La gigantesca
laguna viene subiendo de nivel. En un área puntual se ha vuelto a
pescar. El grado de salinidad es la clave. Miramar observa de reojo
el aumento de agua, que a fines de los ’70 dejó media ciudad
inundada.
por Fernando
Colautti
Miramar. La
quinta laguna salada más grande del mundo va y viene. Sube y baja, a
través de los siglos. Ahora, la cordobesa Mar Chiquita está en
etapa de “engorde”, de la mano de las lluvias que en los últimos
tres años han sido superiores a lo habitual. Ese fenómeno se hace
visible en Miramar, la única localidad costera, donde el agua se
aproxima a la nueva costanera.
A más agua,
menor salinidad. Esos cambios generan efectos: uno es la reaparición,
por ahora sólo incipiente, del pejerrey, un pez que durante las
décadas de 1980 y 1990 generó un gran atractivo para pescadores
deportivos y comerciales.
En Miramar
observan la novedad de reojo: para que abunde el pejerrey “la mar”
debe tener tanta agua como para ocupar las playas que esa localidad
recreó para el turismo recreativo.
Lo cierto es que
en un sector ha vuelto a pescarse pejerrey. Se trata de la zona
conocida como Laguna del Plata, una especie de golfo donde la
desembocadura del río Suquía aporta agua dulce y en la que siempre
se mantuvo latente esa especie. El año pasado empezaron a verse
pejerreyes y se prohibió la pesca. En el resto de la laguna ni valía
la pena prohibirla: no existían.
Días atrás, la
Secretaría de Ambiente de Córdoba resolvió levantar la veda en esa
zona, cercana a las localidades de La Para y Marull, donde décadas
atrás florecieron los campings para pescadores. Como se ha
registrado una mayor presencia del pez, se permite ahora la pesca
deportiva, mientras sea con caña (sin redes), con carné habilitante
y sólo en horario diurno.
Desde Ambiente se
aclaró que se trata de “una prueba piloto” para ir midiendo la
evolución en esa área y que desde fines de agosto y durante
septiembre y noviembre volverá la veda para proteger el periodo de
desove.
Víctor Piana,
secretario de Obras de La Para, contó que en 2014 ese municipio hizo
una “siembra” masiva del pez para probar suerte. “Y en 2015
vino esa creciente enorme del Suquía. Entre una cosa y otra empezó
a pescarse de nuevo”, indicó. “Hacia nueve años que había
desaparecido. Ahora se ven pescadores todos los días y está bueno;
el tema es poder controlar que no aparezcan las redes que depredan”,
advirtió.
El que más sabe
El doctor en
biología Enrique Bucher lleva décadas investigando la laguna, sobre
la que ha escrito libros y desarrollado numerosos trabajos
científicos. “Hoy está en unos 45 gramos de sal por litro de
agua. En el último verano estaba en 55. Cuando menos agua tuvo, hace
100 años, llegó a los 320 gramos. Y cuando más creció se llegó a
medir apenas 25”, graficó Bucher sobre los cambiantes niveles de
salinidad. Para comparar, los océanos en promedio tienen unos 32
gramos por litro.
Respecto de si el
actual nivel de sal permite avizorar la reaparición del
pejerrey, el científico señaló que “si en los meses
siguientes entra más agua, es probable”. Precisó que para la
proliferación del pez haría falta que baje de los 40 gramos por
litro y por mucho tiempo.
“Ahora puede
haber en las desembocaduras de ríos, de donde nunca se fue del
todo. Pero para que se extienda, como ocurrió décadas atrás,
depende de que llueva más y crezca la laguna”, remarcó. Además,
para una presencia extendida harían falta varios años de muy alto
nivel.
Según Bucher, a
la laguna le faltan hoy más de dos metros para igualar la
crecida de 2003, la mayor que se recuerde, superior incluso a la
que a fines de la década de 1970 dejó bajo agua a media Miramar. En
los últimos años, en esa localidad se construyó una nueva defensa
sobre la linea de costanera, que -se supone- no debería ser
sobrepasada por la mayor creciente posible.
En las décadas
de 1980 y 1990 la presencia del pejerrey atraía a miles de
pescadores y hasta generó emprendimientos de pesca comercial. Ese
proceso se dio a la vez que en Miramar el turismo había
desaparecido.
Lo bueno para la
pesca es lo temido por los vecinos
“Lo que es
bueno para el pejerrey suele ser malo para Miramar”, sintetiza Juan
Cienzia, presidente de la Asociación de Amigos del Museo de Ciencias
Naturales de Miramar.
De ese modo,
reflejó la impresión en ese pueblo que espera que “la mar” no
se aleje mucho de su costanera, pero tampoco que inunde sus playas.
Miramar renació
en la última década como centro turístico luego de la debacle por
las inundaciones de 40 años atrás. Según contó, no se ve por
ahora movimiento de pescadores, “salvo en la Laguna del Plata,
cerca de La Para, donde hay agua dulce del río y además sembraron”.
“Para que haya
más pejerrey en toda la laguna haría falta aún más agua, pero en
Miramar esperamos que eso no ocurra”, señaló.
Fuente:
Fernando Colautti, La Mar Chiquita no para de crecer, ¿volverá el pejerrey a sus aguas?, 17/07/16, La Voz del Interior. Consultado 18/07/16.
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