domingo, 9 de septiembre de 2012

Viedma, la capital inundable (segunda parte)

La gran inundación de 1899: vista de la calle Roca de Carmen de Patagones

Las capitales, productos de una elección geográfica y un equilibrio de fuerzas históricas, suelen ser mudables. Buenos Aires, resultante de ambos factores, consagrada como tal en 1880, comenzó a ser cuestionada de inmediato, su traslado al interior fue una demanda que acompañó su nacimiento. En 1985, el presidente Alfonsín anunció el proyecto de su reubicación, señalando como alternativa una localización hasta entonces no tenida en cuenta: Viedma. Zona inundable, castigada por sudestadas y crecidas, aquella imaginada capital en la parte baja del río Negro zozobró por la crisis económica, aunque sin ella hubiera corrido idéntica suerte por su inadecuado emplazamiento.

por Antonio Elio Brailovsky

Una etapa seca
Después de estos testimonios catastróficos, tenemos una serie de inferencias que hablan de las inundaciones como cosa del pasado. Desde el punto de vista natural, es presumible que esta zona atravesara por una etapa de sequías, durante la cual no se registraron inundaciones catastróficas.

Desde el punto de vista social, nos interesa destacar el momento a partir del cual comienzan a considerarse las inundaciones como cosa del pasado. En esta etapa seca, el coronel Martín Guerrico decía que "las grandes crecientes que antiguamente se experimentaban, por las cuales las aguas salían de su cauce natural, han desaparecido sin duda por la amplitud mucho que hoy tiene aquél, o por el cambio que se ha operado en la temperatura de la Patagonia" (14).

La cita anterior es de 1872 y marca el punto de inflexión de nuestro registro. Hasta ese momento, se consideraba popularmente que los ríos no cambiaban y su régimen era perdurable. Un largo período sin inundaciones significaba solamente eso. En la sociedad colonial o en la de los primeros años de vida independiente, a nadie se le hubiera ocurrido decir que las inundaciones "han desaparecido" por la sola razón de que no se presentaran durante varios años. Este cambio en la visión de la naturaleza refleja cambios significativos en el orden social. Es el reflejo de la modernización y de la modalidad de incorporación de la Argentina al sistema de la división internacional del trabajo. Pensar la naturaleza en términos del corto plazo es una característica de la sociedad industrial, que sólo puede mirar los tiempos de la naturaleza desde los tiempos de la economía. Para un río, cuarenta años sin inundaciones no significa nada. Pero para un integrante de esa burguesía que estaba vinculándose al mercado internacional, cuarenta años era un tiempo desmesuradamente largo.

Podríamos decir, entonces, que en las sociedades tradicionales la percepción del tiempo de la historia coincide con el tiempo de la naturaleza, en tanto que en las sociedades modernas ambos tiempos se escinden. Esto lleva a que Guerrico vea la naturaleza con los ojos de su sociedad y perciba una evolución donde sólo hay un fenómeno cíclico.

Siete años más tarde, un agudo observador como fue Estanislao Zeballos decía que "las islas de Choele-Choel son en parte anegadizas durante las crecidas del río y los indios que las poblaban huían de ellas, a veces a altas horas de la noche, espantados por el ruido amenazador del torrente que avanzaba inundándolo todo" (15). Es decir, que Zeballos es un científico que puede ver los hechos sin la traba del perjuicio social.

En otro texto, señala que los esteros "han desaparecido en grandes extensiones a consecuencia del levantamiento y consolidación de los terrenos. Las inundaciones de los campos adyacentes al río Negro son menos frecuentes por esa razón y a causa de que las lluvias parecen ahora menos copiosas en aquella región que en otras épocas" (16). Una cosa es decir que las inundaciones "han desaparecido" y otra muy distinta es constatar que "son menos frecuentes".

En 1872, el coronel Olascoaga se encuentra en la isla de Choele-Choel y reflexiona sobre el "nivel extraordinario a que, tal vez en tiempos remotos, han alcanzado las aguas de ese río". Y es que Olascoaga había visto horrorizado unas pajitas colgadas de los árboles, signo inequívoco de inundación a la altura inverosímil de 4 y hasta 5 metros sobre el nivel del río. "Sólo me queda la duda -agrega- de si las avenidas que han llevado el nivel de las aguas a tan considerable altura pertenecen a épocas geológicas o podrían tener lugar todavía" (16).

