La tormenta provocó anegamientos, socavó calles y afectó las viviendas de varias familias. Hubo pérdidas materiales y animales muertos.
por Héctor Brondo
El lunes último, entre las 18:30 y las 19:45, el cielo se desplomó con furia sobre San Agustín y Las Bajadas, en el sector noreste del departamento Calamuchita. En ese lapso, cayeron entre 140 y 160 milímetros de lluvia, acompañada de granizo en algunos puntos de la comarca y fuertes ráfagas de viento, según informó la Regional 7 de
Bomberos Voluntarios.
La tormenta provocó el anegamiento de viviendas en ambos pueblos, ubicados a la vera de la ruta 36, a 70 y 86 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Córdoba, respectivamente.
Por fortuna, no hubo que lamentar víctimas humanas, aunque sí pérdidas materiales y mortandad de animales.
Desbordes
En San Agustín, el desborde del canal sur transformó en verdaderos ríos a dos de las calles principales que atraviesan la localidad de sur a norte: José María Gigena e Ituzaingó.
La masa líquida surcó el área urbana con impetuosidad hasta desembocar en el arroyo San Agustín.
A su paso, cubrió de lodo a varias viviendas en cercanía del exbasural (en la zona periférica norte) y se llevó animales de pequeñas granjas familiares.
También socavó la calzada en la intersección de Ituzaingó y Amadeo Sabattini, donde funciona la Casa de los Abuelos, centro municipal destinado a las personas de la tercera edad.
En este albergue se prepararon raciones de comida para los 60 evacuados que pasaron la noche en las aulas del Colegio San José, donde ayer al mediodía permanecían alojados una treintena.
“En la zona rural, donde vivo, el agua se llevó todo: gallinas, chanchos, conejos... todo”, se lamentó Estela Garay, albergada con uno de sus hijos y cinco nietos en el establecimiento educativo.
La tempestad afectó además a la red de telefonía básica (que presta la municipal) y a una antena de la empresa Claro, por lo que la población hasta ayer a la siesta seguía prácticamente incomunicada.
Barro por doquier
En Las Bajadas, el barrizal ingresó a tres viviendas colindantes ubicadas en el punto más hundido de la comuna: en la intersección de la ruta 36 y Don Ignacio Mongi, la calle que conduce al balneario municipal.
“Sólo pudimos salvar lo que teníamos puesto cuando los bomberos nos llevaron anoche al centro comunitario”, se lamentó Patricia Álvarez, mientras tiraba un colchón de una plaza sobre los desperdicios amontonados frente a la vivienda que habita con su marido albañil y tres hijos menores de edad. En el tinglado municipal pasaron la noche unos 25 evacuados.
La avalancha que avanzó desde los campos vecinos cubrió de barro la humilde propiedad de los Álvarez y mató a unas 30 gallinas y dos gansos; las aves quedaron atrapadas en el corral.
Por su parte, Luis Zamora, con quien comparte medianera, ayer al mediodía no lograba salir del estupor que le provocó encontrar su casa devastada por el alud.
“No estuve acá anoche (por el lunes). Recién esta mañana me di con esta situación: el barro entró hasta los dormitorios, me arruinó todos los muebles y arrasó con la huerta. También me mató casi todos los pollos”, comentó con tristeza el muchacho.
No es la primera vez que San Agustín y Las Bajadas sufren las consecuencias de una tempestad.
El 22 de diciembre de 2009 una tormenta se desató con furia sobre la región, con consecuencias más graves que las del último lunes, coincidieron los memoriosos.
Adaptar las ciudades para mitigar los diluvios
Antes que alfombrar de asfalto las calles, la nueva prioridad de los municipios debieran ser los menos vistosos desagües.
por Fernando Colautti
Sólo en una semana, contamos un temporal en Capilla del Monte, un tornado en Golpe de Agua, huracanes en Marcos Juárez y Leones, lluvias torrenciales con crecidas repentinas en Traslasierra y diluvios en zonas de Calamuchita y Tercero Arriba.
Mientras esto sucede en pocos días sobre territorio cordobés, los expertos del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), de Naciones Unidas, acaban de ratificar su conclusión de que la frecuencia de eventos climáticos severos sigue aumentando, por el calentamiento global que supimos conseguir.
En el caso del centro de Argentina, los científicos vienen advirtiendo que debe prepararse para una mayor ocurrencia de temporales e inundaciones.
Son los científicos -y no periodistas improvisados ni políticos agoreros- los que desde hace años advierten que cada ciudad y región debe adaptarse a los efectos de ese cambio climático. ¿Lo está haciendo Córdoba?
Entrada relacionada:
En primera persona: historias del temporal en San Agustín y Las BajadasFuentes:
Héctor Brondo, Desolación tras la tempestad en San Agustín y Las Bajadas, 14/01/14, La Voz del Interior. Consultado 14/01/14.
Fernando Colautti, Adaptar las ciudades para mitigar los diluvios, 14/01/14, La Voz del Interior. Consultado 14/01/14.
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