En
arsénico se mantiene el tope de 50 microgramos por litro, para cromo
es 50 y para plomo el tope es 10. En flúor, se bajó ahora a 1,7
miligramos por litro y en nitratos más nitritos, a 45 miligramos.
Otros. Para
aluminio y hierro se tolera hasta 0,20 microgramos y en loruros hasta
400, entre otros elementos de la lista.
Bacterias. Sigue
siendo cero la tolerancia en todos los parámetros microbiológicos.
Sin variantes en
los topes admitidos para el arsénico
El arsénico es
el principal enemigo que enfrenta Córdoba para entregar agua potable
a sus habitantes. Está presente en las napas de un tercio del
territorio provincial.
El arsénico es
el principal enemigo que enfrenta Córdoba para entregar agua potable
a sus habitantes. Está presente en las napas de un tercio del
territorio provincial, donde el recurso llega mediante largos
acueductos. El arsénico está catalogado como cancerígeno, por lo
que el consumo de agua con su presencia sobre cierto rango representa
un serio riesgo sanitario.
El tope tolerable
fijado para Córdoba no cambia con esta nueva resolución. Sigue
establecido en 50 microgramos por litro, aunque la norma aclara que
se trata de “un valor provisorio, por falta de estudios
epidemiológicos, que están en curso, y por estar presente
naturalmente en altas concentraciones en cursos y napas de agua”.
El Código
Alimentario Nacional fija desde hace varios años un límite de 10
microgramos por litro, inferior al de Córdoba.
Cristian Tosco,
médico toxicólogo que participó de la comisión técnica, evaluó
que hasta la Organización Mundial de la Salud “tiene dudas”
sobre el límite que debería fijarse. Apuntó que se decidió
conservar el existente hasta que estudios en marcha arrojen “mayores
certezas”.
Aunque nadie lo
cite abiertamente, y más allá de la discusión científica, para
Córdoba reducir el tope de arsénico a 10 microgramos implicaría
que el agua que se entrega hoy en muchas regiones no pueda ya
calificarse como potable.
Tritio
La norma no
incluye ningún control sobre radiactividad en el agua. “La duda es
nueva, y podría contemplarse en el futuro, en la nueva revisión por
hacer en cinco años”, acotó Tosco.
En el caso del
lago de Embalse, entidades ambientalistas apuntan que la
documentación oficial reconoce vestigios de tritio en el agua, por
la actividad de la central nuclear allí instalada. Según el
reciente estudio de impacto ambiental de esa usina, esa presencia
está muy por debajo de lo aconsejado por las normas internacionales.
Fuentes:
Fuentes:
Fernando Colautti, Para que sea potable, el agua debe rendir más exámenes, 11/08/16, La Voz del Interior. Consultado 11/08/16.
Sin variantes en los topes admitidos para el arsénico, 11/08/16, La Voz del Interior. Consultado 11/08/16.
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