Observe el lector la forma en que el miedo influye sobre el razonamiento. Para nosotros está muy claro que acontecimientos ocurridos en épocas geológicas anteriores no podrían haber dejado pajitas sobre los árboles actuales. Aquí aparece otra cosa de importancia, que es la resistencia a aceptar que existe un ciclo hídrico de varias décadas sin inundaciones catastróficas, el que sigue otro ciclo en que estas inundaciones catastróficas  aparecen. Pero nos cuesta mucho reprochar a Olascoaga la misma falta de visión de muchos técnicos actuales.

Veamos su preocupación de estas inundaciones: "Abisma pensar la inmensidad de este río en la época de tales crecientes (...). Se comprende que abarcaría por lo menos cinco leguas de ancho con una profundidad de cinco brazadas en los canales principales". La estimación no está mal, suponiendo que Olascoaga no conociera la descripción de D'Orbigny, que habla de tres leguas.

Agreguemos nosotros que el río tiene unos doscientos metros a la altura de Viedma y que el resto de las tres o las cinco leguas cubriría totalmente los asentamientos humanos ubicados en su valle de inundación.

"El Paraná y el Uruguay serían en su comparación caudales de tercero y cuarto orden. Espero que semejantes avenidas no se repetirán, y si sobreviven, deseo francamente que nos hallen sobre la barranca que he descrito al entrar en este gran valle. De lo contrario es seguro que si no llegamos al mar para banquete de tiburones, quedaríamos enredados en los arboles de la isla, para aumento de los espantajos que justifican su nombre" (17).

Regresan las grandes crecientes
Muy poco tiempo más tarde retomaron las grandes inundaciones. La Primera de este nuevo ciclo húmedo fue la de mediados de 1879.

En ese año, una importante expedición militar conquistó los territorios patagónicos que se encontraban en poder de los indios. Un integrante de esa expedición, el comandante Prado, describe que la misma quedó aislada durante más de veinte días por la crecida del río Negro.

Los militares fundan un pueblo "que bien pronto habían de llevarse en su corriente avasalladora las aguas del río Negro" (18). "Un día -agrega- empezaron a subir las aguas del río. Nadie prestó atención al fenómeno, en primer lugar porque a nadie se le ocurrió pensar en los peligros de una inundación y luego porque, en contra de los anuncios y el parecer de un indio, teníamos la opinión de un ingeniero. Sostuvo el bárbaro que aquellos lugares se inundaban, alcanzando el agua en ellos a considerable altura; pero el hombre de ciencia demostró por a + b que el salvaje era... un salvaje, y el pueblo se trazó donde él lo quiso.

"El 17 de julio amanecimos rodeados completamente por el agua. La creciente se extendía por todo el valle y ya era imposible pensar en la salida. Nos atrincheramos. Para contener el avance de la inundación se levantaron extensos murallones de tierra y en pocos días la incomunicación fue completa y absoluta. Se agotaron las provisiones de carne, y entonces se apeló al racionamiento extraordinario, consistente en un puñado de harina, que cocíamos, amasándola sin sal algunas veces, al rescoldo, y un que otra piltrafa de carne de caballo, que nos tocaba por milagro.

"Entretanto, casi a la vista de todos, las caballadas se ahogaban en sus rodeos, se ahogaban las novilladas del proveedor, sorprendidas en su marcha, y dentro de poco nos ahogaríamos también nosotros (...). A poco se desarrolló en el cuerpo una violenta epidemia de viruela, y entonces empezó para el heroico regimiento una situación espantosa".

Cuenta que la tropa se alimentaba de carne semipodrida de los caballos ahogados que debían rescatar a nado, lo que indica que habría disminuido algo la torrencialidad del río. Debemos señalar que este episodio ocurrió frente a la isla Choele-Choel, en un punto más elevado que el de la proyectada Capital de la argentina.

