lunes, 19 de enero de 2015

La ONU plantea invertir el 1 % del PIB para lograr el saneamiento del agua

2.500 millones de personas carecen de acceso a un saneamiento adecuado.

El acceso y el saneamiento del agua, uno de los objetivos de desarrollo sostenible fijado por Naciones Unidas, puede alcanzarse en 2030 si los países en vías de desarrollo invierten en infraestructuras hídricas al menos un uno por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB).

Ésta es una de las conclusiones de la conferencia anual de la ONU “Agua y Desarrollo Sostenible. De la visión a la acción”, que se ha celebrado en Zaragoza y a la que han asistido cerca de trescientas expertos, entre representantes de Naciones Unidas, de administraciones públicas, del mundo empresarial y de organizaciones no gubernamentales.

Una de las cuestiones que se ha repetido en las conferencias celebradas a lo largo de tres días es que es “posible” conseguir los objetivos de desarrollo sostenible del agua fijados por la Asamblea General de la ONU para 2030.

Estas metas plantean el acceso universal a los servicios básicos de agua y saneamiento; mejorar la gestión integrada y la eficiencia del uso; eliminar los vertidos tóxicos y mejorar los ecosistemas y reducir el impacto de los desastres naturales, como la inundación y la sequía.

Sin embargo, para lograr estos objetivos se requiere financiación, en concreto que los países en vía de desarrollo inviertan al menos un 1 % de su producto interior bruto en infraestructuras hídricas, ha explicado a EFE la directora de la Oficina de Naciones Unidas para la Década del Agua, Josefina Maestu.

“No estamos hablando sólo de proyectos de servicios básicos, sino de gestión del recursos y de mejorar la calidad de las aguas”, ha señalado.

De hecho, hoy en día 770 millones de personas no tienen acceso a fuentes de agua potable, pero la cifra asciende cuando se habla de la calidad, ya que 2.500 millones de personas carecen de acceso a un saneamiento adecuado.

Por ello, el saneamiento del agua es el gran desafío para las áreas urbanizadas de muchos países pobres, porque no sólo repercute en el desarrollo económico de la región, sino que afecta gravemente a la población.

Se calcula que cerca de 35 millones de personas mueren prematuramente cada año a causa de enfermedades relacionadas con el agua, que son, además, la principal causa de mortalidad infantil en muchos países pobres, ha comentado Maestu.

“El problema va a ser el saneamiento, porque hay miles de personas sin acceso a saneamiento básico, no tienen letrinas y defecan al aire libre y esto es un desastre”, ha destacado.

Acción colectiva
Otra de las conclusiones de este foro es que, además de la financiación, la acción colectiva es “fundamental” para lograr el saneamiento del agua, esto es, la implicación de todos, desde gobiernos, empresas, trabajadores hasta la sociedad civil en su conjunto, ha apuntado Maestu.

De hecho, la ejecución de infraestructuras hídricas es la inversión que más beneficios genera en cada uno de los países, ya que su ausencia ralentiza e impide el desarrollo económico y el bienestar de su población, ha puntualizado.

Otro de los mensajes que se han transmitido en este encuentro es la importancia de conservar los ecosistemas para disponer de agua de calidad y en cantidad para todos.

Hoy en día, sin embargo, casi el 80 % de las aguas residuales se vierten a la naturaleza sin depurar, una realidad que “no pasa tanto en Europa, pero sí en otros países”, ha concluido.

El año 2050 llegará con aumento de población y una nueva cultura de consumo del agua

En el siglo XXI, las pérdidas económicas provocadas por desastres naturales ascienden a 2,5 billones de dólares.

La Asociación Mundial para el Agua ha planteado para el 2050 -un año que se prevé llegará con un gran aumento poblacional- una "nueva cultura del agua", basada en el consumo de productos locales y el conocimiento del consumidor sobre la cantidad de litros de agua que se utilizan en los distintos procesos de producción.

Este es uno de los últimos desafíos que la Asociación Mundial para el Agua, una red que aglutina a 2.800 organizaciones en 167 países, ha incluido en su estrategia y que hasta ahora había “escapado” de los programas de cooperación internacional, ha explicado a EfeVerde el codirector del organismo, Rudolph Cleveringa.

“Hasta ahora se había centrado más la atención en la producción, pero el cambio en los hábitos del consumidor final podría ser también parte de la solución a la crisis del agua”, ha señalado, con motivo de la Conferencia Anual de la ONU se celebra hasta este sábado en Zaragoza y que reúne a 300 expertos.

De hecho, se prevé que en 2050 la población aumente hasta los 9.000 millones de habitantes y con ella la demanda de alimentos, en torno a un 60 %, en caso de continuar con las tendencias y costumbres actuales.

Por ejemplo, “en muchos países hay un alto porcentaje de jóvenes desempleados, pero también hay una juventud con un enorme poder adquisitivo que está determinando las tendencias de consumo” y a los que se debería informar de las repercusiones que esto conlleva, ha dicho.

Litros y litros… a la basura
Cualquier proceso de producción convencional, ya sea alimentaria, textil o de ocio, requiere “litros y litros de agua”, en un momento, además, en el que el consumidor se decanta por estándares de mayor calidad, como la llamada ‘slow food’, que necesita todavía más cantidad de este recurso hídrico.

A ello se suma que un tercio de los alimentos procesados no llegan a su destino “nutricional”, sino que se tiran directamente “a la basura” o se pierden en el proceso de producción, al mismo tiempo que 870 millones de personas sufren hambre crónica en el mundo, ha comentado.

Por lo tanto, informar al consumidor de la cantidad de agua que requiere cada una de las cosas que utiliza en su día a día para fomentar un consumo “responsable” es uno de los retos para evitar la crisis del agua, ha apuntado.

