Localidades de todo Japón recordaron hoy con un minuto de silencio el terremoto y tsunami que hace justo tres años causaron más de 18.000 muertos y desaparecidos en el noreste del país y provocaron en Fukushima uno de los peores accidentes nucleares de la historia.
En diferentes puntos del país se organizaron ceremonias y se guardó un minuto de silencio a las 14.46 hora local (05:46 GMT), momento en el que se produjo, frente a la costa de la prefectura de Miyagi, un terremoto de 9 grados en la escala abierta de Richter que desencadenó la mayor tragedia en el país asiático desde la II Guerra Mundial.
A esa hora exacta muchas localidades de la costa noreste, la zona más afectada, han hecho sonar la sirena utilizada en caso de tsunami para recordar a las víctimas del desastre, mientras que en Tokio empezó un memorial con la participación de los emperadores de Japón y el primer ministro, Shinzo Abe.
Durante el acto, celebrado en el Teatro Nacional de la capital nipona con la asistencia de unas 1.200 personas, el jefe de Gobierno recordó a las víctimas y destacó los “pasos adelante” en la reconstrucción de las zonas afectadas, “gracias al esfuerzo de la población local, agentes implicados y de personas de todo Japón”.
Frente al escenario, decorado con lirios y narcisos blancos, una tablilla memorial de madera de más de dos metros y una bandera de Japón, Abe admitió, sin embargo, que “todavía hay mucha gente en una situación muy difícil”, y en particular mencionó a “todos los que no pueden volver a su tierra tras el accidente nuclear”.
Por ello, destacó la necesidad de “acelerar el ritmo de la recuperación para que estas personas puedan regresar a la normalidad cuanto antes”.
Por su parte, el emperador Akihito dio el pésame por las “almas” que se perdieron el 11 de marzo de 2011, y recordó que muchas personas permanecen evacuadas sin poder regresar a sus casas a causa de la devastación y del accidente en Fukushima.
“Me duele pensar que hay personas que ni siquiera saben cuando van a poder regresar a sus hogares”, afirmó.
No obstante, el jefe de Estado admitió que le resulta reconfortante “ver que hay tantas personas de dentro y fuera de Japón que siguen esforzándose en ayudar a estas víctimas”.
Por último, deseó que el recuerdo del gran terremoto perviva para que las generaciones futuras “tengan un mejor sentido de la prevención contra los desastres y busquen hacer de esta tierra un lugar más seguro”.
“Luz de la esperanza”
En la ciudad de Fukushima, a unos 60 kilómetros de la accidentada central nuclear, se organizó una ceremonia que incluye varios conciertos y que se cerrará por la noche con el acto bautizado “Luz de la esperanza”, durante el cual se encenderán velas en siete lugares diferentes de la ciudad.
Después del accidente nuclear, 200.000 personas fueron evacuadas de localidades cercanas a la central de Fukushima Daiichi, y de ellas unas 50.000 siguen sin poder volver a sus hogares en un radio de entre 10 y 20 kilómetros alrededor de la planta.
El ministro nipón de Industria, Toshimitsu Motegi comentó hoy que “en relación al desmantelamiento y los problemas de agua contaminada en la planta, el Gobierno desempeñará un papel activo y no dejaremos el problema solo a TEPCO”.
En todo Japón, unas 267.000 personas viven todavía en alojamientos temporales, más de la mitad de los 470.000 que hubo que evacuar hace tres años debido al tsunami, el terremoto y el accidente.
En total, el terremoto y el tsunami causaron 15.884 muertos y 2.633 desaparecidos, según los últimos datos de la Agencia Nacional de Policía.
Iwate, la región olvidada bajo la sombra del tsunami
A primera vista todo ha vuelto a la normalidad en la región costera de Iwate tres años después del tsunami, salvo para las 34.000 personas que aún viven desplazadas de sus hogares debido a la catástrofe que asoló esta zona olvidada del norte de Japón y que aceleró su despoblación.
por Antonio Hermosín/ Kamaishi
Como huella visible de la tragedia, de la que el martes se cumple el tercer aniversario, apenas quedan varios edificios en ruinas y el “Pino Milagroso”, convertido en símbolo de resistencia al ser el único árbol que quedó en pie de entre los 70.000 que poblaban la costa de Rikuzentakata.
