Aprobaron
una ley, con la pretensión de evitar abusos de privados sobre las
costas. No varía el esquema legal. El ordenamiento dependerá del
control, hasta ahora escaso.
por
Fernando Colautti
Los
abusos de particulares que avanzan sobre costas de ríos y lagos,
extendiendo ilegalmente sus propiedades, son moneda corriente en
Córdoba, desde hace décadas. Una nueva ley, aprobada por la
Legislatura provincial, es presentada como un intento por abrir una
nueva etapa de regulación. Hasta ahora, la ocupación indebida de
riberas creció de la mano de la ausencia de controles y sanciones.
Aprobada
por unanimidad, la norma no varía la línea de ribera, es decir, la
distancia desde los cursos de agua en que las costas son propiedad
del Estado.
La
ley “declara de interés público la protección ambiental y el uso
óptimo, responsable y racional de los recursos naturales en el
espacio físico o franja de terreno colindante a todo curso de agua a
partir de la línea de ribera de que se trate, y extendido hasta los
35 metros contados desde esa base”.
La
norma no modifica los derechos ya existentes de los dueños de
propiedades costeras. Tampoco plantea declarar de utilidad pública
ni sujetos a expropiación esos espacios.
En
realidad, la norma retrotrae la situación a la existente hasta hace
algo más de un año, cuando la entrada en vigencia del nuevo Código
Civil nacional varió el criterio sobre los límites entre lo privado
y lo público en los bordes de ríos, arroyos y lagos.
Retrotraer
Oscar
González, legislador de Unión por Córdoba y promotor del proyecto,
explicó a La Voz del Interior que la reforma del Código Civil bajó
de 35 a 15 metros el espacio de dominio público, desde la línea de
ribera, que es fijada por cada provincia. En Córdoba, para ríos y
arroyos ese límite -no tan preciso- es el punto promedio de las
crecidas máximas.
“Antes,
desde ese punto el dominio público era de 35 metros. El Código
Civil lo redujo, pero cada provincia puede adaptarlo. En Córdoba,
con esta ley, lo volvemos a llevar a 35 metros”, apuntó González.
No es que el dueño ya legítimo, con título de propiedad, pierda
derecho posesorio, sino que sobre esa distancia no debería cercar ni
cerrar el acceso público.
“El
objetivo es resguardar el equilibrio ecológico de las riberas y
asegurar el acceso público. Se ven muchos atropellos con
ocupaciones que no corresponden, y la intención es que esta ley
ayude a empezar a corregirlas”, marcó el presidente provisional de
la Legislatura.
González
admitió que hasta ahora ha faltado control para evitar esos abusos.
“Esperamos que con esta ley se faciliten; es un instrumento de
mayor peso que las resoluciones que regían”, supuso.
La
ley deberá ser ahora reglamentada por el Ministerio de Agua,
Ambiente y Servicios Públicos, que será la autoridad de aplicación.
Ese texto debería precisar qué se admitirá e impedirá en esos
espacios de “dominio público”, quién controlará y qué
sanciones se aplicarían.
La
ley establece que los municipios y comunas no podrán dictar normas
en sentido contrario en sus jurisdicciones. González aclaró que
también regirá para las costas de los embalses.
Entre
las consecuencias de la falta de control histórico del uso de las
riberas, aparecen las urbanizaciones que los municipios fueron
autorizando (y la Provincia no observando) sobre áreas costeras de
riesgo inundable ante crecidas. En los últimos años, quedó
evidenciado con barrios bajo agua y viviendas arrasadas en varias
localidades cordobesas.
En
términos jurídicos, la ley fundamenta el derecho a declarar tierras
como de “interés público” en base a jurisprudencia hasta de la
Corte Suprema que refiere a “bienes colectivos supremos”, como
los ambientales.
Restricciones
de uso sobre 35 metros
La
nueva ley fija ese espacio como de “dominio público”
En
esas tierras, el propietario (si ya lo hubiere) no perdería posesión
pero no podría cerrar el acceso ni levantar construcciones. La norma
no implica expropiaciones ni supone indemnizaciones a privados por la
regulación de ese uso.
Lo
que falta es voluntad política para controlar
La
nueva ley por el uso de riberas de rios y lagos, al menos reconoce el
problema y la necesidad de poner límites a los abusos. Pero si no
hay control y sanción, poco aporta.
por
Fernando Colautti
Córdoba
acaba de sumar una nueva ley que se propone garantizar el acceso de
los ciudadanos a las riberas de todos los ríos y lagos, que son
públicas. Restringir que alguien llegue a esas costas, por
apropiaciones indebidas de espacios, tiene similar legalidad a
impedir que un vecino camine por la plaza de su barrio.
Sin
embargo, en las últimas décadas, en Córdoba ese derecho se ha
visto complicado.
La
nueva ley, al menos, reconoce el problema y la necesidad de poner
límites a los abusos. Además, admite la importancia de la
preservación ambiental de esos espacios, en muchos casos ya en
retroceso. Pero, en realidad, sólo retrotrae la situación a la
existente hasta hace un año, cuando una norma de orden nacional
varió el criterio de lo que se consideraba tierras de “dominio
público” en áreas ribereñas.
Si
durante tanto tiempo poco se avanzó en Córdoba para evitar abusos y
apropiaciones indebidas de costas, cabe preguntarse qué variará
ahora sólo porque una ley diga algo parecido a lo que otra norma ya
antes establecía.
Más
que modificaciones a la ley, lo que siempre ha faltado es capacidad
operativa y voluntad política del Estado para controlar que se
cumpla cualquiera de las normas, antes y ahora existentes.
En
todo caso, no estará mal la adaptación pero si no hay efectivo
control, y sanciones por incumplimientos, la ley apenas habrá sido
una expresión de deseos.
Demasiadas
leyes se acumulan, como ordenanzas en ciudades, que apenas fijan
deseos, sin que en realidad se cumplan ni se hagan cumplir. Esa
repetición genera, al final, una falta de respeto de la sociedad
hacia las normas.
En
este caso, hace una década se dio el único intento en Córdoba por
delimitar las tierras públicas de las privadas en costas de embalses
y ríos. Entre 2006 y 2007 se colocaron mojones fijos para marcar de
una vez y para siempre esos límites. Pero apenas se avanzó
parcialmente en algunos lagos antes de que el plan, trunco e
incompleto, quedara abandonado y jamás retomado. Hoy, incluso, se
ven alambrados y hasta construcciones privadas que avanzan sobre
espacios que esos mojones identifican como públicos.
En
este marco, la clave del ordenamiento será hacer cumplir las leyes,
y sin privilegios.
Fuentes:
Fuentes:
Fernando Colautti, Redefinen uso de riberas de ríos y lagos, pero poco cambia, 17/06/16, La Voz del Interior.
Fernando Colautti, Lo que falta es voluntad política para controlar, 17/06/16, La Voz del Interior.
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