Se
creyó extinguido hace tiempo, los ecologistas se emocionaron al toparse con una
pequeña población del porrón malgache en las profundidades de la jungla de
Madagascar. Ahora el reto es: ¿cómo pueden protegerlo?
Músculos
doloridos, recuperándose de la malaria, pérdida de peso y agotado de caminar
metro a metro a través de la densa jungla, Ash Dykes no estaba en su mejor
momento cuando su guía malgache empezó a apuntar excitadamente a lo que el
pensó que eran un par de patos normales.
El
ganador del premio del Aventurero Nacional del Año, de Gales, 2015 estaba cerca
del final de una odisea de cinco meses que lo convertía en la primera persona
en atravesar la longitud de Madagascar, un viaje de más de 2.500 kilómetros
cubriendo el ascenso de los picos más altos y aislados. Aunque al principio no
se dio cuenta, estaba viendo una de las aves más raras del mundo: el porrón
malgache.
“Mi
guía de 50 años había querido visitar esta área toda su vida y escuchó rumores
que los porrones malgaches estaban ahí”, dijo Dykes a DW. “Para nosotros,
después de abrirnos camino a machetazos por esta jungla densa, avanzando
literalmente solo un metro cada hora, fue como una escena de la película Parque
Jurásico. Fue una locura, una completa locura”.
Todavía
no se había confirmado si definitivamente Dykes había visto pájaros porrones de
la población conocida, pero otro posible avistamiento es un impulso para las
varias organizaciones que trabajan para salvar un pato que hasta 2006 se creyó
extinguido.
El
lugar remoto dónde Dykes encontró el ave fue aproximadamente a 40 kilómetros de
un lago volcánico cerca de la ciudad de Bemanevika, en el extremo del país,
dónde una población de cerca de 20 a 25 porrones malgaches han logrado
sobrevivir en la naturaleza gracias a la densidad de la jungla y el aislamiento
del área.
“Allí
no hay presiones de los humanos”, dijo a DW Peter Cranswich, que dirige el
proyecto Wildfowl and Wetlands Trust (WWT, por sus siglas en inglés) en
Madagascar. “Desafortunadamente eso no ocurre en todos los otros lagos que en
teoría deberían ser apropiados para los porrones”.
Buscando
un nuevo hogar
Relativamente
comunes hasta la década de 1930, el número de porrones disminuyó tan
drásticamente que se creyó que en 1991 fue el último avistamiento. Hasta que el
biólogo y director nacional del proyecto para la Peregrine Fund, Lily-Arison
René de Roland, se topó con uno 15 años más tarde a través de la combinación de
la suerte y la investigación a fondo.
Dice
que los distintivos ojos claros del ave le llevaron a creer que estaba viendo a
un porrón. En ese momento, estaba investigando las aves rapaces de Madagascar,
no estaba buscando un pato que estaba declarado “probablemente extinguido” en
2004 y que fue visto por última vez a unos 300 kilómetros al sur de dónde él lo
encontró.
Ahora
el porrón es una prioridad de conservación. Un esfuerzo colectivo dirigido por
la Peregrine Fund, que trabaja con la WWT, la Durrell Conservation Wildlife
Trust, Asti Madagascar, y la UICN, así como las comunidades locales malgaches y
el gobierno de Madagascar, han visto la instigación de un programa de cría en
cautividad que ha dado como resultado a 75 aves.
La
ubicación actual de la población silvestre está lejos de lo ideal. Tras una
búsqueda meticulosa durante muchos años, los defensores de los animales han
encontrado finalmente una nueva localización: lago Sofía en el extremo norte de
la isla dónde esperan reintroducir lentamente la especie a lo largo de varios
años.
El
lago es el único lugar apropiado, una realidad indicativa de los problemas que
debe afrontar la especie. Un proceso de prueba y error ha mostrado que los
patos simplemente no pueden sobrevivir en la mayoría de los humedales de
Madagascar debido a la falta de comida adecuada y terminan muriendo de hambre.
“Es
mucho más que crear las condiciones para que sobrevivan”, dice Cranswick. “Con
sólo colocarlos en un lago no se hace un proyecto de conservación. Sabemos que
si ponemos un porrón en cualquier lago probablemente no sobrevivirá”.
Las
perspectivas de los porrones son tan desalentadoras y sus potenciales hogares
están limitados porque la mayoría de los humedales de Madagascar han sido
simplemente arrasados, según Lance Woolaver, jefe de conservación e
investigación de especies en Durrel Madagascar, que ha trabajado en numerosos
proyectos en el país durante muchos años.
El
“pato del desarrollo”
La
especie es uno de los pocos patos buceadores en Madagascar, lo que significa
que depende enteramente de las reservas de alimentos en los lagos para su
supervivencia. Ahora a menudo no puede ver el fondo porque debido a la quema de
bosques ya que los sedimentos que contienen cenizas lo cubren todo. Las
especies de peces introducidas como la tilapia son grandes devoradores y no
sólo han amenazado a muchas especies nativas sino que han acabado con
invertebrados, el alimento tradicional de los porrones.
Ash
Dykes pasó mucho tiempo de sus cinco meses en Madagascar promoviendo numerosos
esfuerzos de conservación, incluyendo proyectos para proteger uno de los
animales más raros del mundo, el lémur saltador de Sahafary. Sin embargo,
además de describir el país de una belleza que “quita el aliento”, vio de
primera mano cómo diversas amenazas ecológicas tales como la explotación
forestal ilegal y el desmonte forestal, así como el cambio climático han hecho
estragos en el medio ambiente natural de la isla.
“Todas
las zonas forestales y montañosas han sido desmanteladas para sembrar arrozales
en su lugar”, dice. “Esto ha aumentado masivamente, se cortan árboles para
quemarlos después. Incluso nos encontramos fuego en el bosque y tuvimos que
salir huyendo de ahí”.
Trabajar
con las comunidades y animarlas a invertir en la gestión de sus propios
recursos y el medio ambiente ha sido central para el plan de acción de
protección del porrón de Madagascar. Después de una desconfianza inicial y
perplejidad por la preocupación internacional por un mero pato, Cranswick y
Woolaverla dicen que la relación con los residentes de las inmediaciones del
lago Sofia, junto con el gobierno de Madagascar, ha sido tan exitosa que ahora
el porrón ha sido denominado el “pato del desarrollo”.
“La
mayoría de las personas alrededor del lago estaban al tanto del proyecto”, dijo
Woolaver a DW. “Pero sólo fue una vez que hablamos sobre cómo ayudar a resolver
algunos problemas económicos, el pato pasó a convertirse en algo parecido a una
mascota regional. Había casi un entusiasmo desbordante desde una perspectiva
ecoturística”.
De
vuelta en casa, Ash Dykes se está recuperando de su pérdida de peso y
preparándose para futuros retos. Pero su información sobre el porrón ayudará a
los equipos a trabajar para entender más a fondo esta ave.
La
coalición de organizaciones que se ocupa de la materia espera reintroducir
docenas de pares en el lago Sofia, en los próximos 5 a 10 años. El deseo es que
un día sea gestionado completamente por las comunidades locales y usar el
proyecto como un ejemplo de cómo la conservación puede ir acompañada del
desarrollo en Madagascar.
El
centro de cría que hasta ahora ha sido mantenido aislado por razones de
seguridad está destinado a abrirse al público. Con suerte un día no serán solo
el explorador intrépido Welsh y los biólogos comprometidos quienes puedan ver
estos patos tan poco comunes.
Fuente:
Fuente:
Greg Norman, El pato más raro del mundo, 26/04/16, Deutsche Welle. Consultado 29/04/16.
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