lunes, 15 de abril de 2013

Bosques nativos: el caldenal da su último suspiro en Córdoba

El biólogo Marcelo Cabido, partícipe del proyecto de creación de los corredores biogeográficos, sostuvo que el gobierno no hace cumplir la ley provincial, y que nunca se detuvo la deforestación sobre las áreas protegidas. Advirtió que en unos pocos años el corredor del caldén quedará sólo en los papeles.

por Ignacio Castro

El “Huitru” diezmado sigue de pie negro como la noche y de raíz profunda hasta el agua, su corteza resiste a la topadora como emblema de un ecosistema que se aferra con su último aliento. Ya no hay bosque, ni se ve el ñandú, en cambio un océano verde cubre la llanura y donde antes cantaban los pájaros el silencio se torna áspero como el aire que no encuentra resistencia y un suelo volátil que lo añora.

Con el interés de conservar el ecosistema endémico del bosque del caldén, el 22 de mayo del año 2003 se creó por decreto del gobernador José Manuel de La Sota el Corredor Biográfico del Caldén. Pero transcurridos 13 años poco se ha hecho para proteger esta reserva.

Así lo asegura Marcelo Cabido, investigador del Conicet y biólogo, quien fue asesor de Córdoba Ambiente cuando se impulsó la iniciativa proteccionista. El reconocido profesional aseguró que “a este ritmo de deforestación y desprotección en los próximos años el corredor del caldén quedará sólo en los papeles”.

Ubicado al oeste del Departamento General Roca (al norte del río Quinto), muy próximo al límite interprovincial con San Luis;  al  sur el límite con la provincia de La Pampa y al este la ruta nacional Nº 35, el bosque toma bocanadas de aire en su intento por subsistir.

"No funciona para lo que fue creado"
El investigador del Conicet, biólogo y docente de la UNC, Marcelo Cabido, dice sentirse decepcionado porque lo que comenzó como un firme proyecto de conservación de un sistema endémico (único en el mundo) en la provincia, hoy sólo es un mero papel sin consistencia alguna que lleva implícito y contrastante en los hechos una clara política del desmonte.

Este profesional trabajó junto a Conrado Rosacher, a principios del año 2000, en la creación de esta área protegida. “Consideramos que era conveniente instalar algún tipo de área o estructura de protección ahí y nos pareció buena la idea de un Corredor Biogeográfico inspirados en el Corredor verde de Misiones. Entonces a través de la Agencia Córdoba Ambiente propusimos un modelo de Corredor y el Gobierno a través de un decreto sancionó su creación junto a otro en el oeste de Córdoba”, señala el investigador.

Fueron en total unas 677.740 hectáreas comprendidas, con el objetivo de promover que algunos predios privados ubicados en estos corredores se transformaran en reservas, refugios o parques naturales. En la actualidad sólo queda una porción ubicada en la Estancia Ralicó de unas 5.500 hectáreas y parcelas diseminadas por la región que no llegan a sumar otras 2.500 hectáreas cubiertas de monte.

El doctor Cabido señala que después de creados los corredores los procesos de desmonte han seguido y el Gobierno provincial no ejecutó el decreto que había originado creando este tipo de sistemas de protección. “Tanto en los bosques de caldén como al oeste de Córdoba se ha seguido la deforestación y una pérdida notable de bosques que en la actualidad se reducen a un poco más en la provincia de La Pampa y algo en San Luis, pero en general el caldenal es un ecosistema seriamente amenazado. El área protegida no funciona como tal. Y ahí están en lo que en la jerga se conoce como área de papel”, concluyó. 

Especialistas aseguran que cuando uno compara las imágenes satelitales del caldenal de 20 o 30 años atrás, evidentemente se observa una retracción notable de estos bosques, y como están en territorio llano son suelos que se prestan para la agricultura, entonces corren una suerte incierta.

“La imagen satelital delata con claridad que lo que queda del bosque de caldén son parcelas aisladas rodeadas de un océano de tierras cultivadas, el caso del caldenal es paradigmático y es un sistema que debe ser sí o sí protegido sino en pocos años desaparecerá completamente de la faz del territorio cordobés, es un ecosistema totalmente amenazado”, dice.

Y asegura Cabido: “Si se pierde el bosque nativo también se perderá la fauna que habita en ellos y los recursos que este bosque da para el desarrollo humano”.

No sólo es una pérdida desde el punto de vista ambiental, sino también del productivo. Este tipo de bosques ayuda a la fertilidad del suelo, controlan las erosiones eólicas y los niveles de agua, pero además generan ámbitos propicios para la ganadería cuando hay épocas de sequía, por lo cual prescindir de ellos traería consecuencias nefastas en todo sentido”, señala.

“Para que se den una idea, en Córdoba estamos perdiendo bosques a un ritmo mayor que lo que se observa en selvas tropicales, así en pocos años nos quedaríamos en la Provincia sin la cobertura de zonas boscosas", sostiene el biólogo que actualmente trabaja en el monitoreo de bosques nativos en la zona norte y oeste de la provincia de Córdoba.

