Encontrar a los buques de pesca ilegales en la vasta extensión del océano Antártico -más de 20 millones de kilómetros cuadrados de aguas profundas y heladas- suena como una tarea casi imposible. Pero resulta que encontrarlos es mucho más sencillo que llevarlos ante la justicia.
por Karli Thomas
El Songhua, el Yongding y el Kunlun -tres barcos avistados esta semana por la Armada de Nueva Zelanda utilizando artes de pesca ilegal para capturar merluza negra y con un historial de pesca ilegal que se remonta 11 años, podrían salirse con la suya una vez más.
A pesar de que estos barcos aparecen en la lista negra de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA), a pesar de que existen pruebas fotográficas de sus capturas ilegales y que su país de bandera (Guinea Ecuatorial) ha autorizado la comprobación por parte de las autoridades de Nueva Zelanda, los capitanes negaron su acceso y maniobraron para evitar que las autoridades subieran a bordo.
Para añadir más leña al fuego, los barcos podrían estar relacionados con la red empresarial de la familia gallega pesquera Vidal. El conglomerado de la familia Vidal, con la empresa Vidal Armadores S.A. a la cabeza, es conocido por haber aglutinado grandes cantidades de subsidios pesqueros de la UE a la vez que engullían grandes cantidades de peces, a menudo de forma ilegal.
En 2011, dedicamos un informe especial a los grandes subsidios y la reincidencia en pesca ilegal de los buques de Vidal. Desde 1999 ha habido al menos 11 detenciones, siete condenas, multas internacionales que suman más de 3 millones de euros y tres barcos confiscados. Sin embargo, a pesar de este historial, la Unión Europea y el Gobierno español han otorgado entre 2002 y 2009 cerca de 16 millones de euros en subvenciones a las empresas de la familia Vidal.
La mayoría de los ciudadanos europeos se indiganarían al descubrir que sus impuestos están siendo utilizados para financiar las operaciones de una compañía tan escamosa.
Cuando el Songhua, entonces llamado Paloma V, fue arrestado por la pesca ilegal en 2008, había una conexión clara de su propiedad por parte de Vidal Armadores y España estaba obligada a tomar medidas contra la empresa. Pero desde entonces, el buque ha cambiado de nombre no menos de siete veces, y enarbolado seis banderas diferentes (en niguna ocasión la española).
Del mismo modo, el Yongding ha tenido once nombres y ocho banderas y el Kunlun ha tenido quince nombres y ocho banderas desde que fueron incluídos en la lista negra de CCRVMA en 2004 y 2003 respectivamente. Los cambios de bandera son una práctica común entre los buques de pesca ilegal, para evitar las legislaciones más restrictivas o para hacer su rastro más difícil de seguir.
Hace dos meses, Greenpeace sacó a la luz el daño causado por los monsterboats europeos. Entre otras prácticas, estos barcos utilizan artes destructivos, algunos pescan ilegalmente y viajan a los confines de la tierra en busca de pescado porque en otros océanos se está agotando. No hay punto más lejano que el océano Antártico.
La UE ha intensificado recientemente su lucha contra la pesca INDNR (pesca ilegal, no declarada y no reglamentada). España en concreto presume de ser líder en esta lucha. Ambos tienen ahora la oportunidad de demostrar su compromiso total.
Una vez que los barcos han huído de las autoridades de Nueva Zelanda, es el turno de España y la UE para investigar estas conexiones, y asegurarse de que los propietarios que se han beneficiado de años de ganancias mal habidas paguen por ello. La cooperación internacional es la única manera de luchar contra la lacra de la pesca ilegal y detener el saqueo de la lucrativa pesquería de merluza negra en el océano Antártico.
Después de haber encontrado los barcos, Nueva Zelanda debe seguir liderando el caso, pero no puede hacerlo sola. La UE debe garantizar que los subsidios dejen de ir a aquellos que rompen las reglas y se debe aumentar la transparencia en materia de pesca ilegal. Las empresas propietarias de los buques deben figurar en la lista INDNR de la UE y se debe exigir a los países de la UE que publiquen sus registros nacionales de infracciones y sanciones de sus buques y de los que sean propiedad de sus nacionales. Guinea Ecuatorial debe facilitar el proceso judicial y compartir cualquier información que posea sobre la propiedad de los buques.
Todas las naciones deben estar alerta y garantizar que se incautan, inspeccionan y procesan si entran en puerto. Estos piratas y sus monster boats no sólo están robando de los océanos, nos están robando a todos, a los recursos marinos y a las comunidades costeras de pescadores sostenibles.
Karli Thomas, Greenpeace Nueva Zelanda
¿Qué puedes hacer tú?
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Fuente:
Karli Thomas, Monster boats: atraco en alta mar, 16/01/15, Greenpeace España.
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