miércoles, 14 de noviembre de 2012

Naturaleza y Arte: no siempre compatibles


La naturaleza y el arte casi siempre se complementan, y muchas grandes obras, sobre todo joyas arquitectónicas, no sólo comparten el espacio con un espectacular entorno natural, sino que se complementan, de forma que paisaje y arte se enriquecen mutuamente.

Pero no siempre es así, y las características geográficas y meteorológicas pueden resultar fatales para una obra. Eso es precisamente lo que han comprobado un grupo de investigadores en el Valle de los Caídos (Madrid): que los materiales que se usaron para la construcción del conjunto escultórico fueron inapropiados y que su deterioro es inevitable, porque además el descomunal tamaño de las estructuras hace muy difícil una labor de restauración.

Ésa es la conclusión principal de un estudio que han liderado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas), que han comprobado que el conjunto escultórico concebido por el artista Juan de Ávalos para el Valle de los Caídos no es macizo.

Materiales inapropiados y hasta incompatibles
Las esculturas están recubiertas por placas de calizas negras procedentes de las canteras zaragozanas de Calatorao y están unidas por morteros con materiales incompatibles, totalmente inadecuados para su conservación, han observado los investigadores.

El grupo escultórico del Valle de los Caídos está compuesto por nueve estatuas de unos 20 metros de altura.

Según el Museo Nacional de Ciencias Naturales, para la realización de las esculturas se usó caliza negra procedente de Calatorao, una roca que ya fue utilizada en escultura y arquitectura por los árabes españoles desde el siglo V.

Se trata, ha señalado el Museo, de una piedra muy versátil para la talla y cuyo labrado proporciona contrastes de roca de color gris sin pulir con otras de brillo negro excelente por la elevada pureza de sus fases de calcitas de conchas fósiles (blancas) junto con kerógeno de origen marino (carbón) que le proporciona un pulido brillante de color negro intenso.

La piedra usada en las esculturas del Valle de los Caídos es perfecta para interiores

Los investigadores han observado que esa caliza es la mejor opción para ser usada en interiores, ya que el sol decolora el negro u oxida la materia orgánica en poco tiempo, y también es muy buena para pavimentos y mampostería, pero sin embargo no resiste la acción de los sulfatos en ambientes húmedos ni la acción del hielo en fisuras, como ocurre en el lugar donde están ubicadas.

Así, las esculturas sufren fisuras que causan desprendimientos que pueden ser muy peligrosos para los visitantes y empleados del recinto, según los investigadores, que han señalado que esto es "especialmente grave" porque el Valle de los Caídos es el tercer monumento madrileño más visitado por los turistas.

El equipo investigador ha sido dirigido por el geólogo Javier García-Guinea y en él han participado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales, del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) y de las Universidades de Zaragoza y Alicante.

Las conclusiones se han publicado en las revistas científico-técnicas Environmental Earth Sciences y Materiales de Construcción.

Lluvia, agua, hielo y calor dañan de forma inexorable las esculturas
El deterioro del conjunto escultórico se debe a que las esculturas están abiertas a las aguas de lluvia, que penetran en los núcleos de hormigón, y una de las formas más frecuentes de ataque químico al hormigón es la acción de los sulfatos.

Pero también existe una alteración física debido a los ciclos de congelación y deshielo que sufren las esculturas en ese lugar; la congelación y el posterior deshielo originan esfuerzos internos en el hormigón debido a la expansión térmica y a la congelación del agua contenida en los poros capilares del hormigón, lo que provoca fisuras reiteradas y pérdida de masa.

Javier García Guinea, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha explicado -señala el Museo- que una teórica restauración de las esculturas debería eliminar los materiales incompatibles, lo que implicaría extraer los bloques de calizas, sanear el núcleo de hormigón afectado y recolocar los bloques otra vez.

Pero el sellado de las fisuras de las esculturas con polímeros orgánicos mantendría en el interior grandes cantidades de sulfatos, cuya posterior degradación bajo la luz solar ultravioleta facilitaría nuevas entradas de aguas de lluvia y nuevas destrucciones de las esculturas en fragmentos más grandes.

"Ávalos tallaba maravillosas estatuas pequeñas en bloques de caliza de Calatorao, pero no sabía construir edificios de veinte metros con formas de estatuas, ahí faltaba mucha ciencia de materiales de construcción", ha concluido García Guinea.

Fuente:
Naturaleza y Arte: no siempre compatibles, 06/11/12, EFEverde. Consultado 14/11/12.

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