La Municipalidad de Córdoba informó ayer que se avanza en el traslado de la planta de elaboración de dióxido de uranio que Dioxitek posee en barrio Alta Córdoba, y que se está elaborando un plan de remediación para esos predios.
En el municipio esperan que para noviembre, cuando vence el plazo que se acordó para el traslado, el proyecto ya esté
definido. Por ahora, todo parece indicar que la planta se radicará a 16 kilómetros de la ciudad de Formosa, en el noreste del país.
En noviembre de 2012, la Municipalidad firmó un convenio con la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea) y Dioxitek por el que la planta de procesamiento de dióxido de uranio de Alta Córdoba debe trasladarse. El acuerdo también implica el saneamiento del predio en el que se encuentran enterradas 57.600 toneladas de colas de uranio.
Se acordó un plazo de 18 meses, prorrogable por seis meses más, para el cierre de la planta de Rodríguez Peña al 3200 de barrio Alta Córdoba. Allí se elabora dióxido de uranio, una materia prima que se utiliza para la elaboración del combustible de las centrales nucleares del país. También se elaboran fuentes selladas de cobalto 60, de diversos usos industriales y medicinales.
Cuál debería ser el futuro de esas tierras
Si se cumple con el objetivo de clausurar y trasladar la planta que Dioxitek opera en el barrio Alta Córdoba, de la capital provincial, se abrirá un nuevo desafío: diseñar y poner en marcha un plan para que ese predio no siga el camino por el que suelen transitar las tierras desocupadas del
Estado.
por Diego Marconetti
Si se cumple con el objetivo de clausurar y trasladar la planta que Dioxitek opera en el barrio Alta Córdoba, de la capital provincial, se abrirá un nuevo desafío: diseñar y poner en marcha un plan para que ese predio no siga el camino por el que suelen transitar las tierras desocupadas del
Estado.
El terreno se encuentra en un vértice en el que convergen los barrios Alta Córdoba, La Fraternidad, Hipólito Yrigoyen, Sargento Cabral y Panamericano, en el norte capitalino. Son ocho hectáreas, propiedad de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea), y, por transición, del Estado federal. El desafío es evitar que esas tierras queden en el olvido y se conviertan en el lugar propicio para un nuevo asentamiento irregular. Esa es la preocupación de muchos vecinos del sector.
El temor no es descabellado. A pocos metros de allí, en los exgalpones que pertenecían a Ferrocarriles Argentinos, se formó una villa miseria que ya cuenta con cientos de habitantes, quizá miles.
En este caso, el predio requiere un cuidado especial. Durante décadas se enterraron toneladas de colas de uranio, producto de las pruebas que la Cnea realizaba allí.
Fuente:
Remediación a Dioxitek, desde fin de año, 23/04/14, La Voz del Interior. Consultado 23/04/14.
Diego Marconetti, Cuál debería ser el futuro de esas tierras, 23/04/14, La Voz del Interior. Consultado 23/04/14.
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