por
Shaun Burnie
En
el cuarto aniversario del terremoto, tsunami y desastre nuclear que impactaron
en Japón el 11 de marzo de 2011, el desastre de la central de Fukushima
continúa. Todos los días sustancias radioactivas se filtran en el Océano
Pacífico, existen más de 75 mil lugares en la región que almacenan residuos
nucleares y aun se desconoce la ubicación exacta de los tres núcleos de
reactores que se fundieron.
Incluso
el primer Ministro Shinzō Abe, conocido por su política pro nuclear, se
manifestó recientemente: “Hay una montaña de problemas, entre ellos el agua
contaminada, la clausura, la indemnización y la contaminación. Cuando pienso en
las víctimas que aún viven en condiciones difíciles de evacuación, no creo que
podamos usar la palabra “controlada”, para describir la planta de Fukushima”.
Una
de las consecuencias del accidente nuclear de Fukushima es el apagón de los 48
reactores nucleares restantes. Durante 18 meses, no se generó un kilovatio de
electricidad en Japón -pero no ha habido cortes de energía o apagones. El
pueblo de Japón, que en su mayoría se opone a cualquier reinicio de actividad
de los reactores, se resiste a los esfuerzos del Gobierno que pretende poner los
reactores en funcionamiento. Por el contrario, crece la demanda de energías
renovables- desde 2013 se instalaron más de 600.000 sistemas domésticos de
energía solar, colocando a Japón en segundo lugar, detrás de China. Las
empresas nucleares en Japón, al igual que en otros lugares del mundo, están en
crisis debido a la oposición pública, aumento de los costos y la pérdida frente
al negocio de las energías renovables.
Al
mismo tiempo, algunos pocos países continúan ignorando las lecciones de
Fukushima y permanecen atrapados en políticas energéticas del siglo pasado.
Desafortunadamente,
el Gobierno argentino es uno de ellos, con una visión quebrada del futuro
energético.
Luego
de años de negociaciones, firmaron un acuerdo para la construcción de un
reactor Candu 6 de 800 MW para Atucha III; la construcción durará ocho años.
Nucleoeléctrica Argentina, titular de los derechos de la tecnología Candú, será
quien lleve adelante el diseño, ingeniería, construcción y operación del nuevo
reactor, con tecnología nuclear y combustible provistos por China.
Los
reactores Candu fueron originariamente diseñados por la AECL, la agencia de
energía nuclear de Canadá, con expertos de China, Corea del Sur, Argentina y
Rumania pagados con los impuestos de los canadienses. Pero el desastre
financiero en que resultó el diseño del reactor, llevó a la Agencia a transferir
los derechos de la tecnología. Ese diseño de un reactor nuclear canadiense
inseguro de la década de 1970, es el que hoy es construido en Argentina con la
asistencia de China.
El
Gobierno argentino no sólo ha ignorado las lecciones de Fukushima, sino que ha
ignorado el fracaso de su propio plan nuclear. Después de cincuenta años, sólo
están operando tres reactores.
Atucha
II, conectada a la red en 2014, llevó 33 años de construcción, para una
capacidad de 0.745 gigavatios. En comparación, Japón instaló 2,4 gigavatios de
energía solar fotovoltaica en los tres meses entre julio y octubre 2014.
Embalse,
la segunda central argentina -también con reactor Candu- va a requerir grandes
reparaciones que incluyen la sustitución de los cientos de tubos de presión altamente
radiactivos, si pretende seguir operando. A decir verdad, la “reconstrucción”
de un reactor lleva años y enormes costos
Mientras
la asociación estratégica con China puede ser importante para el marketing
global de energía nuclear, todos los indicadores muestran que el futuro no está
en la energía nuclear sino en las renovables. Mientras China expande su
programa nuclear, instaló 26 GW de energía eólica y solar en 2013, y 2.2 GW de
nuclear. El gobierno de Argentina parece tener mucho en común con el primer
Ministro japonés, Abe, comprometido con un plan nuclear que no tiene sentido,
que fracasará en la provisión de energía y no ayudará en la reducción de
emisiones que exige el desafío climático.
Con
otra visión de futuro, la canciller Angela Merkel pidió esta semana, en su
visita a Japón, adoptar el camino elegido por Alemania luego del desastre
nuclear de Fukushima; una transición hacia energías renovables y el fin de la
energía nuclear. Este mensaje también debe ser escuchado en Buenos Aires.
¿Qué
opinás sobre el uso de energía nuclear? Dejá tu comentario abajo.
Fuente:
Shaun Burnie, Argentina ignora la lección atómica de Fukushima, 18/03/15, Perfil.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Fuku 1" del artista Michael Proepper.
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