domingo, 4 de agosto de 2013

Los campesinos y su relación con el ambiente



por Ana Paula Galer

Desde una concepción antropológica, por cultura campesina entendemos no solo al conjunto de sistemas simbólicos (valorativos), las costumbres y las formas de pensar sino también los elementos que imprimen sus sellos, sus características, a las producciones (obras) del campesinado (1). Los cambios o resignificaciones en la cultura campesina, la llamada “nueva ruralidad” son producto del impacto generado por la globalización.

Ante el nuevo escenario global, es imprescindible reconceptualizar al campesino,  reconociendo sus estrategias de reproducción social en distintos momentos históricos, así como también considerar los procesos de no mercantilización/ mercantilización para diferentes contextos, según las trayectorias e historias de vida campesinas.

Esto ayuda a explicar cuáles son los elementos y valores intrínsecos que le confieren cierta persistencia a las explotaciones campesinas en el marco de una economía capitalista. “…Es importante abordar las variadas condiciones sociales a través de las cuales persisten las unidades campesinas. Las posiciones estructurales ocupadas por estas heterogéneas unidades domesticas son el resultado de las escasas barreras de entrada a las actividades económicas en que estas unidades predominan. Sus decisiones y luchas no son tanto el producto de estrategias “libremente” diseñadas, sino que éstas siempre han sido formuladas en un entorno altamente restrictivo” (2).

Conceptualización del término Campesino en los sistemas campesinos actuales
Como una primera aproximación a la definición de campesino, se toma a aquel trabajador directo de la tierra, bajo cualquiera de sus formas de tenencia (propietario, arrendatario, entre otras) que utiliza mano de obra familiar, a la cual no le remunera con dinero. De lo producido, una parte queda para autoconsumo y otra va destinada al mercado.

Sostenido sobre un amplio debate de distintos autores clásicos, el campesinado en las sociedades modernas es definido como una categoría única “...es el habitante rural pobre, involucra a trabajadores sin tierra, pequeños productores propietarios agrícolas independientes y a los pequeños agricultores no independientes; en oposición a los habitantes urbanos y estratos económicos superiores del medio rural”. Asimismo, plantea que “...en economía política, “campesinado” es una clase social o una fracción de ella o una heterogénea y laxa categoría estructural, a partir del cual surgen categorías sociales contrapuestas (y a veces polarizadas) en el medio rural” (3).

Murmis (1980) considerada que la unidad de producción en la cual se combina el acceso a la tierra y trabajo familiar, es  la unidad campesina por excelencia. “Nos referimos a una unidad en la que la familia tiene acceso a la tierra, y donde los recursos fundamentales en el proceso productivo son esa tierra y ese trabajo. Se utiliza la fuerza de trabajo familiar aún si ésta incluye actividades no agropecuarias” (4).

“Las unidades campesinas no sólo son parte de un conjunto más amplio, sino también que tienden a estar “en flujo hacia” o “resistiendo el flujo hacia” otros tipos de unidades productivas que en algo se le asemejan” (5). Según su concepción, un productor de estas características puede desplazarse tanto hacia arriba, transformándose en capitalista, como hacia abajo, deviniendo en proletario. La “heterogeneización” llevaría a plantear diversas situaciones dentro de estas categorías.

Por su parte, estudiosos de la sociología rural latinoamericana (6) sostienen que en los últimos años se produjo un proceso de “recampesinización” en la Argentina, cuando antiguas parcelas de residencia se transforman en producciones de subsistencia. “…Los pequeños productores preservaron su existencia, sobre todo en las economías regionales, mediante el apoyo de las organizaciones cooperativas y desde el retorno a la democracia… Pero gran parte del esfuerzo para sostenerse dentro de la actividad lo hacen las familias campesinas, y estas redes son comprendidas mediante la óptica de las estrategias de supervivencia y reproducción social” (7).

El agua y la tierra como factores fundamentales de la existencia
Como es sabido el destino de Egipto estuvo estrechamente ligado al río, factor fundamental que hizo posible la existencia y el desarrollo de la cultura egipcia. Las condiciones ecológicas de Egipto le posibilitaron el autoabastecimiento alimentario e, inclusive, poder colaborar con sus vecinos en momentos de hambruna (8).