Veinte años más tarde se produjo la famosa crecida de 1899, que arrasó completamente la ciudad, a punto tal que el convento de los salesianos fue el único edificio que se mantuvo en pie. Según informes de la época, la amplitud de la creciente fue de 4 metros en junio de 1899 y de 6,70 metros en el mes de julio del mismo año. Para otro autor, fueron 7,6 metros en julio.

En ese año se produjeron lluvias intensas en la cabecera del Limay, que desde mayo estaba creciendo. En julio se inició la creciente del Neuquén, producida también por las lluvias. Al sumarse los caudales de ambos ríos, provocaron la inundación general del valle. Las inundaciones de julio fueron superiores a la del mes anterior, debido al efecto adicional de la marea y el viento. En efecto, si se adiciona la influencia del oleaje provocado por el viento y la marea, se obtiene la cota máxima histórica de inundación: 11,65 metros (19). Nos parece que un lugar donde las aguas pueden subir más de 11 metros sobre su nivel normal no es lo más adecuado para instalar la futura capital de la Argentina.

La gran inundación de 1899
Vamos a detenernos un poco en los testimonios sobre los efectos sociales de la gran inundación de 1899, a fin de que queden claras las implicancias de este tipo de fenómenos. Las citas entre comillas son textuales de los telegramas publicados por los diarios de Buenos Aires (20). La siguiente es una cronología sumaria de dicha catástrofe:

- 30 de mayo: Roca: "El río Negro sigue creciendo extraordinariamente".

- 4 de junio: (Los ríos) lejos de descender o permanecer estacionarios siguen creciendo extraordinariamente".

- 6 de junio: "Las crecientes continúan causando desastres".

- 8 de junio: "Las aguas del río Negro se han extendido hasta las calles de Patagones, lo que ha dado lugar a que hayan inundado algunos parajes de la población".

- 10 de junio: "la población de Pringles se halla completamente inundada; el agua corre en las calles de esa localidad a la altura de un metro y medio".

- 11 de junio: Viedma: "numerosas familias viven a la intemperie, soportando las lluvias que caen con frecuencia". Roca: "La altura de las aguas durante los desbordes ha alcanzado los tres metros sobre los rieles, lo que prueba que llegó a 7 metros sobre el nivel ordinario del río".

- 12 de junio: "El agua cubre todo el valle y ha inundado las poblaciones en un número que puede estimarse en 500, las cuales se hallan en la mayoría abandonadas".

- 13 de junio: "En Viedma las chacras y quintas se hallan completamente inundadas. los vecinos de esa población han tomado sus precauciones para el caso de que los desbordes tomen mayores proporciones".

- 14 de junio: "(El río Negro) tiene ahora en varias partes cuatro leguas de ancho, abarcado la inundación como 500 leguas cuadradas".

- 20 de junio: "Las últimas crecientes han perdido su importancia y no hay lugar a que ocurran nuevos desastres".

- 7 de julio: "La creciente ha avanzado con fuerza extraordinaria".

- 14 de julio: "Los ríos Limay, Negro y Neuquén siguen creciendo con fuerza extraordinaria".

- 17 de julio: "Las inundaciones continúan avanzando".

- 20 de julio: "A la altura de Paso de los Indios las aguas del río Neuquén subieron ayer ocho metros, penetrando en la oficina postal, que se encuentra a gran altura. El vecindario está seriamente alarmado. Fuerte General Roca se presume que corre inminente peligro. La situación se hace más desesperante porque en la región de la cordillera llueve incesantemente". Alarma en Viedma. Las aguas rompen el terraplén del bañado. Nosotros agregamos que en una inundación, lo primero que ocurre siempre es que se rompan las defensas. Hay viento sur.

- 21 de julio: Los edificios de Fuerte General Roca "han sido convetidos en ruinas". Las inundaciones "destruyeron el fortín de Paso de los Indios". Las aguas ya tapan el muelle viejo de Viedma. Comienza el traslado de las familias de Viedma a Patagones.

