lunes, 11 de noviembre de 2013

En Tacloban, escenas del Apocalipsis


En el lugar más afectado por el tifón, los autos quedaron destrozados y los árboles fueron arrancados de cuajo; los que sobrevivieron "son como zombies buscando comida", relató una testigo.

por Manuel Mogato y Roli Ng

La torre de una iglesia, con su cruz colgando suelta, asoma entre las casas arrasadas, los autos destrozados, los postes de luz caídos y los árboles arrancados de cuajo, mientras los sobrevivientes intentan cuantificar las pérdidas.

Un hombre de shorts blancos con el torso desnudo llora en cuclillas, escondiendo la cara entre los brazos. Otro intenta realizar la tarea usualmente normal de lavar los platos en una palangana dentro de una camioneta abollada, rodeado de cadáveres abandonados.

Dos días después de que uno de los tifones más potentes del planeta desatara su furia sobre Filipinas, se cree que el número de muertos ascendería a 10.000 sólo en la ciudad de Tacloban.

Fue cerca de aquí que el general norteamericano Douglas MacArthur desembarcó con 174.000 hombres el 20 de octubre de 1944, dándoles a los aliados una de sus mayores victorias de la Segunda Guerra Mundial. Hoy, hombres, mujeres y chicos pisan con cuidado sobre los restos astillados de casas de madera, en busca de sus seres queridos desaparecidos y sus pertenencias. Desde el aire, las imágenes de televisión muestran árboles arrancados de cuajo y barcos arrastrados a tierra firme.

Ni un solo edificio parece haber escapado a la devastación en esta ciudad de 220.000 habitantes, capital costera de la provincia de Leyte, unos 580 kilómetros al sudeste de Manila.

Los sobrevivientes esperan en fila el reparto de arroz y agua. Algunos se quedan sentados mirando, con el rostro cubierto con trapos para alejar el hedor de los muertos.

Una mujer embarazada de ocho meses describe entre lágrimas cómo la tormenta barrió literalmente a los 11 miembros de su familia, incluidas sus dos hijas. "En este momento no puedo pensar", dice. "Estoy sobrepasada".

En el aeropuerto, la gente espera en medio del barro y el agua, después de horas de marchar a pie desde el centro de Tacloban, con la esperanza de ser evacuados por aeronaves militares. Las rutas de acceso y salida de la ciudad quedaron intransitables, cubiertas de escombros y árboles caídos. "Queremos llegar a Cebu o a Manila", dice un turista, y agrega, consternado: "Tengo que salir de acá".

En cada vuelo apenas pueden apiñarse unas 110 personas. Los ancianos, enfermos y chicos tienen prioridad. Dos soldados cargan a un hombre que no puede caminar.

Jenny Chu, estudiante de medicina y residente de la localidad, ya no reconoce su ciudad. "Desapareció todo. Nuestra casa es como un esqueleto, y ya nos estamos quedando sin comida y agua. Buscamos comida donde sea".

"Asaltan hasta los camiones de entregas", agrega Chu. "Son como zombies que caminan buscando comida."

El teniente coronel Fermín Carangan, de la fuerza aérea filipina, recuerda cómo sobrevivió junto a otros 41 oficiales en una oficina de su aeropuerto mientras los vientos superaban los 300 kilómetros por hora, con ráfagas de 350 kilómetros o más.

"De repente, el mar y las olas tiraron abajo las paredes y vi cómo el agua se tragaba a mis hombres, uno tras otro." 2 se ellos se ahogaron, y 5 están desaparecidos.

Carangan fue arrastrado por el agua hasta que se aferró a una palmera que flotaba a la deriva, junto con un chico de siete años.

"Durante las cinco horas siguientes estuvimos en medio del mar embravecido, azotados por el viento y una fuerte lluvia. Todo era negro, no se veía nada. Y yo le seguía dando charla al chico, porque no paraba de decirme que estaba cansado y que quería dormir".