El avance de la frontera agrícola
En este sentido, la profesora de Geografía, Liliana Racca, quien dicta clases en el Ipem Nº 141 de Huinca Renancó, y en el aula aborda esta temática, señala que “hay una presión agropecuaria constante y leyes que no se cumplen ni se controla y cuando no hay controles los intereses económicos pueden más que los naturales”.

Al tiempo que agregó que son muy pocos los controles que se ven, y que  se hace caso omiso a lo que plantean leyes nacionales como la Ley Bonasso ni la reglamentación que se hizo en Córdoba. Y cita al presidente de Funam, Raúl Montenegro, quien habla de “analfabetismo ambiental cuando ocupamos áreas y no estudiamos los impactos ambientales ni las leyes de la naturaleza. De esto se trata el analfabetismo ambiental”, subrayó.

Un llamado de atención
Por su parte Cabido sentenció que “con la Ley de Bosques, donde tuvieron participación diferentes organismos y estamentos, se había conformado un proyecto tendiente a la conservación pero de la noche a la mañana con apoyo del partido gobernante y de la primera minoría, o sea el PJ y la UCR de Córdoba, acordaron modificaciones entre gallos y medianoche y salió esta Ley que es muy criticable”.

Al tiempo que sostuvo que “lo primero que tenemos que hacer es cumplir y respetar esa ley por mala que sea, ya que en su anexo tiene marcado en rojo el territorio sobre el cual no se puede intervenir, estaría muy satisfecho que la Secretaría de Medio Ambiente que es el organismo de Aplicación hiciera cumplir al menos esa Ley”, indicó.

A una década de su creación el Corredor Biogeográfico del Caldén aparece sólo como el título de un proyecto de protección ambiental que no se cumplió. Y no solo no se fomentó el uso sustentable de los recursos naturales, sino que la conducta ha sido y es de una brutal intervención del bosque nativo mientras la autoridad de aplicación mira para otro lado.

La degradación y sus perjuicios

A poco de haberse creado el Corredor fue denunciado a la Justicia un desmonte en la Estancia El Cuero de unas 800 hectáreas, la presentación fue hecha en ese entonces por un guardaparques y tomó intervención la Justicia.  

El retroceso de la fauna del lugar es notable y con la desaparición del bosque nativo hay especies autóctonas como el Puma, el Ñandú, la Vizcacha, el Gato de Monte, La Boa de las Vizcacheras, y decenas de especies de aves que se ven seriamente amenazadas en el sur de la Provincia.

El único acuerdo existente se concretó con la Estancia Ralicó, de 15.000 hectáreas, 11.500 de ellas de caldén: 6.000 hectáreas con régimen de intangibilidad y 5.500 de uso regulado.

En Villa Huidobro existe una ONG Mamuel Mapu que ante la inacción del organismo de aplicación ha denunciado en más de una oportunidad la intervención ilegal sobre el Corredor Biogeográfico. La última denuncia se formuló por un desmonte en la estancia San Andrés donde tras tomar estado público el caso intervino Medio Ambiente. Sin embargo hasta el año pasado el infractor no había cumplido con la sanción de reforestar el lugar intervenido con especies nativas lo cual fue expuesto a través de un informe periodístico por El Puntal de Río Cuarto.

La Pampa ha perdido más de las dos terceras partes de su bosque de caldén original, y la fracción que aún resiste presenta marcados signos de fragmentación, siendo muy difícil en la actualidad encontrar parches mayores a 1.000 hectáreas. Hoy solo resiste un remanente empobrecido, alejados de los bosques prístinos originarios, que no supera 1.600.000 hectáreas, apenas un 11 % del territorio provincial.

El paso del ferrocarril por tierras pampeanas inició el proceso de degradación del bosque original. Aquellos pueblos que en su momento surgieron gracias al caldén ya no existen, atento la marcada disminución de la superficie del bosque, sostiene otra investigadora de la vecina provincia, doctora Ana Di Pangracio.

Un trabajo estudiantil que procura concientizar

Alumnos del Ipem Nº 141 de Huinca Renancó realizaron recientemente un trabajo presentado en la Feria de Ciencias cuyo título es “Desmontes, pérdidas de Vida”.

En esta investigación los chicos plantearon la agonía que sufre el bosque de caldén en el sur cordobés, y de las observaciones directas surgieron una serie de datos que reflejan en esta realidad.

Así mencionan que en la búsqueda de ganar más tierras para cultivo se echa mano a distintas modalidades para reducir el bosque de caldén.

Y enumeran el accionar en forma manual, el uso de topadoras -aunque no tan frecuentes por la evidencia de la maquinaria-; los incendios intencionales; apertura de grandes picadas. Y por último, el envenenamiento químico, que es el más actual. Consiste en fumigar con potentes agroquímicos en forma aérea o terrestre.

Fuentes:
Ignacio Castro, Bosques nativos: el caldenal da su último suspiro en Córdoba, 15/04/13, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 15/04/13.
La degradación y sus perjuicios, 15/04/13, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 15/04/13.
Un trabajo estudiantil que procura concientizar, 15/04/13, El Puntal de Río Cuarto. Consultado 15/04/13.

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