- 22 de julio: "El río Negro ha crecido considerablemente en Viedma y en la parte baja de Patagones. Los edificios de la Gobernación, de Policía, etc., de Viedma se encuentran dentro del agua. En algunos parajes de esa población la creciente ha alcanzado un metro en las habitaciones. Reina gran consternación en el vecindario, el cual ha abandonado sus viviendas y se ha trasladado en botes a la parte no inundada de Patagones.

"Se presumía que anoche con la pleamar las aguas alcanzasen mayor altura e inundasen toda la población de Viedma. El valle, en una extensión de 12 km de cuchilla a cuchilla ha sido totalmente cubierto por el agua. La inundación acompañada de fuerte marea, ha principiado a inundar las casas de Viedma.

"Las autoridades reunidas ordenaron en virtud del inminente peligro que amenaza la impetuosidad de las crecientes que las familias pasen al vecino pueblo de Patagones, y abandonen esta ciudad. El plazo acordado es para hoy a las 4 de la tarde: reina gran consternación".

- 23 de julio: Patagones: "Los desbordes se presentaron hoy asumiendo mayores proporciones. No quedan ya familias en Viedma. Todas han sido conducidas a Patagones. Reina la miseria más espantosa y se empieza a carecer de los elementos más indispensables para la vida.

"Urge cambiar la capital de este territorio aunque sea provisorio. La población de Viedma está totalmente refugiada en Patagones".

- 24 de julio: Patagones: "4 casas de la calle Roca habían tenido que ser desocupadas por sus moradores a causa de haber sido invadidas por las aguas, las que continúan avanzando. En dicho punto, las aguas han llegado a dos metros y medio de profundidad". "La potencia de las aguas ha abierto un canal en el paraje conocido por El Juncal".

- 26 de julio: "Esta mañana quedó completamente inundado el bajo de Patagones, derrumbándose la mayor parte de los edificios de la ribera. Reina gran consternación".

"Reina el pánico más horrible entre el público con motivo de la reciente noticia mandada publicar, según la cual el río Neuquén ha crecido 8 metros en Paso de los Indios. A ser cierto se supone que el Gobierno Nacional mande alguos vapores para poner a salvo el pueblo de Patagones. Lo que pasa es inaudito: el panorama que se extiende al pie de este paraje se asemeja al río de la Plata".

- 28 de julio: Temporal. Viento del sur. Las aguas alcanzan su máximo."  (Conesa y Pringles) han sido arrasadas por las crecientes.

"En Patagones se trabaja día y noche para salvar todas las familias que habitan los parajes alcanzados por los desbordes y también los equipajes y muebles de más valor, lo mismo que los documentos de importancia. Es imposible describir los horrores y cuadros dolorosos producidos por esta tremenda catástrofe".

"En seis horas las aguas han subido un metro y treinta centímetros. Los desbordes van aumentado paulatinamente y puede asegurarse que Videma está completamente perdida. Sólo se salvará de este terrible desastre alguno que otro edificio, entre ellos el de los Padres Salesianos. A las 9:30 p.m. se desencadenó en Patagones un fuerte temporal que contribuirá a destruir con mayor rapidez los edificios que aún quedan en pie en Viedma".

- 29 de julio: las aguas comienzan a bajar con mucha lentitud.

- 12 de agosto: las aguas descubren el muelle viejo de Viedma, después de 22 días de haberlo tapado completamente. Después de esta catástrofe, la residencia de las autoridades se traslada a Choele-Choel.

"Los pueblos devastados por las aguas fueron reconstruidos en lugares más altos y con la reconstrucción se planteó el problema de definir la localización de la capital. Se encomendó la tarea a una comisión que, habiendo acordado que debía ubicarse en el curso del río Negro, lo recorrió desde la boca hasta la confluencia. Para el ingeniero Cipolletti la capital debía instalarse en Choele-Choel, que ofrecía un punto al abrigo de inundaciones y equidista de Viedma y General Roca, los dos centros de mayor importancia y posibilidades de desarrollo. El resto de la comisión se definió por Viedma" (21). Adviértase que los demás pueblos fueron reconstruidos en lugares más elevados, lo que no ocurrió con Viedma, quizás por falta de mejores opciones.