Finalmente, Carangan divisó tierra y nadó con el chico hasta una playa cubierta de cadáveres. "Pienso que él me salvó, porque me obligó a encontrar fuerza para ayudarlo a sobrevivir".

Algunos han expresado su enojo por la lentitud del operativo de rescate, pero el jefe de Defensa del país, Voltaire Gazmin, negó que estén mal preparados. "¿Qué pretenden? ¿Ganarle a un tifón?", dijo. "Fue el tifón más fuerte del planeta. Hicimos todo lo que se pudo hacer".

Las Catástrofes del siglo XXI
Tsunami, terremotos y huracanes, los más letales
2004. Un terremoto de 9,3 grados en la escala de Richter en el Índico provoca un tsunami que arrasa las costas de Indonesia, Somalia, India, Tailandia y las islas Maldivas y mata a por lo menos 230.000 personas
2005. El huracán Katrina inunda Nueva Orleáns. Mueren 1800 personas y queda en evidencia la falta de respuesta rápida de Washington
2008. Mueren por los menos 90.000 chinos tras un sismo de 8 grados en la escala de Richter en la provincia de Sichuan
2010. Un terremoto de 7 grados en la escala de Richter destruye Puerto Príncipe, la capital de Haití, y mata a entre 200.000 y 230.000 personas

El papa pidió "ayuda concreta"
El papa Francisco pidió ayer a los católicos que recen, pero también que hagan llegar una "ayuda concreta" a los cientos de miles de víctimas del tifón que sacudió las últimas horas a Filipinas.

"Deseo asegurarles mi proximidad a las poblaciones de Filipinas y de la región. Tratemos de hacerles llegar nuestra ayuda concreta", dijo Francisco ante más de 70.000 fieles que lo escucharon en la Plaza San Pedro.

Filipinas se hunde en el horror tras el paso del tifón Haiyan: 10.000 muertos

Las autoridades advierten que la cifra de muertos podría ser muy superior; hay cientos de desaparecidos y muchas zonas costeras incomunicadas; los cadáveres se apilan entre los escombros; alerta en Vietnam y China por la llegada de la tormenta.

Nada quedó en pie. Haiyan, uno de los tifones más potentes de la historia, devastó durante su paso por Filipinas la ciudad de Tacloban, donde por lo menos 10.000 personas murieron y las escenas de destrucción y caos eran comparables sólo con las del tsunami de 2004.

Considerado el peor desastre natural en la historia de Filipinas, con olas de seis metros y vientos huracanados de hasta 378 kilómetros por hora, Haiyan dejó también miles de desaparecidos y tocó tierra hoy en Vietnam. Muchos temen que el saldo de muertes en Filipinas sea mucho mayor, ya que el país quedó virtualmente incomunicado por la furia del tifón.

De categoría 5, la máxima posible, destruyó aproximadamente el 80 % de la zona central del país tras azotar el viernes la provincia de Leyte, antes de que el frente climático se debilitara en su camino hacia Vietnam.

La tormenta huracanada llegó a avanzar con vientos sostenidos de 313 kilómetros por hora, con ráfagas de hasta 378 kilómetros por hora. "La devastación es enorme", dijo el responsable de la policía de Leyte, Elmer Soria.

Según testigos y autoridades locales, la fuerza del tifón arrancó viviendas de cuajo y arrasó barrios enteros en la capital de Leyte, Tacloban, una localidad costera de 220.000 personas, ubicada a unos 580 kilómetros al sudeste de Manila. El aeropuerto de la ciudad quedó totalmente destruido al paso del tifón.

Los equipos de rescate tenían dificultades para llegar a las localidades afectadas y trataron de abrirse paso entre montañas de escombros para recuperar los cientos de cadáveres apiñados por todas partes. Los sobrevivientes buscaban comida ante la creciente escasez de suministros e intentaban encontrar a sus familiares.

Aunque el gobierno no confirmó la cifra de muertos, que inicialmente se había fijado en unas 1200 personas, las autoridades locales de Leyte señalaron que, según sus estimaciones, habían muerto hasta ayer más de 10.000 personas.