Por ello, Clevelinga ha indicado que una de las propuestas es consumir alimentos producidos en el entorno, para evitar gastar el agua necesaria para su transporte, y ha señalado que, aunque no existe el “alimento kilómetro cero”, el consumidor informado puede puede decantarse por el más cercano.

En este sentido, ha explicado que, por ejemplo, en China se ha promovido el consumo de la patata, porque para su producción necesita menos agua que el arroz.

Inundaciones o sequía extrema
Otro de los grandes desafíos planteados por la Asociación Mundial del Agua es la gestión de las catástrofes naturales, tanto los desastres provocados por inundaciones como por sequía extrema.

En su opinión, se deben articular espacios seguros a los que la población pueda retirarse, ante una posible inundación, y otros lugares donde se pueda proteger también al ganado y donde haya además reservas de agua dulce.

En el siglo XXI, las pérdidas económicas provocadas por desastres naturales, en su mayoría relacionadas con sequías e inundaciones, ascienden a 2,5 billones de dólares, según datos de la Asociación Mundial para el Agua.

La Conferencia de la ONU enfatiza que el agua es un recurso vital escaso

La desertización, el aumento de la población y el desarrollo económico hace que el control por el agua provoque tensiones entre países.

La conferencia de la ONU sobre el "Agua y el Desarrollo Sostenible. De la Visión a la Acción", que se ha inaugurado en Zaragoza, hace de nuevo énfasis en que el agua es uno de los recursos naturales renovables más importante e indispensable para la vida.

En la capital aragonesa, que fue ya sede en 2008 de la Exposición Internacional del Agua, se recordará desde hasta el 17 de enero que en la Tierra sólo el dos por ciento del agua es potable, y de esa cantidad, el 87 % se concentra en las capas polares en forma de hielo. El resto, en su mayor parte, se encuentra en forma de grandes bolsas bajo la superficie terrestre.

Los recursos hídricos globales son limitados y están mal repartidos. Mientras en algunas zonas el agua se derrocha, en otras la sed mata o provoca tensiones entre países.

Su gestión deficiente, la escasez de recursos y los cambios medioambientales hacen que más de mil millones de habitantes del planeta vivan en condiciones de escasez física de agua, mientras que más de la mitad de la población no disponga de un sistema de saneamiento básico de agua.

Además, ese mapa de la escasez de agua coincide en buena parte con las áreas más pobres del mundo.

La mayoría de los países con problemas de escasez de agua se encuentran en África del Norte, África Subsahariana, y Oriente Medio.

En América Latina, a pesar de que posee grandes cantidades de este recurso, los grandes ríos Paraná, Paraguay, Pilcomayo y parte del Amazonas sufren los efectos de la contaminación, por lo que el acceso al agua es dispar entre las regiones.

América del Sur dispone del 26 % del agua y tiene el 6 % de la población.

Otra región del mundo con déficit de agua es Asia, con el 60 % de la población y el 36 % de este recurso, con la excepción de Japón.

En países como la India, China, Bangladesh, Nepal, Laos y Vietnam la gestión deficiente y la contaminación hacen que el suministro de este recurso sea reducido y de baja calidad.

Por el contrario, Europa, Canadá y Estados Unidos cuentan con los mayores y mejores servicios sanitarios de agua potable.

Un ciudadano europeo, por ejemplo, consume unos 300 litros de agua diarios, pero de ellos sólo utiliza 40 para consumo, el resto se pierde por las tuberías, en cambio en los países del sur del Sáhara las familias apenas disponen de 20 litros diarios de agua.

En el último siglo, el consumo de agua se multiplicó por seis, mientras que la población se triplicó.

Carencia de agua, aumento de población y escasez de precipitación lleva además al deterioro del suelo y a la desertización, que se definió en la Conferencia de Nairobi en 1977 como la “pérdida de potencial biológico de la Tierra”.

En el mundo hay más de cien países en condiciones de aridez y semiaridez. África es el continente más dañado, seguido de Asia, América Latina y el Caribe.

La desertización amenaza al 40 por ciento de la superficie terrestre y castiga a más de 200 millones de personas; provoca pérdidas en las economías y amenaza con dejar sin tierras cultivables a 1.000 millones de personas.

El aumento de la población y el desarrollo de las economías hace que el control por este recurso indispensable, escaso y que no conoce fronteras, provoque tensiones entre países.

En el mundo árabe, por ejemplo, destaca la rivalidad por el dominio del agua del caudaloso río Nilo, que cruza ocho países antes de llegar a Egipto; el Éufrates que nace en Turquía y pasa por Siria e Irak, y el bíblico Jordán que junto con su afluente, el Yarmuk, comparten Siria, Líbano, Jordania e Israel.

En marzo de 2013, coincidiendo con la celebración del 20 aniversario del Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, se estableció la cooperación internacional como camino para encontrar soluciones innovadoras a los desafíos que se presentan en 2015, meta de los objetivos del milenio.

Con motivo de la conferencia que se celebra en Zaragoza, alrededor de 300 personas, entre representantes de las agencias de la ONU, las administraciones públicas, las empresas, las entidades sociales, las organizaciones no gubernamentales el mundo científico y técnico tratan los desafíos que supone el satisfacer el derecho humano al agua y al saneamiento.

Fuente:
La ONU plantea invertir el 1 % del PIB para lograr el saneamiento del agua, 19/01/15, EFEverde. Consultado 19/01/15.
El año 2050 llegará con aumento de población y una nueva cultura de consumo del agua, 16/01/15, EFEverde. Consultado 19/01/15.
La Conferencia de la ONU enfatiza que el agua es un recurso vital escaso, 16/01/15, EFEverde. Consultado 19/01/15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario