miércoles, 26 de diciembre de 2012

De arroyos mansos a ríos violentos

Una guía. Sepa las pautas clave de reconocimiento de crecientes, inmersiones seguras y caminatas apacibles.

por Josefina Edelstein

Los arroyos mansos, abúlicos y en apariencia intrascendentes que devienen en torrentes furiosos, arrasadores y, a menudo, crueles cuando llueve en sus nacientes, constituyen una marca registrada en las zonas serranas de la provincia. A tal punto llega este comportamiento tipo Dr. Jekyll y Mister Hyde de nuestros cursos de agua, que hasta a los mismos cordobeses capitalinos les llevó siglos -y muchas vidas- amansar a fuerza de piedra y cemento al impredecible arroyo de la Cañada que cruza la capital.

No es extraño, entonces, que cada verano haya que educar y muchas veces lidiar con los veraneantes que, encantados con la naturaleza serrana, se resisten a abandonar el agua ante la inminencia de una creciente.

Diego Concha, director de Defensa Civil de la Provincia, dice que los arroyos y ríos de Córdoba son calmos, pero que cuando llueve en las cuencas, como los cauces están en pendientes, adquieren velocidad y altura en cuestión de minutos. “Por eso, a la gente le cuesta creer que un río de 70 centímetros pueda llegar a tener metros de profundidad en muy poco tiempo, y ese descreimiento nos lleva a una lucha constante cada año con los bañistas, quienes no quieren retirarse cuando la policía, guardias y bomberos les advierten sobre una creciente”.

Concha señala, a la vez, que “el problema grave es el alcohol” e indica que, salvo una excepción, “durante los últimos años, los ahogados son personas que han trasnochado, están alcoholizadas, muchas veces se van al río sin dormir, comen un gran asado y se sumergen en el agua y luego vienen los calambres”.

Cuidar el futuro. El verano, y en particular las vacaciones, son momentos en los que, sobre todo los jóvenes, se lanzan a disfrutar sin tener precaución, empujados por el ímpetu propio de la edad.

Ingrid Waisman, presidenta de la subcomisión de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría, advierte que “en las personas jóvenes el ahogamiento ocupa el segundo lugar como causa de muerte, luego de los accidentes viales” y precisa que “en 2010, fallecieron en la provincia 34 niños y jóvenes de 1 a 15 años por accidentes viales y 17 por ahogamiento”.

La especialista subraya que “todas esas muertes pudieron haberse evitado, ya que las causas primarias y generales de los ahogamientos son el incumplimiento parcial o total de las pautas de seguridad”.

Señala como factores condicionantes “la desinformación, la falta de ejemplo o los malos ejemplos por parte de adultos y cuidadores, la presencia de factores de riesgo evidentes que no se controlan, y un despreocupado optimismo a la hora de evaluar lugares y situaciones”.

Perla Pahnke, a cargo del Servicio de Terapia Intensiva del Hospital de Urgencias, indica que durante el verano aumentan los traumatismos de columna por zambullidas en ríos y arroyos. Generalmente, los bañistas no conocen los espejos de agua y se zambullen sin calcular bien y terminan impactando en el fondo que, además, puede tener piedras, troncos, e incluso latas o vidrios.

Consultada por la corresponsalía de Traslasierra, Claudia Vélez, médica de guardia en el hospital de Mina Clavero, señala que “los horarios pico de accidentados son los viernes y sábados por la noche, y la madrugada de los domingos, pero a toda hora, en general un 60 por ciento de los lesionados son jóvenes o menores de edad”.

Por zona. La Toma y Nido del Aguila son los balnearios que más pacientes aportan a ese hospital. El primero tiene un tobogán natural que no siempre es tan divertido como parece y el segundo, una plataforma de lanzamiento de unos 20 metros, que a veces da sorpresas. “Suturas, quebraduras y heridas de diversa magnitud son parte de los desafíos de cada tarde para los médicos”, describieron desde allí.

En Santa Rosa de Calamuchita, la corresponsalía de la zona entrevistó al director del Hospital Eva Perón, Mario Panero, quien señaló que durante el verano las consultas a través de la guardia de emergencias “como mínimo se duplican”, al incrementarse los accidentes propios de las personas que se encuentran de vacaciones.

“Tenemos accidentes de todo tipo: viales, caídas, golpes”, enumeró. “Desde el turista que se cortó con un vidrio en el río o se cayó de un cuatriciclo, al que se fracturó en un paseo”, añadió Panero.

A juzgar por los eventos típicos del verano, la cultura del goce debiera imbuirse de pautas básicas de protección de la vida, cuestión que es responsabilidad de las autoridades competentes y de los veraneantes. En ese sentido, es de suma utilidad conocer, por ejemplo, los “signos” que alertan sobre la llegada de una creciente, entre otras situaciones que se repiten en las vacaciones y que no pueden quedar a merced del alerta oportuno de un lugareño.

Mientras va sintiendo el olorcito a vacaciones, y para que realmente la pase bien usted y su familia desde el primer día hasta el último, lea las indicaciones de los expertos en el recuadro “Guía del veraneante prevenido” y guarde en el bolso estas páginas.

Los arroyos y cursos de agua de Córdoba son un verdadero placer en verano y no debe asustarse, pero sí prestar atención a la información que le brindan en cada destino turístico y, especialmente, las advertencias de los bañeros y equipos de asistencia civil del lugar.

Guía del veraneante prevenido
Ante lluvias, vientos u otras circunstancias, en zonas serranas o montañosas, el caudal del río puede aumentar hasta desbordarse e inundar las zonas cercanas en muy poco tiempo.
Los cambios climáticos pueden ocurrir en zonas distantes (por ejemplo lluvias copiosas en las Altas Cumbres) y no ser detectados en el lugar donde uno está, por lo que es necesario averiguar sobre las características climáticas del lugar.
Todo lugar turístico con espejo de agua no señalizado y habilitado debe ser considerado, en principio, como de riesgo para toda la familia. No se debe confiar en datos verbales originados en el lugar, que minimizan los factores de riesgo.
Bañistas jóvenes
No nadar nunca solos.
El alcohol disminuye los reflejos y la fuerza muscular, a la vez que otorga una falsa sensación de invulnerabilidad.
No a la ingesta copiosa de alimentos.
No zambullirse en lugares desconocidos.
Respetar las indicaciones del lugar, que para ello debe estar correctamente señalizado, boyado o vallado.
Adultos
Deben predicar con el ejemplo.
Si se está a cargo de grupos de jóvenes o adolescentes es importante consensuar con ellos pautas de comportamiento, evitando conductas de riesgo.
Fuente: Subcomisión de Prevención de Lesiones, de la Sociedad Argentina de Pediatría.

Crecidas sin lluvias aparentes

Características geomorfológicas. Explican que se eleve el nivel del agua en las zonas bajas de las cuencas serranas, donde se concentran los bañistas.

por Carlos Gastón Catalini

Las precipitaciones que se producen en el período estival en las zonas serranas son relevantes a nivel social y económico, ya que son las responsables de proveer el volumen de agua necesario para afrontar las actividades humanas durante el resto del año y el espacio de recreación de miles de turistas, los cuales normalmente desconocen o menosprecian el comportamiento de los ríos y arroyos serranos.

Estas precipitaciones, generalmente breves e intensas, son favorecidas por las características orográficas y geomorfológicas locales, es decir, cuencas relativamente pequeñas (de unos cientos de kilómetros cuadrados), sobre vegetación degradada con terrenos de altas pendientes, las cuales generan frecuentemente crecidas de gran magnitud (con elevado caudal pico y bajo tiempo de respuesta, del orden de algunas horas o incluso minutos). Por caso, el manso curso del río San Antonio, (Villa Carlos Paz) puede pasar de unos cuantos centímetros a más de 4,70 metros de nivel en solo un par de horas.

La hidrología a tiempo real permite pronosticar eventos hidrológicos para incidir sobre ellos o sus efectos.

El Instituto Nacional del Agua a través del Centro de la Región Semiárida (INA-Cirsa), desarrolló un modelo de base estadística para el pronóstico de crecidas repentinas. Funciona desde hace más de 25 años en la cuenca del río San Antonio y transmite la información de estos eventos a entes provinciales como Defensa Civil, Bomberos y el Cuerpo Especial de Policía, que tienen a su cargo instaurar medidas para salvaguardar las márgenes de este río.

Las características orográficas y geomorfológicas de las cuencas serranas generan frecuentemente crecidas de gran magnitud, sin que se registren precipitaciones en las zonas bajas de la cuenca, donde usualmente se dan las mayores concentraciones de bañistas. Estas mismas características causan variaciones significativas en los niveles de los ríos y arroyos, en función de la forma de cada sección del curso de agua, por lo cual lo que representa una creciente de varios metros en las zonas más altas de la cuenca (usualmente encajonada o entre paredes rocosas) puede representar una elevación de nivel significativamente menor en zonas pedemontanas, donde el río puede pasar de unos pocos metros de ancho a varias decenas de metros, con acarreo de material en suspensión.

Los bañistas deben considerar las recomendaciones de los organismos de seguridad, y contemplar las condiciones climáticas antes de realizar una caminata por los cursos de agua. Los riesgos no solo acontecen durante las crecidas sino a posteriori, ya que los ríos y arroyos son dinámicos y lo que un día fue una olla de buena profundidad apta para saltos, luego de una crecida y debido al acarreo de material seguramente habrá visto alteradas sus condiciones de fondo quedando inutilizada para ese tipo de actividad.

Recomendaciones

En ríos y arroyos:
Características: averigüe sobre el lecho y curso de agua antes de ingresar a un río para refrescarse o nadar.
Crecidas: cuando el agua se torna de color marrón y trae espuma, ramas, hojas o basura significa que la creciente está llegando. Aléjese pronto y resguárdese en zonas altas; nunca lo haga en islas o piedras porque la crecida puede incrementarse y quedar aislado o ser arrastrado.
Espere: no cruce vados o puentes que se encuentren tapados por la correntada del agua, aunque parezca que puede pasar sin peligro.
Precaución: si ha llovido por varias horas, esté atento a lo que informen radios y televisión.
Digestión: asegúrese de haber hecho este proceso antes de ingresar al agua.
Cabeza despejada: evite el consumo de alcohol o de estupefacientes, ya que son depresores del sistema nervioso, lo que genera pérdida de lucidez y de reflejos, provocando vulnerabilidad en el agua. El mayor porcentaje de ahogados se produce por esta causa.
Haga pie: si no sabe nadar, ubíquese en zonas bajas del río.
Pruebe: antes de arrojarse al agua desde lo alto, verifique que no haya piedras en el lecho del río.
Sólo expertos: las operaciones de rescate las realiza personal entrenado a tal efecto. Evite exponerse a riesgos si no sabe nadar para auxiliar a quien está en peligro.
Construcciones alejadas: viviendas o campamentos no deben instalarse en cercanías de ríos y arroyos. Tampoco lo haga en zonas bajas ya que una creciente repentina puede sorprenderlo mientras duerme.
Marca de agua: la mejor manera de saber dónde acampar fuera de un camping, es observar con detenimiento la marca nivel de crecimiento de agua, que deja resaca en árboles, piedras y alambrados.
Fuente: Ministerio de Seguridad de la Provincia de Córdoba.
Carlos Gastón Catani es ingeniero civil de la UCC

Por qué no usar la palabra “accidente”

Según su acepción más corriente, un accidente es un suceso imprevisto, generalmente desgraciado, que altera la marcha normal de las cosas.

por Ingrid Waisman

Según su acepción más corriente, un accidente es un suceso imprevisto, generalmente desgraciado, que altera la marcha normal de las cosas. El término tiene, en nuestra cultura, connotaciones que inducen a una actitud errónea: se piensa que los accidentes son cosas de la fatalidad, del destino, o designios de Dios.