Pero la cifra podría aumentar significativamente, dado que hay zonas costeras incomunicadas y sin electricidad ni alimentos desde el viernes. Sólo en la isla de Samar, las autoridades confirmaron la muerte de 300 personas y otras 2000 se encuentran desaparecidas.

Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, el tifón Haiyan afectó a 4,5 millones de personas en 36 provincias del país y dejó sin hogar a más de 600.000 personas.

Tanto Tacloban como las localidades cercanas situadas cerca de la costa quedaron inundadas, dejando escenas de cadáveres flotando y rutas salpicadas de escombros. Muchos usuarios de Internet recurrieron a redes sociales como Twitter para pedir ayuda para los sobrevivientes.

"Desde un helicóptero, puede verse el alcance de la devastación. Desde la costa y un kilómetro adentro, no hay estructuras en pie. Fue como un tsunami, no sé cómo describir lo que vi, es horrible", dijo el ministro del Interior filipino, Manuel Roxas.

"Todos los sistemas, todos los vestigios de vida moderna, como comunicaciones, electricidad, agua, dejaron de funcionar. Los medios de comunicación no funcionan, por lo que no hay forma de comunicarse con la gente'', agregó Roxas.

Varios testigos narraron que grupos de saqueadores irrumpieron en algunos locales comerciales de Tacloban en momentos en que los esfuerzos de los socorristas por entregar alimentos y agua a la población se veían obstaculizados por el corte de caminos y la caída de los sistemas de comunicaciones.

"Hay pandillas operando en la ciudad, están atacando camiones con comida y varios negocios", dijo el director de la Cruz Roja filipina, Richard Gordon.

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, dijo que su gobierno desplegó unos 300 soldados y policías para restablecer el orden en la zona. El mandatario no descartó aplicar el estado de emergencia en Tacloban para restaurar la seguridad. "Una columna de vehículos blindados llegará a Tacloban para mostrar la resolución del gobierno para detener los saqueos", declaró Aquino.

La destrucción se extendió más allá de Tacloban. Las autoridades filipinas no pudieron establecer contacto con la ciudad de Guiuan, de 40.000 habitantes, que fue la primera en la que impactó el tifón. Otra localidad, Baco, de 35.000 habitantes y ubicada en la provincia de Mindoro Oriental, se encontraba al 80 % por debajo del nivel del agua, según reportes de Naciones Unidas.

Varios turistas quedaron atrapados en medio del desastre. "El agua del mar llegó hasta el segundo piso del hotel", dijo Nancy Chang, una ciudadana china que se encontraba en Tacloban en un viaje de negocios y que debió caminar tres horas a través del barro y los escombros para llegar a un centro de evacuación militar situado en el aeropuerto.

"Lo que ha ocurrido es como el fin del mundo", describió Chang.

Conmocionada, la comunidad internacional se empezó a movilizar ayer para ayudar a Filipinas a sobrellevar la crisis humanitaria. El papa Francisco, en tanto, pidió orar por las víctimas.

Tras arrasar la zona central de Filipinas, el tifón, debilitado a categoría 1 y con vientos de unos 110 kilómetros por hora, se dirigía a Vietnam, donde las autoridades evacuaron a más de 600.000 personas como medida de prevención. China, por su parte, elevó la alerta de naranja a roja, la de mayor gravedad, debido a la proximidad del tifón. Los tifones del Pacífico son el mismo fenómeno climático que los huracanes que se originan en el océano Atlántico.