El arte egipcio es un fiel reflejo de lo que ocurría en ese ambiente. Son características sus agudas observaciones de la naturaleza y precisión geométrica llevada a sus grandes obras arquitectónicas. En los relieves de sus grandes monumentos y en las pinturas murales queda reflejado cómo vivían los egipcios. Su sociedad y sus artistas contaban con amplios conocimientos físicos y astrológicos, su mirada era perfeccionista, poniendo en valor no sólo la obra en sí misma sino también su significado.

Como se observa en sus antiguas pictografías, la preparación de la tierra para sembrar se hacía con arados tirados por animales (camellos o bueyes). Esta práctica es común todavía hoy en algunas zonas de Egipto y del mundo.

Es muy interesante descubrir como las comunidades llevaron y llevan adelante su vida en un ambiente tan hostil. Aquí queda claro como el agua es uno de los principales determinantes de la vida, lo es en algo tan significativo como lo es el río Nilo, con sus ascensos, descensos y su aporte para la productividad de los suelos.

Actualmente, las comunidades que no han sido beneficiadas por la influencia y nutrientes del Nilo, llevan una vida cotidiana sujeta a estrictas limitaciones del ecosistema de desierto.

Los egipcios son buenos referentes en todo lo que tuvo que ver con el uso y manejo de los recursos naturales, su adoración y agradecimiento a ellos. Esto se observa en las herramientas e infraestructura desarrollada (diques, nilómetros, instrumentos de recolección, el Templo Isis construido para que se inunde y/o sus representaciones junto a sus divinidades). Se demuestra también en su relación con los animales (como medio de transporte, alimento, para trabajar la tierra y como amuletos o expresión de sus divinidades) y en la construcción de “sus montañas” o pirámides como agradecimiento por las riquezas generadas por la agricultura.

Pieter Brueghel, "Paisaje con la caída de Ícaro"

“Paisaje con la caída de Ícaro” es una obra de Pieter Brueghel basada en la mitología de la Antigua Grecia. Ícaro consiguió volar con alas hechas de plumas pegadas con cera, pero en su vuelo se acercó tanto al sol que se fundió la cera, cayó al mar y se ahogó. Sus piernas se pueden ver en el agua, junto al barco más grande de la pintura (9). La perspectiva del barco y las figuras no es totalmente correcta, aunque esto puede reforzar la composición.

El tener formas sin mucha relación con el tema que está en primer plano y representar el motivo del título con pequeñas figuras dentro del paisaje, es habitual en la Pintura flamenca de los siglos XV y XVI.

En este caso, están en primer plano el hombre que maneja el arado, el pastor y el pescador. Estos personajes son mencionados en el relato de Ovidio (10) están “asombrados y creen ver a los dioses aproximándose a través del éter”. También hay un proverbio flamenco que dice “Ningún arado se detiene porque un hombre muera”.

La pintura muestra la indiferencia de la humanidad al sufrimiento, los hombres siguen con sus quehaceres a pesar de la muerte de la figura mitológica de Ícaro. También muestra el trabajo en curvas de nivel de ese labrador de la tierra.

En la  obra El sembrador (tanto de Millet como de Van Gogh) se ve a un joven campesino sembrando al voleo, bajo la luz del amanecer. Está comenzando su jornada de trabajo, vistiendo ropas simples y prácticas para su tarea. Si bien su rostro está tapado por un gorro, su expresión podría indicar el esfuerzo y la tozudez del trabajador. En la obra de Millet los tonos de la pintura son terrosos, oscuros y sucios, acrecentando aún más la sensibilidad a las condiciones laborales del protagonista (11). En 1557, Pieter Brueghel reflejó condiciones similares en su obra “Paisaje del río con un sembrador”.

Hombres y mujeres pastores
El trasladar al ganado a un terreno en el que pueda alimentarse con pasto y plantas es un manejo que los hombres realizan desde tiempos inmemorables.

Julian Dupré (1851-1910) fue uno de los pintores realistas que más retrató numerosas escenas campesinas. A semejanza de Jean-François Millet y Jules Breton, a quienes admira, Dupré es uno de los mejores pintores de animales de su tiempo. Observó y pintó con fidelidad la vida de los campesinos, jugando con la luz, acentuando los efectos y haciendo resaltar la fuerza de trabajo en sus obras.


