Las especies
invasoras y la acumulación de plásticos, las principales amenazas. El Mediterráneo es un mar casi cerrado, aislado, una
característica que es fuente de singularidad y de riqueza de
especies, pero que también supone su propio talón de Aquiles porque
es causa de vulnerabilidad ante la actividad humana, las especies
invasoras o la contaminación.
por Noemí G. Gómez
Situado entre
tres continentes, Europa, África y Asia, el Mar Mediterráneo ocupa
solo el 1 % de la superficie global, pero alberga en torno al 10 % de
la población costera global y soporta el 7 % del tráfico marítimo.
A estas amenazas
se suma el cambio climático para alterar sus condiciones físicas o
químicas.
Y es que si bien
la mayor parte de los océanos y mares están aumentando su
temperatura, el aislamiento del Mediterráneo limita la posibilidad
de migración latitudinal de sus especies en busca de condiciones más
favorables, como está ocurriendo en océano abierto.
Por eso, y por el
enorme valor ecológico y socio-económico de este mar hay que aunar
esfuerzos en la región mediterránea, señaló a Efe Andrés Cózar,
del Campus de excelencia internacional del mar de la Universidad de
Cádiz (sur de España).
MedCOP Clima
Esto es
precisamente el objetivo del MedCOP Clima, el foro mediterráneo del
clima, que se celebra hoy y mañana en Tánger, donde 2.000 expertos
y representantes políticos y de la sociedad civil hablan de cambio
climático, pesca, biodiversidad, innovación o energías limpias.
El objetivo es
conseguir una sola voz para luchar contra la vulnerabilidad climática
de la región.
Especies
invasoras
Cózar explicó
que el carácter semi-cerrado del Mediterráneo es “un arma de
doble filo”, porque le confiere especial singularidad ecológica
pero también lo hace especialmente vulnerable a las amenazas
ambientales.
Amenazas hay
varias, señala a Efe este científico vía conversación telefónica,
pero en la actualidad quizás una de las más nocivas es la de las
especies invasoras.
Un estudio de la
Universidad de Gotemburgo en Suecia de hace unos años cuantificaba
en más de 900 las nuevas especies marinas foráneas -incluyendo el
pez globo venenoso- encontradas en los ambientes costeros del
Mediterráneo oriental, recuerda Cózar.
Según la IUCN
(Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), en la
lista negra de especies invasoras hay algas (como la “Caulerpa
racemosa”), moluscos, crustáceos (como el “Marsupenaeus
japonicus” o langostino tigre japonés) y multitud de peces.
Para Cózar, esta
es una de las amenazas del Mediterráneo “más preocupantes”
porque la entrada y expansión de especies foráneas que se está
dando en los últimos años tiene efectos “dramáticos” para un
ecosistema único como el Mediterráneo, construido sobre su largo
aislamiento.
Acumulación de
plásticos
El plástico es
otra de ellas: en su superficie las concentraciones son tan altas
como las halladas en la acumulación de basuras del Pacífico Norte.
El Mediterráneo
acumula únicamente en sus aguas superficiales miles de toneladas de
plástico, debido en parte a la limitada capacidad de dispersión de
la basuras que le llega desde costas y el tráfico marítimo.
Estos resultados
se publicaron el pasado año en la revista Plos One, en un artículo
que, entre otros, firmó Cózar.
En él, sus
autores advertían de que los efectos por contaminación de plásticos
en la vida marina y en el hombre podrían ser especialmente
relevantes en esta región y pedían acciones urgentes.
Aunque se han
encontrado desechos de plástico en estómagos de pequeños peces,
aves, tortugas y cachalotes, Cózar afirma que aún desconocen las
consecuencias que esta contaminación puede llegar a provocar.
Una única voz,
clave para atajar la vulnerabilidad climática del Mediterráneo
La MedCOP de
Tánger se celebra a medio camino entre las dos cumbres mundiales del
clima (París y Marrakech).
por Noemí G. Gómez
El Mediterráneo será una de las regiones que mayor impacto recibirá del calentamiento global y por ello es necesario pasar a la acción, aunar esfuerzos y conseguir una agenda común para cumplir con los compromisos internacionales.