Historias del horror filipino
Testimonios de los que sobrevivieron a la catástrofe
El hombre al que la marejada le arrancó a sus tres hijas. Después de caminar durante horas hasta un centro de evacuados instalado en el aeropuerto de Tacloban, Marvin Isanan contó su tragedia a los socorristas. Tres de sus hijas, de 8, 13 y 15 años, fueron arrancadas de sus brazos por la marejada causada por Haiyan. Marvin y su esposa, Loretta, ya habían encontrado los cuerpos de las dos menores. "La mayor aún está desaparecida -dijo entre lágrimas Marvin-. Espero que esté viva."
Un cazador de tormentas horrorizado. Según relató CNN, el cazador de tormentas James Reynolds vivió la más cruel de las ironías causadas por Haiyan: las paredes de agua que golpearon durante el día al puerto de Tacloban fueron seguidas durante la noche por una mar de llamas. "Una cuadra completa de la ciudad ardía en medio del fuego. Honestamente sentía que estaba en un especie de película de cine catástrofe", dijo Reynolds, que desde 2005 filmó más de 35 tifones y que calificó a Haiyan como el peor de todos.
"Le dije a mi marido que salvara al bebe y se olvidara de mí". Hacinados en hospitales y en cualquier estructura edilicia de materiales que les sirva de refugio, los residentes de Tacloban hicieron llamados para que los organismos de emergencia les acerquen comida y agua, y recordaron las horas más dramáticas de la catástrofe. "Yo no sé nadar; mi esposo, sí. Entonces le dije que salvara a nuestro bebe y se olvidara de mí. Que hiciera lo que tuviera que hacer, que yo lo entendería perfectamente. Por suerte me siento bendecida", contó Faith Pelies, mientras sostenía a su hijo en brazos. "Necesitamos arroz, pero no tenemos agua para cocinar ese arroz", añadió Faith.
El temor a matar para evitar morir de hambre. "A algunos se les está yendo la cabeza por el hambre y por haber perdido a sus familiares -dijo el profesor de secundaria Andrew Pomeda-. La gente se está volviendo cada vez más violenta. Están asaltando empresas, centros comerciales en busca de comida, arroz, leche. Temo que en una semana la gente se esté matando por hambre".

Un milagroso nacimiento en la ciudad más devastada por el tifón de Filipinas


Emily Ortega, de 21 años, fue empujada por la fuerza del agua del temporal y se aferró a un poste para sobrevivir; ayer dio a luz a su Bea Joy mientras se refugiaba en el aeropuerto.

En medio del llanto y la destrucción, hubo sonrisas. Fue ayer, en un aeropuerto de la devastada ciudad filipina de Tacloban, donde se refugiaban cientos de afectados por el tifón Haiyan, cuando Emily Ortega dio a luz una niña.

Fue una buena noticia en una ciudad costera que no sabe aún cómo se va a recuperar del supertifón, que dejó por lo menos 10.000 personas muertas y destruyó decenas de miles de casas por los fuertes vientos y las olas.

En el nacimiento de la pequeña Bea Joy Sagales colaboraron los médicos militares presentes en el aeropuerto y apenas la beba vio la luz, los aplausos y la emoción colmaron el improvisado centro de refugiados.

El médico militar que la atendió, capitán Victoriano Sambale, contó que "la niña está bien", pero advirtió que enfrenta un alto riesgo de infecciones, ya que no pudo esterilizar los materiales.

"La madre sigue corriendo el peligro de tener una infección o una septicemia. Tenemos que darle antibióticos por vía intravenosa, pero por desgracia ayer nos quedamos sin antibióticos por vía oral", explicó el médico.

El nombre de la beba fue elegido en honor a su abuela Beatrice, que está desaparecida tras el furioso paso del tifón.

El nacimiento llegó después de una odisea de la madre, con la valentía de quien lleva una vida en su vientre.

Emily Ortega, de 21 años, estaba en un centro de evacuación cuando el tifón provocó la inundación de la ciudad. La mujer tuvo que comenzar a nadar y se aferró a un poste para sobrevivir antes de encontrar seguridad en el aeropuerto.

"Ella es mi milagro. Cuando las olas llegaron y nos llevaron pensé que moriría con ella dentro de mí", dijo la joven, acompañada por su marido Jobert, quien no pudo contener sus lágrimas.