Las obras de estos tres artistas, también ejerció gran influencia en el desarrollo de la temática agraria en el realismo socialista de la Unión Soviética y la República Popular China (12).

Roles y perspectivas de género
Es interesante explorar los aspectos de género relacionados con el trabajo en el campo, principalmente el "papel" que las mujeres han jugado claramente en la producción de heno, sobre todo durante la larga fase de pre-mecanizada cuando el heno se segaba, se rastrillaba y se apilan a mano. Esto ocurría y ocurre en muchas regiones donde las maquinarias son todavía inaccesibles.


Tanto en las obras de Millet como de Dupré, se muestran a mujeres agitando vigorosamente el heno cosechado con las horquillas y rastrillos. Tiene la intención de representar a la mujer hermosa llena de glamour en ropa colorida mientras arroja el heno con energía masculina (13).

Si bien los bocetos del siglo XIX son ilustraciones evidentemente espontáneos de la vida real, no se puede inferir de manera concluyente una división invariable del trabajo entre los hombres que utilizan horquillas y mujeres que utilizan rastrillos, pero se puede afirmar que, desde iluminaciones medievales hasta el siglo IXX, la mayoría de los artistas de heno eligieron enfatizar cierta división del trabajo.

En muchas imágenes, las mujeres se asocian con una sola herramienta, el rastrillo o la horquilla, que se utiliza para mover la hierba para su secado. El trabajo de lanzar el heno en un vagón o armar la pila se delega a los hombres más fuertes y altos.

La revolución industrial trajo consigo la capacidad de trasformar más eficientemente las materias primas por medio de las grandes máquinas de transporte y manufactura. Pero también transformó drásticamente las relaciones de poder y las relaciones de producción.

Hasta ese momento, el campesino era dueño de sus propios medios de producción: gracias a su tierra y sus herramientas, lograba auto sostener su unidad doméstica.

Pero, su capacidad productiva no le permitía generar  rentas, por lo cual no podía acceder a los nuevos medios de producción que la nueva era industrial imponía. Paulatinamente se ve forzado a utilizar para subsistir y para hacer sobrevivir a su familia, la única posesión que le era útil en ese contexto: su fuerza de trabajo. De ahí que en adelante pase a ser llamado proletariado.

En "Las Espigadoras", Miller representa a campesinas en la época de la siega y recolección del trigo (14). En primer plano, tres mujeres, agachadas recogiendo el grano. Es impresionante el realismo de la escena, donde en primer plano están tres mujeres anónimas, agachadas recogiendo los granos y vestidas con las ropas típicas de los campesinos franceses (quizá de la misma zona de Barbizon donde el pintor vivía). Más al fondo se observan las grandes parvas de heno (almiares), la carga de la carreta, un rebaño con su pastor a caballo, y los tejados de las casas del poblado cercano. Las tonalidades de colores ocres que elige el autor de la obra, permiten crear una atmósfera natural y también algo idealizada del trabajo campesino. Este artista se interesará en retratar y criticar a través de su obra, las duras condiciones de vida de los campesinos.

En el cuadro de Millet, una mujer rastrilla hacia dos hombres que reúnen trabajosamente el heno para armar las parvas (lo que luego se transformaría en fardos armados por maquinaria específica). En el fondo, se ven grandes pilas de heno suelto o formando una parva gigante. Lo mismo se observa en el cuadro de Gauguin.

La imagen de la joven con el rastrillo de Julien Dupré, es mucho más poderosa que las otras. Retrata a la mujer campesina fuerte que trabaja para sostener a su familia. Si bien muestra la división del trabajo entre hombres y mujeres, las cuales utilizan herramientas de empuje (lo que antes eran sus manos) la escena también está cargada de nostalgia por ver cómo esa fuerza se vió convertida en un engranaje más de la gran máquina de la revolución industrial.

En la versión de Van Gogh, es una pose similar pero de composición más simple.

En cada una de las imágenes, de momentos y artistas diferentes, la relación con el trabajo es similar. Se ilustra la perpetuación de ésta práctica, tanto en el estilo de conservación del heno como en la división del trabajo.

Desde una perspectiva clásica, la enumeración de ciertos aspectos propios de los campesinos resulta también muy útil a la hora de reconceptualizar a los campesinos en los tiempos actuales. Dichos aspectos consideran: la mano de obra familiar, el control del proceso productivo, la disponibilidad de recursos productivos, la posición subordinada y las dificultades estructurales para acumular capital.

Académicos basados en la teoría chayanoviana destacan que las sociedades campesinas actuales son productoras de excedentes de mano de obra, el mayor esfuerzo campesino se centra en lograr el mejor aprovechamiento de esa mano de obra familiar disponible en abundancia.

La diferenciación social y los procesos de heterogeneización campesina son otras de las características distintivas. Es por ello, que se considera al campesinado como una categoría social en donde se están produciendo transformaciones, tanto ascendentes como descendentes. Las fuerzas ascendentes tratan de promover su capitalización, lo que permitiría su reproducción ampliada, y de manera opuesta, las fuerzas descendentes lo empujan hacia la descapitalización, la semiproletarización e incluso la descomposición social (15).

“...A pesar de ser éste un actor social subordinado, los campesinos no se adaptan de una manera totalmente pasiva a los cambios que se producen en su entorno. Por el contrario, tratan permanentemente de desarrollar nuevas estrategias a fin de adaptarse-acomodarse de la mejor manera posible a las condiciones que le impone el contexto en el cual desarrollan sus actividades socioproductivas” (16). No persiguen en su actividad la obtención de la máxima ganancia, sino máximo ingreso que les permita hacer frente a las necesidades más urgentes de su grupo doméstico.

Los momentos de pausa
Millet, retrata características de la vida campesina en obras de corte realista y ambientado en el mundo rural de los inicios de la época industrial. En su cuadro de los campesinos durmiendo la siesta se refleja a la pareja que duerme plácidamente a la sombra de un montón de paja, agotados tras el duro trabajo (a su lado están las hoces y los zapatos del hombre). Más al fondo y en tonos mucho más claros, casi en sombra, se sitúa un carro con un buey.

La obra de Van Gogh de 1890, es similar o casi idéntica. Aunque fiel a su estilo neoimpresionista, Van Gogh se preocupa por reflejar su manejo de la luz y la sombra. La zona del primer plano adquiere un tono distinto al vivo amarillo del segundo término; los azules y los malvas complementan la composición, creando una atrayente sinfonía de color. Picasso también se ve influenciado por la obra de Millet y en 1919 pinta sus célebres campesinos durmiendo la siesta.

Millet fue una fuente importante de inspiración para Van Gogh, particularmente durante su primer período. Millet y su obra son mencionados muchas veces en las cartas de Vincent a su hermano Theo. Los paisajes tardíos de Millet servirían como puntos de referencia para otros artistas como Julian Dupré, Claude Monet y Georges Seurat (17).

Pieter Brueghel, "Los cosechadores"

La obra del pintor flamenco Pieter Brueghel- El Viejo, denominada “La cosecha” o “Los cosechadores” (1565), pertenece al ciclo de seis obras sobre los meses o estaciones del año (18). Representa el verano o los meses de agosto y septiembre (en el hemisferio norte).

Si bien el primer plano se observan los trabajadores (segando el trigo o descansando) cobra importancia fundamental el paisaje de verano, como verdadero tema central, con cielos claros, personajes acalorados y el verano como momento para la cosecha del trigo. Como en muchas de sus pinturas, el foco de atención de Brueghel son los campesinos trabajando, algunos de ellos están comiendo, mientras otros están cosechando. Es una representación diacrónica tanto de la producción de comida como de su consumo.

Completan esta serie: Día nublado o El día sombrío (febrero-marzo); Cosecha de heno o La siega del heno (junio-julio); El regreso de la manada (octubre-noviembre); Los cazadores en la nieve (diciembre-enero) y Una sexta pintura, hoy perdida, representaría los meses de abril y mayo.

La autoproducción de alimentos
En las unidades de producción campesina es una característica su complejidad estructural y funcional, ya que además de producir bienes de mercado, proveen un lugar para la vivienda y la autoproducción de alimentos para el grupo familiar.

La importancia de artesanía textil en las familias campesinas
La producción artesanal de hilados y tejidos es un valor cultural que identifica a las familias campesinas. Ellos obtienen la fibra de animales salvajes capturados o de animales domésticos criados por ellos mismos, lo cual constituye una alternativa de ingreso económico dentro de su estructura de subsistencia.