Esta es una de
las conclusiones del MedCOP clima, el foro euromediterráneo contra
el cambio climático, que celebra su segunda edición en Tánger con
la participación de casi 2.000 expertos, representantes políticos y
de la sociedad civil de la región.
Este segundo
MedCOP Clima -el primero fue en Marsella el pasado año- dura dos
días y se celebra tras la cumbre del clima de París (COP21) de 2015
y previa a la de Marrakech, en noviembre de 2016.
Compromiso con el
clima
El foro está
organizado por la región de Tánger-Tetuán-Alhucemas y el Gobierno
marroquí, en colaboración con la Unión por el Mediterráneo (UpM),
y quiere ser un espacio de diálogo y concertación entre actores de
diversos territorios del Mediterráneo “firmemente comprometidos
contra el cambio climático”.
En la
inauguración, en la que se guardó un minuto de silencio por el
atentado de Niza, el presidente del Consejo Regional de
Tánger-Tetuán-Alhucemas, Ilyas El Omari, leyó un mensaje del rey
de Marruecos, quien apuntó que el Mediterráneo será una de las
regiones del mundo que sufra los mayores impactos del recalentamiento
climático, en la pesca o agricultura, pero también en el turismo.
No obstante,
el Mediterráneo sabrá transformar las “indispensables medidas de
atenuación y adaptación en palancas para un desarrollo sostenible,
inclusivo y próspero. Será reconocido a escala internacional por
los trabajos conjuntos que llevará a cabo”.
Se trata de
“institucionalizar la voz mediterránea” a escala internacional y
de dar ejemplo en la construcción de un nuevo modo de consumo y
producción, y desarrollo sostenible, según el monarca.
En este sentido,
Mohamed VI indicó que este foro es “una caja de ideas” para
elaborar una “agenda positiva mediterránea”.
Y es que, a medio
camino entre las dos cumbres del clima (París y Marrakech), Tánger
supone una “oportunidad esencial” para que los países de la
región coordinen sus posturas sobre la puesta en marcha del acuerdo
de París, que tiene como objetivo mantener el incremento de la
temperatura global por debajo de los 2 grados, aunque los países se
comprometieron a esforzarse para no rebasar los 1,5.
Mediterráneo,
punto caliente
El Mediterráneo
es uno de los “puntos calientes” del cambio climático, con un
aumento de la temperatura media anual que se prevé desde los 2,2
grados hasta 5,1 grados para 2100, dependiendo de la capacidad de los
países para transformar sus modelos de producción y su economía,
señalan los impulsores de este foro euromediterráneo.
Por eso, la
región tratará de crear un grupo de expertos sobre los cambios
globales en el Mediterráneo, una plataforma mediterránea de
compensación de carbono “voluntaria y ética” o desarrollar
fondos fiduciarios para las áreas marinas.
Para el
secretario general de la Unión por el Mediterráneo, Fathallah
Sijilmassi, que el Mediterráneo tenga una agenda común contra el
cambio climático supone una “contribución esencial” para los
países de la región pero también para la agenda global.
La COP22
El embajador
español en Marruecos, Ricardo Díez-Hochleitner, quien disculpó la
presencia del secretario de Estado de Medio Ambiente español por un
problema de avión, mencionó la importancia de la dimensión
regional para reforzar las necesidades locales, habló de pasar a la
acción y valoró la importancia de la COP22 de Marrakech.
La presidencia
marroquí de la COP22 tiene entre sus prioridades: la materialización
de las contribuciones nacionales para luchar contra el cambio
climático, la movilización de los recursos financieros, el refuerzo
de la adaptación y desarrollo tecnológico.
Los jóvenes
también tienen protagonismo en este MedCOP Clima; 120 de una
veintena de países pusieron en marcha una red contra el cambio
climático -su arranque ya es un logro, aseguraron-, con el objetivo
de elaborar propuestas para elevarlas a los gobiernos.
Fuentes:
Noemí G. Gómez, El aislamiento del Mediterráneo, su virtud y su propia trampa ambiental, 19/07/16, EFEverde.
Noemí G. Gómez, Una única voz, clave para atajar la vulnerabilidad climática del Mediterráneo, 19/07/16, EFEverde.
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