Esta mañana un temporal anegó calles en la Capital Federal y
el conurbano bonaerense pero esto no debería sorprender. Lamentablemente se cobró
un muerto y cientos de evacuados. El libro Buenos Aires, ciudad inundable de
Antonio Brailovsky publicado hace dos años, explica que el desastre reside en
cómo los ríos son borrados de los mapas y de las políticas urbanas y que la
solución vendrá con una conciencia ambiental ciudadana, más que con obras
hidráulicas.
Calles del área metropolitana bonaerense se transformaron en
arroyos otra vez. En pocas horas diluvió casi la misma cantidad promedio de
precipitaciones del mes, lo que saturó la capacidad de drenaje hasta de las
obras inauguradas en agosto por el jefe de gobierno Mauricio Macri en la cuenca
del Maldonado. El pronóstico augura más lluvias para las próximas horas aunque
con menor intensidad y los vecinos afectados se apuran en proteger sus bienes,
sea en sus casas, sus cocheras o sus lugares de trabajo.
Al respecto, en Buenos Aires, ciudad inundable, el
economista Antonio Brailovsky -ex Defensor adjunto del Pueblo de
Con sólidos argumentos, Brailovsky denuncia "la ciudad
crece hacia abajo", permitiendo por irresponsabilidad o corrupción
política, la ocupación de zonas anegables por naturaleza -sea en el valle de
inundación del Riachuelo o en el lujoso barrio de Puerto Madero. “¿Primero se
mete a la gente a vivir adentro del río y después se busca cómo sacar el río de
allí, mediante obras públicas costosas y de resultados inciertos?”, ironiza.
De igual modo, pierde sentido el reclamo de obras por parte
de comerciantes del barrio de Belgrano que olvidan que están ubicados sobre el
trayecto del arroyo Vega que, aunque no lo vean, pasa entubado por debajo de
sus pies.
Entonces una propuesta es que las políticas públicas partan
de un reordenamiento territorial ambiental participativo que permita adaptarse
a las características naturales del paisaje, en lugar de ignorarlas con
"la ilusión de omnipotencia tecnológica". Un caso es el de los
isleños del Tigre bonaerense, cuyas casas tienen tradicionalmente dos plantas
para afrontar las crecidas o sudestadas sin necesidad de evacuarse, disponen de
botes de emergencia para movilizarse y se corta el suministro central de
electricidad para evitar electrocuciones en la vía pública.
Fuente:
Buenos Aires ES una ciudad inundable, 29/10/12, ComAmbiental.
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