La tradición textil mapuche tiene sus orígenes en el período Precolombino. La actividad textil estuvo exclusivamente en manos de las mujeres, fueron ellas las encargadas de vestir a su pueblo y proveer el abrigo familiar. Ellas desarrollaron técnicas de hilado, tejido a telar y métodos tintóreos con vegetales. El incremento de esta "industria" textil estuvo vinculada a otras actividades económicas, como domesticación de camélidos y tareas de recolección de la lana y vegetales usados para la tintura. Estas eran las materias primas esenciales y para la manufactura, utilizan instrumentos simples: el huso, agujas y el telar. Dan a sus tejidos formas sencillas y sin gran ornamentación, salvo para la vestimenta de tipo ritual con mayor variedad de diseños y colorido (19).

En las últimas décadas hubo una constante revalorización de lo “étnico”, lo manual, que lleva a rescatar su propia identidad. También encontramos una profusión de diseños “étnicos” en vestimentas, accesorios y cerámicas de uso doméstico o de adorno, imponiendo en la conciencia colectiva la idea de lo originario (20).

Las mujeres, desde pequeñas aprenden las artes y trabajos que su sociedad ha asignado para ellas desde tiempos inmemoriales. Así se va transmitiendo una sabiduría que es el legado de antiguas generaciones, y que ha permitido la continuidad de una tradición cultural.


A medida que avanza el proceso de hilado, teñido y tejido, se incorpora un plus de valor a la materia prima. Este tipo de economías familiares tienen escasa dotación de capital y es sostenido fundamentalmente por el trabajo familiar. En este contexto, es necesario que la comercialización de estos productos de alto valor en mercados regionales, se realice en forma organizada y condiciones justas.

“Los asalariados y campesinos mezclan sus actividades agrícolas con otras en mercados urbanos o de servicio; los vínculos de clase se desdibujan así como las diferencias entre los espacios rurales y urbanos, sobre todo a nivel de los mercados laborales” (21).

Cambios de épocas y conflictos latentes
A través de diferentes modos de producción, el campesinado va evolucionando: en sus primeras etapas siempre está bajo la amenaza de la esclavización; durante el feudalismo es la clase social más numerosa que paga regularmente una renta al señor feudal o terrateniente y abastece de alimento a las ciudades feudales; bajo el capitalismo, sufre la competencia de la industria y actualmente del agronegocio, viéndose cada vez más relegado y desposeído, con la consecuente proletarización, dependencia del mercado, financiamientos y la migración a las ciudades. “…Este proceso comenzó hacia fines de la edad media y se desarrolla todavía hoy, transformado siempre nuevos sectores de la producción campesina autosuficiente en sectores de producción mercantil; aumentando la demanda de dinero y sustituyendo el trabajo familiar por el trabajo asalariado” (22).

Como ya se mencionara, la revolución industrial impuso cambios en las formas de producción de los alimento, lo que también provocó cambios drásticos en las relaciones de poder.

Sin Maíz no hay país- Eduardo Galeano
En el año 2009, el gobierno de México autorizó las siembras, experimentales y limitadas, de maíz transgénico.

Un clamor de protesta se alzó desde los campos. Nadie ignoraba que los vientos se ocuparían de propagar la invasión hasta que el maíz transgénico se convirtiera en fatalidad del destino.

Alimentadas por el maíz, habían crecido muchas de las primeras aldeas de América: el maíz era gente, la gente era maíz, y el maíz tenía, como gente, todos los colores y sabores.

¿Podrán los hijos del maíz, los que hacen el maíz que los hizo, resistir la embestida de la industria química, que en el mundo impone su venenosa dictadura? ¿O terminaremos aceptando, en toda América, esta mercancía que dice llamarse maíz pero tiene un solo color y no tiene sabor ni memoria? (23)

La organización social: las luchas por los derechos sociales y políticos (24)
Los campesinos llevan a cabo sus prácticas socioproductivas y políticas a partir de acciones comunitarias solidarias, entre las que se incluyen tareas de campo concretas pero también las luchas por el acceso a la tierra, el agua y los derechos campesinos.

