lunes, 8 de abril de 2013

Juan Gómez: "No me daban los pies para correr más rápido"

Las calles anegadas ya rodeaban el Hospital Español, situado en Barrio Norte. Entonces, Juan Antonio Gómez (47), empleado de seguridad e higiene del nosocomio, salió a recorrer el subsuelo para corroborar si había agua. De repente, una pared cedió y el líquido, que ingresó "como una fuerte ola", lo sorprendió a sus espaldas. La mesada de la cocina y el rescate de sus compañeros lo salvaron de morir ahogado.

por Valeria Musse

En el predio vecino al hospital se lleva adelante la ampliación del centro de salud. Cuando el temporal azotaba la ciudad, el pozo de la obra se había anegado. "Como el subsuelo del hospital es lindero a ese terreno, bajé a comprobar que no hubiera nadie, por las dudas que hubiera agua", relató Gómez, un español que hace dos años se mudó a la Argentina por amor.

La recorrida se vio interrumpida en un instante. Un fuerte estruendo le llamó la atención. "Cuando me di vuelta, vi que venía hacia mí una ola. Empecé a correr. No me daban los pies para correr más rápido", dice con inocultable acento ibérico.

Juan buscó refugio sobre la mesada de la cocina. Desde allí veía como las heladeras de la cocina flotaban como barquitos de papel. Ese "primer golpe del agua", como lo describió, alcanzó a mojarlo hasta la cintura. "Había cacharros y sillas por todos lados", recuerda.

A través del handy, tranquilizaba a sus compañeros que, desde las escaleras lo llamaban, desesperados.El hombre no se atrevía a pasar caminando por temor a morir electrocutado.

Para su alivio, a los 15 minutos pudo ser rescatado por dos compañeros, que lo ayudaron a salir. De haber permanecido más tiempo podría haberse ahogado; al otro día el agua había alcanzado el techo del subsuelo.

La inundación obligó a trasladar a cerca de 80 pacientes. Juan, todavía con su vestimenta húmeda, se ocupaba de ir a buscar los tubos de oxígeno para la asistencia.

Esa noche el hall de entrada del hospital se convirtió en una improvisada habitación donde los allegados de los pacientes permanecieron a salvo. Ayer, los médicos, enfermeros y el resto del personal, entre ellos Juan, participaban de las tareas de limpieza. Vestidos con botas y barbijos se ocupaban de la higiene de todo el subsuelo para, tal vez hoy, reanudar algún tipo de atención en el centro sanitario.

Fuente:
Valeria Musse, Juan Gómez: "No me daban los pies para correr más rápido", 08/04/13, La Nación. Consultado 08/04/13.

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