Los trabajos de desescombro y reconstrucción se han completado al 90 %, mientras que las obras para reforzar la protección de la costa ante nuevos tsunamis y la reubicación de la población afectada van con más lentitud debido a su complejidad técnica.
Iwate, cuya economía se basa en la industria pesquera, es la segunda prefectura de Japón más extensa y con menor densidad demográfica tras la isla de Hokkaido, y desde marzo de 2011 la población de su zona costera ha caído en un 7,5 %, según las autoridades locales.
Además de las pérdidas humanas que provocó el tsunami -5.814 desaparecidos en la prefectura, de los más de 18.500 en todo el país-, otras muchas personas han abandonado la región para dejar atrás la tragedia y estudiar o trabajar en las grandes ciudades del país, especialmente los jóvenes.
Emigración de estudiantes
“Muchos estudiantes se mudaron inmediatamente tras el desastre. Hay más oportunidades en otras zonas, aquí sólo encuentran trabajo entre el 60 y el 70 % de los alumnos”, explicó a Efe el director de la escuela de secundaria de la localidad de Otsuchi, Morehi Anagata.
Una alumna del centro, Kameko Kondo, planea dejar la ciudad cuando acabe el instituto para ir a la universidad, aunque su “sueño” es titularse como enfermera y “volver algún día a Otsuchi para ayudar a que sea un lugar mejor”, según dijo.
Son las personas de edad avanzada las que permanecen en la región, y entre ellos los evacuados por la catástrofe son los que están en una situación más delicada tras perder sus hogares y, en algunos casos, a sus familiares.
Los más de 34.000 desplazados viven en complejos de alojamiento temporal repartidos por la región como el de Heita, uno de los más grandes de Iwate con 430 residentes, un cuarto de ellos mayores de 60 años.
Saki Shinju, una pensionista originaria de la ciudad costera de Rikuzentakata, lleva 3 años viviendo en Heita y no está segura de poder regresar algún día a su hogar debido a la duración de las obras para elevar el terreno 8 metros sobre su nivel actual y para construir una nueva barrera de contención de tsunamis de 12,5 metros de altura.
“Quiero volver a vivir frente al mar, en el lugar donde crecí, pero las obras van lentas y no sé cómo estaré de salud dentro de 3 o 5 años”, señala resignada.
Otro residente, el jubilado Sinji Sasaki, se muestra más crítico y afirma que Iwate “ha sido dejada de lado” por el Gobierno y por las grandes empresas, a su juicio más centrados en la preparación de Tokio 2020 que en la reconstrucción de esta prefectura, la más castigada por la catástrofe de 2011 junto a Miyagi y Fukushima.
“Los políticos, las constructoras y las empresas que dan trabajo se giran hacia Tokio. Allí hay una gran oportunidad de negocio y aquí no”, lamenta Sasaki, quien no cree que los Juegos Olímpicos de 2020 vayan a beneficiar a la región “tal y como dice el Gobierno”.
El complejo de Heita se compone de 221 viviendas y cuenta con guardería, centro de atención para mayores, peluquería y otros establecimientos gestionados por residentes y voluntarios, y hasta hace poco tenía también un supermercado que cerró por baja rentabilidad.
El Gobernador de Iwate, Takuya Tasso, señala su “preocupación” porque los fondos estatales presupuestados para la reconstrucción “se retrasen o vayan a parar a infraestructuras” para Tokio 2020.
“Los habitantes de Iwate hemos hecho un esfuerzo enorme para salir adelante. Ahora pedimos al Gobierno central que nos siga ayudando para la recuperación”, dijo en un encuentro con los medios.
Los problemas de fondo de Iwate -el envejecimiento demográfico y el estancamiento económico- son los mismos que afectan a Japón, donde se prevé que el número de personas en edad laboral caiga al 40 % para 2050.