En décadas precedentes era factible observar la más asidua ejecución de relaciones de mutua ayuda o trabajos practicados en forma de minga. No obstante, no siempre esas prácticas sociales fueron expresivas de acciones plenamente solidarias. Inclusive en aquellos casos donde las relaciones sociales tenían mayor relevancia por estar mediadas por lazos de parentesco o amistad, ellas no trascendían más allá del marco de la fraternidad.

Su relación con la tierra se ha ido modificando. Donde antes la tierra tenía una función estrictamente productiva, hoy también tiene un fuerte rol de residencia y su importancia en su calidad de producción y/o de morada cobra relevancia de acuerdo a las estrategias que se estén aplicando según el contexto social y económico en el cual les toca vivir.

Es el apego a la tierra el factor que motiva a emprender la lucha, a través de acciones solidarias firmes y valientes hasta el punto de arriesgar su propia vida si ello fuera necesario.

Existe actualmente una fuerte demanda por promover organizaciones propias y autónomas, a través de las cuales el propósito radica en la defensa de los intereses colectivos y en la conquista de los derechos sociales y políticos fundamentales. Se apoyan en liderazgos relativamente representativos y en formas de participación democrática. Los problemas no sólo provienen de la debilidad de ciertos liderazgos y de la falta de madurez de los mecanismos democráticos, sino también de las restricciones e imposiciones propias del orden dominante (25).

Long, N. y Long, A. (1992) otorgan gran significación al hecho que el actor social es una construcción social. “...Todas las sociedades contienen un repertorio de diferentes estilos de vida, formas culturales y racionalidades, y sus miembros los utilizan en su búsqueda de orden y significado, a la vez que ellos mismos toman parte en su afirmación o reestructuración” (26).

Cierre
A modo de cierre de este trabajo se presenta la zamba “La Pomeña”  de Leguizamón y Castilla. Permite rememorar a esas mujeres campesinas salteñas en sus quehaceres diarios. A través de esta zamba, dedicada a Eulogia Tapia, se intenta establecer un fuerte vínculo del hombre con la tierra. Al escucharla remite a esos bellos paisajes de la puna, teñidos de los encantos y desencantos de la vida campesina.

Esa relación con la tierra quizás sea uno de los lazos más resistentes, invisibles y a veces negado entre la cultura aborigen y la española. La Pachamama, más que una simple diosa, es "la personificación de un principio vital, de una fuerza de la naturaleza" (27).

LA POMEÑA (zamba) -
de Leguizamón y Castilla

Eulogia Tapia, en La Poma,
al aire da su ternura
si pasa sobre la arena
y va pisando la luna.

El trigo que va cortando
madura por su cintura
mirando flores de alfalfa
sus ojos negros se azulan

Estribillo

El sauce de tu casa
está llorando
porque te roban, Eulogia,
carnavaleando

La cara se le enharina
la sombra se le enarena
cantando y desencantando
se le entreveran las penas

Viene en un caballo blanco
la caja en sus manos tiembla
y cuando se hunde en la tarde
es una dalia morena.