La tendencia científica actual es denominarlos “lesiones no intencionales”. Las lesiones (o causas externas, según la definición del Código Internacional de Enfermedades) pueden ser intencionales –tal el caso de los suicidios y las agresiones–, o no intencionales, como los mal llamados “accidentes”. Estos últimos deben ser analizados racionalmente en cuanto a sus causas y consecuencias, y de este conocimiento, y del convencimiento de su real naturaleza, surgirán los instrumentos para su prevención. En Argentina, durante 2010 fallecieron 10.376 personas por lesiones no intencionales, de las que una cuarta parte eran niños y adolescentes. Estas lesiones representan la principal causa de muerte desde el año y hasta los 34 años. Además de las muertes, debemos considerar la existencia de heridos, de secuelas físicas y psíquicas, el sufrimiento de las familias, y el enorme gasto en salud que conlleva atender a estos pacientes.

Usar con precisión el lenguaje ayuda a comprender el real significado de los eventos. Las lesiones de todo tipo: en el hogar, en la escuela, en el tránsito, se pueden prevenir. Entendiendo estos conceptos, se podrán implementar mejores estrategias que ayuden a evitar las lesiones no intencionales.

Proponemos reflexionar acerca de esta verdadera epidemia que afecta a nuestros niños y jóvenes, entendiendo que todos podemos participar contribuyendo a su prevención y control.
Ingrid Waisman pertenece a la Sociedad Argentina de Pediatría

Caminatas por montañas

La provincia presenta una topografía ideal para la realización de caminatas y recorridos por los cerros.

La provincia presenta una topografía ideal para la realización de caminatas y recorridos por los cerros. Esta actividad aporta salud, tono muscular, mejora el funcionamiento del sistema circulatorio y estimula el inmunológico. Si se suman los paisajes, es una combinación deliciosa para cuerpo y alma.

Para un disfrute seguro, siga estas sugerencias:
Utilizar zapatillas que sostengan los tobillos y protejan los pies, a fin de evitar raspaduras o torceduras.
Prestar atención al estado del camino y su relieve, evitar las pendientes pronunciadas (ascendentes y descendentes) que puedan derivar en una caída.
No tener ocupadas las manos con objetos que puedan complicar la reacción en casos de tropiezos o caídas imprevistas. Ante estas situaciones, el primer gesto suele ser extender los brazos y apoyarse o frenar el golpe con las manos.
Tener en cuenta que no siempre hay buena señal para hablar por celular.
Llevar abrigo, ya que las sierras tienen gran amplitud térmica.
Munirse de agua, mapa del lugar e ir acompañado de personas capaces de soportar situaciones adversas.
Proteger piernas y pies. En las sierras hay víboras (ofidios) venenosos que pueden provocar la muerte.
Elegir senderos y caminos que sean claros y definidos. Evite caminar por lugares con pastizales altos o entre piedras, ya que son el hábitat natural de los ofidios: quedaría en riesgo frente a determinados ofidios de mordedura mortal.
Fuente: Ministerio de Seguridad de la Provincia de Córdoba.

Fuentes:
Josefina Edelstein, De arroyos mansos a ríos violentos, 26/12/12, La Voz del Interior. Consultado 26/12/12.
Carlos Gastón Catalini, Crecidas sin lluvias aparentes, 26/12/12, La Voz del Interior. Consultado 26/12/12.
Ingrid Waisman, Por qué no usar la palabra “accidente”, 26/12/12, La Voz del Interior. Consultado 26/12/12.
Caminatas por montañas, 26/12/12, La Voz del Interior. Consultado 26/12/12.

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