La detención de José López expuso la corrupción de una sistema de gestión de la obra pública que no se circunscribe al kirchnerismo. Un caso en Calamuchita con una obra de control de inundaciones.
por Cristian
Basualdo
La fría
madrugada del 14 de junio de 2016, el ex secretario de Obras Públicas
de la Nación, ingeniero José López, estacionó el auto frente a un
monasterio de General Rodríguez, en cuyo interior dormían 3 monjas
solamente. Tocó timbre, no le abrieron la puerta; entonces revoleó
unos bolsos e ingresó al predio. Al 911 llamó Jesús, un vecino, y
4 policías se acercaron al lugar. El ex secretario les ofreció unos scones y luego una coima. Los policías se negaron en ambas
oportunidades.
En los bolsos
había casi 9 millones de dólares, 6 relojes de lujo y una
ametralladora Sig Saguer lista para disparar. El monasterio Nuestra
Señora de Fátima tenía unas bóvedas ocultas debajo del altar con
un sistema de vigilancia electrónica. Actualmente José López está
detenido, y lo defiende una abogada cantante de cumbia, que
acostumbra publicar fotos hot y piensa participar en el programa
televisivo "Bailando por un Sueño".
Mark Twain dijo
que la verdad es más extraña que la ficción, porque la ficción
está obligada a atenerse a las posibilidades; la verdad no. El caso
de José López puso en evidencia la corrupción en la obra pública
de la última década. Que no difiere demasiado de otras épocas y
otros gobiernos.
El otro López
Resulta una obviedad señalar que el gobierno Nacional necesita el concentimiento de las jurisdicciones donde planea ejecutar una obra. Si hubo corrupción, su sombra cae también sobre los gobiernos Provinciales y Municipales, además de las empresas constructoras; por acción, por omisión, por haber visto, por haber callado.
En el acto del
día de la bandera, el gobernador Schiaretti dijo que el episodio de
José López: "Hiere de muerte lo que queda del kirchnerismo".
Al ser consultado si Unión por Córdoba (UpC) había tenido alguna
relación con López y su superior, el ministro de Planificación
Federal, Julio De Vido; el gobernador lo negó: "Con el
kirchnerismo sufrimos un cepo institucional prácticamente no hubo
relación".
El poder muestra
y esconde, y se revela a sí mismo tanto en lo que exhibe como en lo
que oculta. No es oportuno para el gobernador mencionar que su
ministro de Agua, Ambiente y Servicios Públicos, ingeniero Fabián
López, fue un alto funcionario kirchnerista. Efectivamente, entre
2006 y 2012, Fabián López ocupó el cargo de subsecretario de Recursos Hídricos
de la Nación, dependiendo directamente de José López.
Una advertencia
de las Sierras Chicas
La madrugada del 24 de noviembre de 2009 un alud de barro y rastrojos arrasó los barrios del sur de la localidad de Embalse; las Sierras Chicas advirtieron las consecuencias de su deterioro. "Como la ciudad no cuenta con desagües en buen estado el agua se metió en muchas viviendas hasta el techo", declaró el intendente, Federico Alesandri, al malogrado diario La Mañana de Córdoba.
Daños en una vivienda del barrio Escuela, en Embalse el 24 de noviembre de 2009. Nótese la altura que alcanzó el agua |
La Municipalidad
de Embalse contrató los servicios de un consultor privado
recomendado por la ex DiPAS (actualmente Secretaría de Recursos
Hídricos y Coordinación), que realizó un estudio hidrológico
identificando claramente las causas de la problemática. Entre otras
señaló al cambio de uso del suelo en la cuenca alta, de bosque
nativo a uso agropecuario y el aumento de la superficie
impermeabilizada dentro de la localidad.
Desde un primer
momento, las autoridades embalseñas junto a los directores de la ex
DiPAS, se enfocaron en la obra de ingeniería como ícono máximo
de intervención. Con el objetivo de solicitar una cifra millonaria
al Estado Nacional, los famosos "fondos K" que en ese
entonces ya eran muy conocidos. Así nació el "Proyecto de obras de manejo y control de las escorrentías superficiales que afectan a la localidad de Embalse". Cuya tramitación en la ex
DiPAS estuvo plagada de irregularidades.
Un coeficiente
"K" elevado
Cuando el intendente de Embalse solicitó financiación al Ministerio de Planificación Federal, no sabía que la ex DiPAS le había entregado solo una parte del proyecto. El 9 de noviembre de 2010, Federico Alesandri y Fabián López firmaron un convenio por un monto de unos 19 millones de pesos. La cláusula décimo tercera estipulaba que debía ser ratificado por el secretario de Obras Públicas, José López.