Referencias
  1. Galeano, Luis A.1986. El proceso de modernización de la cultura campesina.
  2. Llambí., L. 1981. “Las unidades de producción campesina en el sistema capitalista: un intento de teorización”.
  3. Llambí (s.f.) “El campesinado en la economía política”.
  4. Murmis, 1980. “Tipología de pequeños productores campesinos en América Latina”.
  5. Op.Cit.
  6. Aparicio, Giarraca, Teubal.1992. “Las transformaciones en la agricultura; el impacto sobre los sectores sociales”
  7. Rivero, 1990. Citado por Aparicio, S. Giarraca, N. y Teubal, M. 1992.
  8. Brailovsky, A. 2013. Modulo Nº 3- Ambiente y paisaje en el antiguo Egipto. Curso Virtual “Naturaleza y ecología en la Historia del arte”.
  9. Extraído de http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=3706
  10. Ovidio Publio Ovidio Nasón fue un poeta romano, en cuyas obras recoge relatos mitológicos procedentes del mundo griego adaptados a la cultura latina de su época.
  11. Millet. Extraído de http://deplatayexacto.com/2010/08/30/el-sembrador-jean-francois-millet-1850/
  12. Dupré. Extraído de http://es.wikipedia.org/wiki/Julien_Dupr%C3%A9
  13. “Hay In Art: Roles in the hay” (El heno en el arte: roles). Extraído de http://www.hayinart.com/000414.html
  14. Extraído de http://www.xtec.cat/~jarrimad/contemp/millet.html
  15. Murmis.1998. “El agro argentino: Algunos problemas para su análisis”. Capitulo V.
  16. Cáceres. 2006. “Y...vivimos de las cabras: transformaciones sociales y tecnológicas de la capricultura”.
  17. Champa, p. 184. Extraído de http://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Fran%C3%A7ois_Millet#cite_ref-11
  18. Información extraída de http://www.foroxerbar.com/viewtopic.php?t=3706
  19. Willson A, Angélica. 2002. “Ser Indígena”. Extraído de www.serindigena.cl
  20. Galer, A.; et. al. 2010. “Rescate de saberes locales como estrategia de desarrollo: Revalorización de lo artesanal junto a la comunidad aborigen de laguna Fría”.
  21. Aparicio, Giarraca, Teubal.1992. “Las transformaciones en la agricultura; el impacto sobre los sectores sociales”.
  22. Kautsky, K. 1974. “La cuestión agraria”. Introducción y Cap. Nº3.
  23. Galeano, Eduardo. 2012. Los hijos de los días. Siglo XXI Editores.
  24. Galeano, Luis A.1986. El proceso de modernización de la cultura campesina.
  25. Galeano, Luis A.1986. El proceso de modernización de la cultura campesina.
  26. Long, N. 1992. “Battlefields of Knowledge”. Ed. Routledge. Londres.
  27. Cortazar de Seghezzo, Laura Isabel. 2002. Noroeste argentino: cultura y vivencias. Universidad Nacional de Salta, Consejo de Investigación, Facultad de Humanidades, Instituto de Folklore y Literatura Regional.

Bibliografía
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  • Brailovsky, A; Harracá, N. 2013. Modulo Nº3_Ambiente y paisaje en el antiguo Egipto. Curso Virtual “Naturaleza y ecología en la Historia del arte”.
  • Cáceres, D. et. al. 2006. “Y...vivimos de las cabras: transformaciones sociales y tecnológicas de la capricultura” Ed. La Colmena. Introducción y Cáp. I.
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  • Galeano, Luis A.1986. El proceso de modernización de la cultura campesina. En: Caballero Merlo y Cespedes Ruffinelli (comp.) Realidad Social del Paraguay. CEADUC. Centro de Estudios Antropológicos de la Univ. Católica Nuestra Sra. de Asunción. Extraído de http://igonbo.files.wordpress.com/2011/03/galeano-el-proceso-de-modernizacic3b3n-y-la-cultura-campesina.pdf
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  • Llambí, L. (s/f). “El campesinado en la economía política”.
  • Long, N. 1992. “Battlefields of Knowledge”. Ed. Routledge. Londres. (“Campos de Batalla del Conocimiento. La interrelación de teoría y práctica en investigación social y desarrollo” - Traducción para uso interno de la cátedra de Sociología Rural, Facultad de Ciencias Sociales. UBA).
  • Millet. “Las espigadoras”. Extraído de http://www.xtec.cat/~jarrimad/contemp/millet.html
  • Murmis, M. 1980. “Tipología de pequeños productores campesinos en América Latina”. San José de Costa Rica. Documento PROTAAL Nº 55.
  • Murmis, M. 1998. “El agro argentino: Algunos problemas para su análisis”. Capitulo V. En Giarraca, N. y Cloquell, S. (1998). “Las agriculturas del MERCOSUR. El papel de los actores sociales”. Ed. La Colmena. CLACSO. Buenos Aires.
  • Rivero. 1990. Citado por Aparicio, S. Giarraca, N. y Teubal, M. 1992. “Transformaciones en la agricultura; el impacto sobre los sectores sociales” En Jorrat, J.; Sautu, R. (comp.). Después de Germani. Exploraciones sobre estructura social de la Argentina. Buenos Aires: Paidós.
  • Wilson A, Angélica. 2002. “Ser Indígena”. Extraído de www.serindigena.cl

Ana Paula Galer es ingeniera agrónoma, trabaja en una agencia de Extensión del INTA asesorando productores de la Meseta Central de Chubut.

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