El flamante padre explicó que la primera ola se llevó su casa de madera, en la localidad de San José, y con ella a toda la familia. "Se supone que hoy tenemos que estar de celebración, pero también estamos haciendo duelo por los muertos", dijo.

Reabrió el aeropuerto
Mientras tanto, las autoridades filipinas lograron hoy reabrir parcialmente el aeropuerto de Tacloban, declarado en ruina hace solo tres días, donde llegan aviones de la aerolínea estatal Philippine Airlines.

De momento, solo aviones con turbohélice podrán viajar desde Cebú a Tacloban, indicó la compañía de aviones filipina.

El portavoz de Aviación Civil de Filipinas, John Andrews, declaró en un comunicado que los vuelos servirán para evacuar a la población en riesgo y para aprovisionar a los servicios de emergencia de material médico, de seguridad y de primera necesidad tales como agua y comida.

Entre los primeros pasajeros de vuelos comerciales se encuentran personas que buscan desesperadamente a sus familiares tras días sin poder contactar con ellos, personal de ONG y medios de comunicación.

Al menos el 70 % de los edificios de Tacloban, entre ellos varios del aeropuerto, como almacenes y la torre de control, quedaron destruidos tras el paso del tifón Haiyan el pasado viernes.

"La devastación aquí es absoluta", declaró el ministro de Interior, Manuel Roxas, tras arribar a Tacloban, la población más castigada por el fenómeno meteorológico, a unos 580 kilómetros al suroeste de Manila.

El papa Francisco dona 150.000 euros para la recuperación de Filipinas

Se trata de una "primera contribución" para el país devastado por el paso de un tifón que dejó por lo menos 10.000 muertos.

La comunidad internacional reaccionó de inmediato ante la tragedia de Filipinas, donde un supertifón se llevó la vida de por lo menos 10.000 personas. A esa asistencia de distintos puntos del globo se sumó hoy el papa Francisco, quien enviará una "primera contribución" de 150.000 euros.

"Después del paso del tifón Haiyan que golpeó con una increíble violencia el territorio de Filipinas, en particular las islas de Leyte y Samar, causando según cifras por el momento provisorias, más de 10.000 muertos, el Santo Padre Francisco decidió enviar a través del Pontificio Consejo Cor Unum y como primera contribución 150.000 dólares", indicó un comunicado del Vaticano.

La donación realizada a través del Consejo Pontificio Cor Unum, la institución vaticana que distribuye los fondos económicos que recibe la Santa Sede, será distribuida a las iglesias católicas locales, sobre todo en las zonas más afectadas.

Se trata de una "primera e inmediata expresión concreta del sentimiento de espiritual cernía y animo del Sumo Pontífice a las personas y territorios devastados por el tifón", dice el comunicado del Consejo.

Ayer, tras el rezo del Ángelus, el primer papa argentino pidió rezar por las víctimas y pidió que llegase "ayuda concreta" a los damnificados.

El nuevo secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, envió un telegrama al presidente de Filipinas, Benigno Aquino, en el que expresa la "sentida solidaridad" del papa con todos los afectados por el tifón y sus consecuencias.

Horror en Filipinas: cómo ayudar desde la Argentina tras el devastador tifón

El paso de Haiyan dejó por lo menos 10.000 y dejó millones de afectados; se pueden hacer donaciones a través de ONG's internacionales.

Las escenas son dantescas. Sin embargo, por más gráficas que sean esas imágenes, es difícil imaginar la inmensidad del dolor y la impotencia que reina en Filipinas, donde millones de personas se quedaron sin hogar y no tienen acceso a hospitales y alimentos tras el paso del feroz tifón Haiyan, que dejó por lo menos 10.000 muertos.

Distintos gobiernos y organismos multilaterales, además del papa Francisco, ya enviaron asistencia para colaborar con la recuperación del devastado país. Los ciudadanos argentinos también pueden responder al desesperado llamado de los filipinos, con donaciones a través de ONG's internacionales.