A la semana
siguiente, el Estado Nacional informó a la Municipalidad de Embalse
que debía remitir los estudios básicos y la memoria de cálculo
estructural, pliegos de especificaciones técnicas generales, etc.
También pidió corregir el coeficiente "K" para aplicar al
"costo- costo" de 1,72, el cual resultaba elevado.
El tiro de gracia
vino por el lado de la Secretaría de Ambiente provincial: como la
Municipalidad de Embalse no acreditó el dominio de los predios donde
se proyectaron las obras, se quedó sin Estudio de Impacto Ambiental para las lagunas de retardo. En resumidas cuentas: las autoridades
locales y los directores de la ex DiPAS, presentaron un proyecto tan
flojo de papeles, que el corrupto José López no se animó a ratificar.
Con el naufragio
del convenio y las elecciones de 2011 a la vuelta de la
esquina, Alesandri levantó una laguna de retardo trucha y continuó
anunciando las obras. Por su parte el Concejo Deliberante promulgó
una ordenanza creando una partida presupuestaria denominada "Lagunas
de retardo", y otra disponiendo la apertura de la licitación pública para la contratación de las obras. Finalmente, con fondos
propios la Municipalidad de Embalse realizó el terraplenamiento de uno de los 12 reservorios proyectados.
Única obra ejecutada: El terraplén del reservorio nº 7, se distingue el precario descargador de fondo que no responde a las especificaciones originales del proyecto |
En los círculos
de poder los productores del discurso oficial elaboran estrategias
basadas en las creencias de los gobernados. Los problemas ambientales
se tratan anunciando obras que, aunque no se concreten, su sola promesa hace más llevaderas las penurias presentes.
Tomemos por ejemplo la crisis hídrica de 2011 y el anuncio por parte
del gobernador Schiaretti de un canal que iba a traer agua del río
Paraná. Después que importa el después, cuando las obras brillan
por su ausencia se recurre a la falacia narrativa, una interpretación
retrospectiva para reducir las incertidumbres futuras.
Al fin y al cabo,
la mala política solo necesita que el electorado crea una promesa,
la última, y olvide las anteriores. Después del alud de 2009, el
casco urbano de Embalse sufre una inundación por año. Alesandri
acusó a la oposición kirchnerista de negarle los fondos para las
lagunas de retardo. Una falacia narrativa que hubiera servido si no
fuera que el mismo Alesandri se pasó a las filas del kirchnerismo antes de las
últimas elecciones presidenciales.
61,8 metros
cúbicos por segundo
La crisis hídrica que afectó a la provincia de Córdoba en 2011, así como las inundaciones de Villa María y Villa Nueva por la crecida del río Ctalamochita en 2014, o los aluviones en la vertiente oriental de las Sierras Chicas en 2015; tienen como denominador común la ausencia del Estado, de sus funciones de control.
La Dirección
Provincial de Hidráulica fue una institución señera, que
implementó las políticas hídricas, proyectó y construyó las
obras hidráulicas, que hicieron de Córdoba una gran provincia.
Desde hace décadas sufre una irreversible decadencia. Vale la pena
repasar los sucesivos cambios de nombre de la institución: Empresa
Provincial de Obras Sanitarias (EPOS), Dirección de Agua y
Saneamiento (DAS), Dirección Provincial de Agua y Saneamiento
(DiPAS), Subsecretaría de Recursos Hídricos y Secretaría de
Recursos Hídricos y Coordinación.
Me dirán que los
cambios de nombre son irrelevantes, pero no es así. Detrás de la
bruma vino la pérdida de la autarquía económica, la disminución
del personal especializado, la privatización del servicio de agua,
la desactivación de sus funciones de control y la relación
incestuosa con algunas consultoras privadas.
Los caudales generados por las subcuencas de aporte a la localidad de Embalse el 24 de noviembre de 2009, fueron de una magnitud importante, alcanzando los 61,8 metros cúbicos por segundo, un caudal tres veces mayor al del río Ctalamochita.
Cuando Fabián
López ocupaba la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación,
quien suscribe estas líneas le informó acerca de la vulnerabilidad
a las inundaciones de la localidad de Embalse. En la nota de respuesta se lee: "De acuerdo a un principio de raigambre
constitucional (artículo 124 de la constitución nacional), el
recurso hídrico, en tanto recurso natural, pertenece al dominio de
las provincias y por lo tanto corresponde a esa jursidicción proveer
a la solución de los problemas descriptos".
Desde diciembre de 2013 Fabián López es el ministro de agua cordobés y no provee tal
solución.
Inundación en la rotonda del Monolito, pleno centro de Embalse, el 26 de enero de 2015 |
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