viernes, 1 de mayo de 2015

Chernóbil y ‘El día de la marmota’


Dos explosiones seguidas de varios incendios que se prolongaron durante diez días destruyeron por completo el reactor provocando la emisión al medio ambiente de enormes cantidades de material radiactivo y la formación de una nube radiactiva que se extendió por buena parte de Europa.

El 26 de abril de hace 29 años el mundo asistió al peor desastre nuclear que haya ocurrido jamás. En el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil (Ucrania), una combinación de defectos de diseño del reactor y de negligencias por parte de los operadores desencadenó el terrible accidente que casi tres décadas después requiere de actuaciones urgentes. Dos explosiones seguidas de varios incendios que se prolongaron durante diez días destruyeron por completo el reactor provocando la emisión al medio ambiente de enormes cantidades de material radiactivo y la formación de una nube radiactiva que se extendió por buena parte de Europa. En seis meses, de manera acelerada y a pesar de las condiciones adversas, se construyó un "sarcófago" para cubrir los restos del reactor accidentado en un intento angustiado de contener las emisiones radiactivas, solución que sin embargo no pretendía ser permanente, ya que se diseñó para durar un máximo de 20 a 30 años.

Este miércoles 29 de abril, una conferencia de donantes se reúne en Londres para acordar la financiación final del sarcófago definitivo, cuya fecha de finalización se extiende hasta finales del año 2017 y tiene un déficit de 615 millones de euros.

El plan del sistema de protección para contener la radiactividad
En los diez años que siguieron al accidente se continuó sin encontrar una solución a largo plazo que fuera económica y técnicamente aceptable para el reactor dañado. Se decidió proceder por etapas y realizar un programa basado en la colaboración internacional, denominado "Plan de Ejecución del Sistema de Protección" (SIP - Shelter Implementation Plan). Este Plan, implementado en 1997, tuvo como objetivo contener los restos radiactivos y ganar tiempo en el proceso de desarrollo de una solución a largo plazo, y preveía la construcción de una nueva estructura, el New Safe Confinement (NSC), es decir un confinamiento de seguridad de acero para cubrir los restos del reactor 4 destruido y sustituir el 'sarcófago' anterior cuya estructura se ha ido deteriorando a lo largo de los años. El objetivo del nuevo confinamiento de seguridad, en particular, además de proteger el medio ambiente de las emisiones radiactivas, es también el de proporcionar una infraestructura de apoyo para el desmantelamiento del 'sarcófago' y las operaciones de gestión de residuos nucleares. Este gran proyecto de ingeniería -de 150 metros de largo, 257 de ancho y 108 metros de alto- debido a los altos niveles de radiación, no pudo erigirse directamente sobre el reactor fundido, y por lo tanto la construcción se ha realizado cerca del lugar del reactor, donde las dos mitades del nuevo confinamiento fueron ensambladas en 2014. La parte más difícil consistirá en la colocación de esta enorme infraestructura de casi 31.000 toneladas de peso sobre el 'sarcófago' anterior.

Originariamente en 1997 se pensó que se necesitaría de ocho o nueve años para llevarse a cabo el NSC, terminando así en 2005-2006. Sin embargo, la construcción, realizada por parte del consorcio francés Novarka, ha tardado mucho más tiempo y ha sido mucho más difícil de lo que se esperaba, y no ha podido comenzar hasta abril de 2012. Los retrasos se deben a problemas técnicos y de financiación, por lo que su terminación, ya se ha aplazado hasta noviembre de 2017. Efectivamente, los costes han subido considerablemente, y se han valorado en 2.150 millones de euros, más del cuádruplo del coste total estimado inicialmente (768 millones de dólares). La conferencia de donantes de Londres para cubrir el actual déficit de financiación de 615 millones de euros está organizada por la actual presidencia del G-7 (Alemania) y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. El BERD ha acordado intervenir con 350 millones de euros con la expectativa de que 165 millones de euros provendrán del G7/UE. Los restantes 100 millones de euros procederán del Banco. 