Pero en esta región encajonada entre las montañas y el Pacifico la sombra del tsunami sigue presente y pesa más que la euforia por la organización de Tokio 2020.
Protesta antinuclear reúne a miles de personas en Tokio
Miles de personas se manifestaron hoy en Tokio en contra de la energía nuclear, a dos días de que se cumpla el tercer aniversario de la catástrofe de Fukushima.
La protesta, convocada por una plataforma de organizaciones no gubernamentales y agrupaciones cívicas, comenzó en el parque de Hibiya y posteriormente se desplazó hasta la sede del Parlamento japonés.
Bajo lemas como “Sayonara nukes” (adiós a lo nuclear) los manifestantes expresaron su rechazo a la política energética del Gobierno liderado por Shinzo Abe, que ha decidido reactivar parte de los 48 reactores nucleares del país en contra del compromiso adoptado por el Ejecutivo anterior.
La movilización reunió a varios miles de personas, según la agencia Kyodo, y discurrió sin incidentes y con ambiente festivo gracias a los conciertos y espectáculos organizados por los convocantes.
Entre los asistentes hubo figuras públicas conocidas por su militancia antinuclear como el músico Ryuichi Sakamoto, exmiembro del grupo Yellow Magic Orchestra, o el escritor Kenzaburo Oe, nobel de literatura 1994.
El próximo martes se cumplen tres años del terremoto y del tsunami que causaron graves daños en la central de Fukushima Daiichi, el accidente nuclear más importante desde Chernobil.
El incidente nuclear provocó la evacuación de unas 300.000 personas y grandes pérdidas en la agricultura y la pesca de la región, mientras que el terremoto y el tsunami dejaron más de 18.500 muertos en todo el país.
Tres años después de Fukushima, Japón reabre la puerta a las nucleares
Tres años después de que un terremoto de 9 grados y un tsunami posterior provocaran uno de los peores accidentes atómicos de la historia en la planta de Fukushima, Japón se dispone a reactivar sus centrales y a depender nuevamente de la energía nuclear.
por Andrés Sánchez Braun
A su llegada al poder, en diciembre de 2012, el primer ministro Shinzo Abe apuntó tímidamente que su Gobierno meditaría retomar o no la vía atómica a lo largo de los tres próximos años.
Apenas 15 meses después la decisión parece ya tomada pese a que las encuestas reflejen que entre el 45 y el 55 por ciento de los japoneses se muestra contra la reactivación de los reactores y a que las consecuencias del desastre atómico aún estén muy presentes en el noreste del país.
Hoy mismo, los medios nipones han destacado que en el último año más de medio millar de evacuados por la crisis nuclear de Fukushima han presentado nuevas denuncias contra el Estado japonés y contra la operadora de la planta de Fukushima, Tokyo Electric Power (TEPCO), por los daños causados por el accidente.
El Gobierno, por la reactivación nuclear
El Gobierno parece determinado en cualquier caso y la mejor prueba es el reciente borrador del que será el primer plan energético trazado después del accidente y en el que se califica la energía nuclear como “una fuente eléctrica importante” y se defiende la reactivación de los reactores parados desde 2011.
De esta manera, está previsto que paulatinamente los 48 reactores que tiene el país en la actualidad vayan retornando a la actividad a lo largo de este año.
Para ello Japón ha tenido que crear un nuevo órgano regulador de la energía nuclear que sustituyera a la Agencia para la Seguridad Nuclear e Industrial (NISA), duramente criticada, tras el accidente de Fukushima por depender del Ministerio de Industria, que tradicionalmente promovió el uso de la energía nuclear.
El nuevo organismo, la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA), ha sido el encargado de elaborar los nuevos criterios de seguridad, más estrictos, que los reactores deberán cumplir para volver a operar comercialmente.
Pese a que el nuevo borrador propone impulsar las renovables y no establece claramente en qué nivel se quiere depender de lo nuclear, este enfoque parece dejar en la cuneta el objetivo que se marcó el Gabinete del antecesor de Abe, Yoshihiko Noda, que consistía en abandonar la energía nuclear en la década de 2030.