Cómo ayudar
Unicef Argentina. 0810-333-4455. Para donar online: Unicef.org.ar/filipinas
Federación Internacional de la Cruz Roja. Para donar online: www.ifrc.org
Acción contra el hambre. Para donar online: www.accioncontraelhambre.org/haz_donativo.php?from=filipinas

Así se elige el nombre de los huracanes, tifones y otros fenómenos atmosféricos

Los expertos aseguran que este sistema facilita que la población identifique los avisos de precaución. Los más dañinos, como Katrina, no vuelven a utilizarse.

por P. Morales

El nombre de Yolanda quedará asociado para siempre en la mente de los filipinos al devastador supertifón que ha dejado al menos 10.000 muertos a su arrasador paso por el país asiático. En China, donde llegó debilitado, se le ha dado el nombre de Haiyan, que significa petrel. Una divergencia que se explica porque Filipinas, a través del PAGASA, su servicio atmosférico, geofísico y astronómico, concede sus propios nombres, al igual que hace China con su administración meteorológica.

La práctica de nombrar a los huracanes, tifones y otros fenómenos atmosféricos comenzó hace años para ayudar a una rápida identificación en los avisos de precaución a la población. Esto se debe, según los expertos, a que es más fácil recordar el nombre de una persona que un número o términos técnicos. De acuerdo con la Organización Meteorológica Internacional, "establecer nombres para los fenómenos atmosféricos es más facil para los medios de comunicación a la hora de publicar noticias acerca de ellos".

La experiencia dice que es mucho más efectivo el uso de nombres cortos ya que induce menos a error que la identificación con la latitud y longitud del fenómeno en cuestión. Estas ventajas son especialmente importantes en el intercambio de información sobre la tormenta detallada entre cientos de estaciones dispersas, bases costeras y buques en el mar.

Hombres y mujeres
Al principio, se nombraba a las tormentas de forma arbitraria. Pero, a mediados del siglo XIX, se decidió identificar a las tormentas con nombres de mujer. Con ello se abandonaba la tradición de nombrarlas mediante el alfabeto fonético. Más tarde, en 1979, comenzaron a incluirse también nombres de hombres a las tormentas del Pacífico Norte Oriental. La unificación vendría cuando un año más tarde, la Organización Meteorológica Mundial y el Servicio Meteorológico de Estados Unidos, decidieron alternar nombres de hombres y mujeres para el nombramiento de tormentas.

Cada zona tiene su propia lista de nombres
Cada zona del planeta que sufre huracanes, ciclones o tormentas tropicales tiene su propia lista de nombres. El sistema de nomenclaturas de la OMM asigna un nombre de mujer o de hombre a los sistemas tropicales que van surgiendo cada año de acuerdo a listas preestablecidas, que establecen un nombre por cada letra del alfabeto, a excepción de las letras Q, U, X Y y Z.

Los meteorólogos dicen que no existen suficientes nombres con esas letras en los tres idiomas que se usan para elaborar las listas: inglés, francés y español. Existen seis listas rotativas de nombres para la cuenca del Atlántico y otras tantas para la del Pacífico, de forma que cada año se utiliza una de ellas, y, al cabo de seis años, se vuelve a utilizar la primera. De esta forma, la lista que se utilizó en 2008 servirá también para 2014.

Retirada de nombres
Esa reutilización no será posible en el caso del destructor huracán "Irene". En abril, la Organización Meteorológica Internacional decidió retirar el nombre de "Irene" por los graves daños causados y las muertes producidas en 2011.

Y es que, según esta organización, la única forma de cambiar un nombre es "cuando se produzca una tormenta tan mortal o costosa que su uso en el futuro resulte inapropiado por razones de sensibilidad". Los recordados huracanes Katrina (2005), Mitch (1998) y Tracy (1974) tampoco están en la lista por las catástrofes que produjeron.

Manuel Mogato, Roli Ng, En Tacloban, escenas del Apocalipsis, traducción de Jaime Arrambide, 11/11/13, La Nación. Consultado 11/11/13.

No hay comentarios:

Publicar un comentario