Este artículo es el segundo de la serie “Rock y ecología” que vincula este género musical con la cuestión ambiental. En esta entrega el enfoque está en la acción de poner en evidencia a través de las letras de rock, las relaciones de poder que se manifiestan cuando la modernidad se apropia de la naturaleza como recurso para la producción capitalista.
por Carolina
Aponte
GIC Comunicación
Ambiental
Como se adelantó
en la primera parte de esta serie de notas, el rock como género
musical nació en los 60 como una expresión de rebelión juvenil con
un alto contenido político, donde la temática de la naturaleza y la
conciencia ecológica fue creciendo con el correr de los años. Por
otro lado, la industria musical (como parte de la industria cultural)
es consumida en masa, lo cual genera la posibilidad de llegar a una
gran cantidad de público y despertar su interés en temas políticos,
sociales y en este caso ambientales.
Así, otra de las
temáticas principales del rock para darle voz a la naturaleza a
través de las canciones consiste en su capacidad de poner en
evidencia, sacar a luz, los intereses ocultos y las relaciones de
poder que existen detrás de la explotación natural ,que buscan
disfrazarse de evolución, progreso y modernidad. “No se respetó
el tratado universal Kyoto fue una frivolidad. Nuevo incendio
forestal, alta rentabilidad buena manera de especular”, canta la
banda española Ska-p, acerca del acuerdo internacional firmado en
1997, que tiene por objetivo reducir las emisiones de gases que
causan el calentamiento global.
Otros ejemplos claros y más contemporáneos, se pueden escuchar en temas que hacen referencia a la multinacional estadounidense Monsanto. “Me siento fumigado en un estado terrorista, donde manda el dinero, mandan los fascistas, los políticos presionan con toda su policía, se cagan en la Asamblea y la consulta por la vida. Porque no puedo bancarme que a los pibes de Argentina, le sirvan de desayuno glifosato y herbicida. Te lo digo te lo canto, ¡Fuera Monsanto!”, gritan los cordobeses de Perro Verde.
También la banda
internacional Mañana me chanto, con integrantes de Chile, Argentina,
Francia y Suiza hace referencia a esta cuestión: “Glifosato,
matando a la tierra, todas las especies que conocías desaparecerán. Mientras tanto las multinacionales, a costa de la vida de millones
su bolsillo llenaran”
Alejandro Barranquero, investiagdor en periodismo, planteó en el 2012 que para generar un cambio los comunicadores deben respetar la autonomía y la diversidad de las culturas. Propuso que no se puede seguir pensando en desarrollo o progreso, ya que existen colectivos que no desean, ni necesitan cambiar, sino mantener y consolidar sus antiguas estructuras.
En relación a
estos colectivos, muchas letras de rock vinculan la involución y la
explotación de naturaleza con los pueblos originarios. “Estos
zarpados revientan el planeta, al ver sus reinos en la nada ahogarse.
Observalos ostentando riquezas. Que profanaron en la tierra del sol,
esclavizando, civilizando. De ese castigo debes zafar, toma revancha
América. Pueblos nativos del suelo mío fueron saqueados y
sometidos” , cantaban los rockeros de Hermética en su tema “La
revancha de América”.
Una banda del circuito metalero local, que desde sus inicios tocó temas referidos a la naturaleza y los derechos de los pueblos indígenas es No guerra. En su tema “Tierra sin mal” cantan: “Monstruos salvajes dueños de este sistema, vidas tomadas, guerreros devastados. Tierra sin mal, gritan todos los pueblos, tierra sin mal, máquinas de destrucción”. La idea de la "Tierra sin mal" está asociada con las creencias de los pueblos guaraníes.
Para leer el resto del artículo dirigirse a ComAmbiental
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