El precio de los combustibles fósiles
El actual jefe de Gobierno llegó al poder con la idea primordial de sacar a la economía nacional de un letargo de dos décadas y es con ese argumento con el que Abe ha sustentado la necesidad de volver a depender de la fisión nuclear.
Entre las cifras que lo sustentan se cuentan los 19 meses consecutivos de déficit comercial cosechados por Japón, país que tradicionalmente ha sido una potencia exportadora y que ahora registra saldos negativos en parte por el fuerte desembolso que debe realizar para adquirir combustibles fósiles.
Éstos sirven para alimentar las centrales térmicas que han tenido que compensar la falta de generación nuclear -antes del accidente de Fukushima un 30 por ciento de la electricidad en Japón venía de las plantas atómicas- desde 2011.
De este modo, el país asiático gastó a lo largo de 2013 en hidrocarburos 27,43 billones de yenes (193.144 millones de euros o 267.639 millones de dólares) lo que supone un 57,6 por ciento más con respecto a 2010.
Fugas de agua y evacuados
Entre tanto, la planta de Fukushima, donde avanzan día a día unas labores de desmantelamiento que llevarán tres o cuatro décadas, ha registrado este año nuevas fugas de agua radiactiva que hacen dudar aún sobre el control de la crisis en el recinto.
Una incertidumbre que le pesa aún más a las cerca de 50.000 personas que residían en torno a 10-20 kilómetros de la central y que permanecen evacuadas sin saber aún, tres años después del accidente, si podrán o no volver a sus casas algún día.
Más de 600 denuncias en 2013 contra el Gobierno y TEPCO por Fukushima
Más de 600 afectados por la crisis nuclear de Fukushima han presentado nuevas denuncias este último año contra el Estado japonés y la operadora de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), por los daños causados por el accidente.
Un total de 602 personas evacuadas durante la crisis originada hace hoy tres años se han sumado a las a causas abiertas en los tribunales provinciales de Tokio, Yamagata, Niigata, Maebashi y Yokohama, según la agencia Kyodo.
El Tribunal del distrito de Tokio es el que acumula más nuevas denuncias, presentadas por 234 ciudadanos evacuados por la catástrofe y que reclaman un total de 4.600 millones de yenes (44,6 millones de dólares, 32,2 millones de euros) en compensación por los daños sufridos.
Entre los nuevos demandantes hay un trabajador de TEPCO que se encontraba en la central de Fukushima Daiichi durante el accidente acaecido en marzo de 2011 y que está de baja desde entonces por las heridas sufridas.
Para hacer frente a los costes de reestructuración y a las miles de indemnizaciones para compensar daños por el accidente, TEPCO ha recibido por parte de un fondo de rescate respaldado por el Estado un total de 3,79 billones de yenes (26.467 millones de euros, 36.707 millones de dólares).
Tercer Aniversario
Hoy se cumplen tres años del terremoto y del tsunami que provocaron más de 18.000 fallecidos y la crisis nuclear de Fukushima, la más grave desde la de Chernóbil (Ucrania, 1986).
Después del accidente nuclear, 200.000 personas fueron evacuadas de localidades cercanas a la central de Fukushima Daiichi, y de ellas unas 50.000 siguen sin poder volver a sus hogares en un radio de entre 10 y 20 kilómetros alrededor de la planta.
En todo Japón, unas 267.000 personas viven todavía en alojamientos temporales, más de la mitad de los 470.000 que hubo que evacuar hace tres años debido al tsunami, el terremoto y el accidente.
Fuentes:
Japón recuerda en silencio el terremoto y tsunami tres años después, 11/03/14, EFEverde. Consultado 11/03/14.
Antonio Hermosín/ Kamaishi, Iwate, la región olvidada bajo la sombra del tsunami, 09/03/14, EFEverde. Consultado 11/03/14.
Andrés Sánchez Braun, Tres años después de Fukushima, Japón reabre la puerta a las nucleares, 11/03/14, EFEverde. Consultado 11/03/14.
Más de 600 denuncias en 2013 contra el Gobierno y TEPCO por Fukushima, 11/03/14, EFEverde. Consultado 11/03/14.
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