Peligros que aún existen en el reactor
No obstante, entre 2004 y 2008 el "Consorcio de Estabilización" realizó obras de estabilización del 'sarcófago' para que pudiera durar otros 15 años, pero el 12 de febrero de 2013 las partes del techo y de la pared de la sala de máquinas adyacente se derrumbaron, liberando sustancias radiactivas en el entorno. El colapso, debido a diferentes causas entre las cuales están el clima, la corrosión y el envejecimiento, pero también a la inaccesibilidad del sitio para averiguar la integridad de las estructuras y repararlas, ha demostrado el peligro que realmente supone el colapso del 'sarcófago' en la actualidad. La situación en el interior del reactor se desconoce de forma precisa, pero al haber más de 1,5 millones de toneladas de polvo radiactivo entre las ruinas, si el sarcófago se derrumbara, un elevado volumen de material radiactivo se liberaría en el ambiente circundante, con la posibilidad de que la radiación se expandiera hasta 50 kilómetros de distancia.

Además, las condiciones climáticas extremas y desastres naturales (como terremotos, huracanes, y también incendios, como el que en estos momentos está sucediendo en la zona de exclusión) constituirían un peligro, debido a la presencia además de 2.000 toneladas de material inflamable dentro del sarcófago. Anualmente, además, aproximadamente 2.400 metros cúbicos de agua y de humedad se filtran al interior del sarcófago, acelerando la descomposición de la estructura. Parte del agua en que se han disuelto las sustancias radiactivas se filtra en la tierra debajo de las ruinas, de manera que se teme también que el agua contaminada llegue a los acuíferos. El 12 de marzo de 2001 Ucrania adoptó un plan para convertir el reactor dañado en un sistema de confinamiento seguro desde el punto de vista ecológico, a través de un procedimiento en tres fases. La primera fase, la de estabilización de las estructuras existentes, se ha cumplido, aunque con un éxito limitado. La segunda se está realizando y comprende no solo la realización del nuevo confinamiento de seguridad, sino también el desarrollo de la tecnología necesaria y la construcción de las estructuras para retirar los restos materiales que contienen el combustible nuclear que se fundió, cuya ejecución constituirá la tercera fase. Cuando se complete el Plan de Ejecución del Sistema de Protección en 2017, con la aprobación técnica del nuevo confinamiento de seguridad terminado, no será el BERD sino Ucrania quien financieramente soportará la responsabilidad para las siguientes fases relativas a este reactor, y además deberá encargarse de los costes de mantenimiento de las infraestructuras.

Increíble que se hayan alcanzado resultados tan limitados
En la actualidad no es posible todavía estimar los costes que supondrá el plan para convertir el reactor dañado en un sistema de confinamiento seguro para el medio ambiente y, en consecuencia, para los seres humanos. Considerando los enormes costes acarreados, parece increíble que a día de hoy se hayan alcanzado resultados tan limitados. El mayor problema del Plan de Ejecución del Sistema de Protección, sin embargo, se debe a la exclusión del proyecto de la fase de retirada de los restos materiales que contienen combustible, al ser esta la amenaza más grande para la población y el medio ambiente que pueden verse afectados por la presencia de estas sustancias radiactivas. Aunque el nuevo confinamiento de seguridad haga posible un aplazamiento en la retirada de dichos materiales, los medios financieros para la realización de esta operación no están garantizados en el marco del SIP. Lamentablemente, no se evita la amenaza a largo plazo con los esfuerzos realizados hasta ahora, y 29 años después del terrible accidente el reactor sigue siendo un peligro sin que una solución real esté a la vista.


Fuentes:
Chernóbil y ‘El día de la marmota’, 30/04/15, Ecoticias. Consultado 01/05/15.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Chernobyl I", de Roberta Griffin. La artista se basó en una fotografía de una cámara de seguridad de la central nuclear de Chernóbil, que capturó el momento de la explosión del reactor 4. El estilo está inspirado en la obra de Joseph Turner (1775-1851), quien a menudo representaba escenas violentas insertas en un remolino de luz.

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