Central nuclear de Diablo Canyon. Foto: Nuclear Regulatory Commission
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Tras la clausura de San Onofre en 2013, Diablo Canyon es la última planta nuclear en California. Las instalaciones se ubican en un risco en la costa central de California y proveen 9 % de la electricidad al estado. Dejará de funcionar en 2025.
Los Ángeles, California. La última planta de energía nuclear en
California dejará de operar en agosto de 2025 bajo un acuerdo
anunciado este martes por la operadora de la central, Pacific Gas &
Electric Co. (PG&E), y grupos sindicales y medioambientales como
parte de un plan de transición hacia energías renovables.
El
cierre de Diablo Canyon -instalaciones ubicadas en el condado de San
Luis Obispo- pondrá fin a una historia de casi 70 años de
producción de energía eléctrica mediante fusión nuclear en este
estado, desde que en 1957 se inauguraran las plantas de Santa Susana
y Vallecitos.
En
2013, la eléctrica Edison clausuró la planta de San Onofre, en el
condado de San Diego, un año después de paralizar sus operaciones
por una pequeña fuga de vapores radiactivos que fue respondida por
una campaña popular antinuclear.
“El
panorama energético en California está cambiando dramáticamente
con a eficiencia energética, las renovables y el almacenamiento como
parte central de la política energética del estado. Al hacer esta
transición ya no se requerirá de Diablo Canyon. Como resultado, no
renovaremos la licencia para después de 2025”, declaró director
ejecutivo de PG&E, Tony Earley.
Los
firmantes del acuerdo (PG&E, International Brotherhood of
Electrical Workers Local 1245, Coalition of California Utility
Employees, Friends of the Earth, Natural Resources Defense Council,
Environment California y Alliance for Nuclear Responsibility)
acordaron postergar el final de Diablo Canyon 9 años por entender
que la construcción de centrales de energía limpia que sustituyan a
la producción nuclear requerirá de tiempo.
PG&E
tiene intención de operar Diablo Canyon -que abrió en 1985- hasta
la expiración de sus licencias nucleares. La Unidad 1 de producción
cerrará el 2 de noviembre de 2024, mientras que la Unidad 2 seguirá
funcionando hasta el 26 de agosto de 2025.
La
instalación, que se ubica sobre un risco en la costa central de
California, provee del 9 % de la electricidad del estado.
Según
lo acordado, el cierre de la planta será menos costoso que operar
las instalaciones hasta 2044, como estaba planeado originalmente, por
lo que se estima que no habrá impacto negativo en las tarifas de los
usuarios.
Ambientalistas
han presionado a la Comisión Reguladora Nuclear para que cierre
Diablo, debido a su proximidad a las fallas sísmicas en el estado
propenso a los terremotos. Una de las fallas se ubica a 594 metros
(650 yardas) de los reactores de la planta.
Las
preocupaciones de que un terremoto dañe la instalación, han sido un
tema dominante desde que PG&E anunció sus planes para construir
la planta en la década de 1960. El proyecto ayudó a consolidar la
oposición a la energía nuclear dentro del país entre el movimiento
pro ambientalista que estaba en auge en esa época.
"Se
trata de un acuerdo histórico", dijo Erich Pica, presidente del
grupo ambientalista Friends of the Earth (Amigos de la Tierra), que
se fundó en 1969 en protesta contra Diablo Canyon.
A
pesar de que PG&E ha asegurado que la planta está preparada para
soportar sismos, nuevas investigaciones generaron más dudas sobre la
peligrosidad de las fallas cercanas y la manera en la que las evalúa
la compañía.
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