Análisis
encargados por La Voz arrojan una fuerte presencia de bacterias
coliformes fecales y “Escherichia coli” en el curso de agua. Los
efluentes de los desbordes cloacales, las conexiones clandestinas y
las plantas de depuración provocan la contaminación.
por Diego
Marconetti
El río Suquía
es una cloaca a cielo abierto. Definición simple y concreta para lo
que sucede en su paso por la ciudad de Córdoba, y que se eleva a la
máxima potencia aguas abajo de la Estación Depuradora de Aguas
Residuales (Edar) de Bajo Grande.
Análisis encargados por La Voz al Centro de Química Aplicada (Cequimap) de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) arrojaron resultados alarmantes. En cinco sitios de muestra diferentes de la Capital, la presencia de la bacteria Escherichia coli es mayor que la permitida por la normativa vigente.
Análisis encargados por La Voz al Centro de Química Aplicada (Cequimap) de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) arrojaron resultados alarmantes. En cinco sitios de muestra diferentes de la Capital, la presencia de la bacteria Escherichia coli es mayor que la permitida por la normativa vigente.
La Escherichia se
encuentra entre las bacterias coliformes fecales, que también fueron
medidas y en varios puntos están por encima de lo admitido.
El biólogo
Federico Kopta aclaró que es común que exista un bajo nivel de
coliformes fecales en los cursos de agua, debido a la deposiciones de
animales que viven en su entorno. Pero su presencia en niveles
elevados es indicadora de contaminación con aguas servidas, que
llegan al río de diversas formas: conexiones clandestinas, desbordes
de la red sanitaria que llegan a los desagües, y descargas de
plantas de tratamiento de efluentes cloacales.
Los valores
aceptables en agua de recreación, según lo establece la
Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Provincia, son mil
bacterias coliformes fecales y 800 de Escherichia coli en 100
mililitros de agua.
Los resultados
del agua analizada en mayo pasado demuestran 2.100 coliformes fecales
y 1.500 de Escherichia coli en Villa Warcalde, y -metros después
de la intersección con el arroyo La Cañada- 2.300 de coliformes
fecales y 2.300 de Escherichia coli.
Los otros sitios
donde se analizó el agua del Suquía fueron Campo de la Ribera (930
y 930), Circunvalación (9.300 y 4.300), y aguas abajo de la planta
de Bajo Grande.
Esas
instalaciones son las que deben tratar los líquidos cloacales de la
ciudad. Y, como en cada muestreo, los niveles de contaminación son
astronómicos. En este caso, la presencia de bacterias coliformes
fecales fue de 930.000 cada 100 mililitros de agua, e igual número
de bacterias Escherichia coli.
Sin mejoras
La microbióloga
Adriana Abril estudia las aguas del Suquía desde 1988. “En aquel
entonces, los cuellos de botella eran los barrios Müller y Villa
Páez, con las fábricas que largaban directamente al río. Eso se
saneó, se construyeron cloacas, sacaron las fábricas e hicieron la
Costanera”, recordó la especialista.
Otro de los
problemas fue la limpieza de filtros que realizaba la ex-Epos
(Empresa Provincial de Obras Sanitarias).
“En 1997 se
creó la Comisión de Aguas, se recomendó sacar el canal de estiaje
y se identificó como problema crítico a la planta de Bajo Grande”,
añadió Abril.
En 2006, se
comenzó a construir una ampliación, que permitiría tratar 10 mil
metros cúbicos por hora, terminada en 2011. Pero peritajes
judiciales detectaron serias deficiencias, lo que explica que los
altos niveles de contaminación continúen pese a esa obra.
“Antes, por ahí
encontrabas contaminación. Hace 10 años que es en todos los
sitios”, afirmó Abril.
Otra de las
causas también tiene que ver con la red cloacal y explica la
contaminación en la ciudad. Hay unos 50 desbordes diarios y el
efluente termina siempre en el Suquía. “Los desagües pluviales
que están en el área central y en su periferia van a La Cañada y
al río”, explicó el geólogo Francisco Quintana Salvat.
Los desagües
acarrean otro problema. “Cuando llueve después de mucho tiempo, la
primera agua que va al río se considera agua negra, y en muchas
ciudades hay esclusas para que sea tratada como agua residual”,
subrayó el especialista.
También terminan
en los desagües las aguas de los desbordes de las plantas cloacales
de los barrios ciudades y las conexiones clandestinas, tal como
indicó off the récord a La Voz un asesor de Recursos Hídricos de
la Provincia. Esas plantas son responsabilidad del Gobierno
provincial.
Contaminación de
todo tipo
Virus. En 2011,
un análisis del agua del Suquía sobre la presencia del virus de
hepatitis E arrojó resultados positivos en el 3,2 por ciento de las
muestras. La investigación fue de la Universidad Nacional de Córdoba
(UNC) y la Universidad Católica de Córdoba (UCC), con el
laboratorio Lace.
Estrógenos. En
2012, se encontró una concentración de estrógenos 10 veces mayor
al límite establecido por normas internacionales. El estudio fue del
Cidma, de la Universidad Blas Pascal.
Fármacos. En
2013, un trabajo de la UNC y del Conicet detectó ocho fármacos de
los 15 monitoreados.
Al agua. Adrián
Cortés es pescador del Suquía. Cada tanto, aprovecha las tardes
junto a un grupo de aficionados para practicar la pesca deportiva. Y
conoce cuáles son los sitios donde el río recibe los efluentes: “Al
lado del Hombre Urbano, desde la alcantarilla de la Terminal, se ve
claramente cómo cae el agua contaminada. En el parque Las Heras
tenés otro desagüe que larga líquidos; se ve la suciedad flotando.
Otro sitio es la alcantarilla del puente de la calle Estados Unidos.
Y está lleno de suciedad en las costas a la altura de Juniors o en
San Vicente”.
Fuente:
Diego Marconetti, Al final, todo va a parar al río Suquía, 27/06/16, La Voz del Interior. Consultado 27/06/16.
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