Viedma sigue inundándose
El ciclo húmedo se refleja en sucesivas inundaciones. En 1904 se registra otra gran crecida, con 4.900 m³/s, medidos en Viedma. (Recordemos que 4.500 y condiciones de viento o marea son suficientes para inundar Viedma. En temporal o mareas extraordinarias, los caudales necesarios para inundar la ciudad son menores). La inundación de 1914 registra 4.750 m³/s en Paso Roca, lo que también significa afectar seriamente a Viedma. El 18 de julio de 1915 se estima que en Viedma hubo 6.000 m³/s. Las aguas alcanzaron un nivel de 6,70 metros en Choele-Choel y 7,93 en Paso Indios, confirmando los peores temores del coronel Olascoaga. Sin embargo, Viedma se salvó esta vez de la destrucción. Las notas del ingeniero Contín para el 26 de julio de 1915 (día del máximo caudal en Viedma) dicen que "en la boca del río hay sin embargo sólo marea de luna y viento norte". Con esos caudales, si hubiera soplado viento del sudeste, la ciudad habría vuelto a quedar arrasada. Con posterioridad, se registraron caudales peligrosos para Viedma en los años 1922, 1930, 1932, 1937, 1940, 1945, 1949, 1951 y 1958 (22) (23).

El Consejo Agrario Nacional comenta que "en el corto período de 30 años se han producido 8 crecidas del orden de 3.200 m³/s o más que han provocado la justificada alarma en los pobladores de Viedma (...). Esas crecidas distan de ser excepcionales y durante las mismas las aguas han llegado a sobrepasar el coronamiento de las defensas con su consiguiente destrucción parcial, y crecidas mayores que las observadas son previsibles".

Al comienzo de este trabajo señalábamos las limitaciones que podía tener El Chocón en su carácter de regulador de las crecidas del río Negro. La experiencia concreta de su utilización para esos fines es escasa, pero nos permite inferir que regula mejor las pequeñas inundaciones que las catastróficas:

- En 1972 sirvió para atenuar las crecidas extraordinarias del Neuquén y del Limay.

- "En 1974, los efectos fueron desastrosos pese a la existencia de estas obras, porque las lluvias se produjeron aguas abajo de las mismas y provocaron el deslizamiento del material detrítico (...) hacia los campos de cultivo, pero de no haber existido las instalaciones del complejo, es lícito pensar que nada habría quedado en pie en el Valle" (24). En otras palabras, que aun una crecida de mediana importancia como la de 1975 provocó efectos calificados como desastrosos. Podemos pensar en lo que hubiera ocurrido en condiciones algo peores. Poco días después de que el Congreso Nacional aprobara el traslado de la Capital a Viedma "se produjeron fuertes vientos en el sector sudoeste que hicieron subir el curso del río Negro (...) registrándose un nivel de cuatro metros con veinte centímetros" (25). Como Viedma está a cuatro metros y medio sobre el nivel del mar, las aguas estuvieron ahí nomás, aunque no llegó a ser necesario evacuar pobladores.

La circulación social de la información
El estado del conocimiento no admite dudas: las condiciones naturales del área donde está Viedma la hacen inadecuada para usos urbanos, de cualquier clase que fueran. Nos interesa, entonces, señalar que nuestra sociedad decidió no absorber esta información, ni incorporarla a la toma de desiciones. Veamos los hechos:

- Un informe del Instituto de Ciencia y Tecnología Hídricas con modelos matemáticos e hipótesis sobre inundaciones en Viedma fue retenido por la Comisión Asesora y remitido al Congreso sólo a último momentos, al ser pedido por el Senado (26).

- Diversas revistas académicas recibieron fuertes previsiones para no efectuar críticas al proyecto (27).

- Una campaña de opinión pública realizada por el Movimiento Argentino Ecológico cuestionando la decisión tuvo enormes dificultades para penetrar en una prensa que, simplemente, no creía que se estuviera cometiendo un error de esa magnitud. Finalmente, los ecologistas logramos que este punto de vista fuera recogido por algunos de los principales medios de prensa del país (28) (29) (30) (31). La respuesta oficial consistió en afirmar que se habían hecho todos los estudios necesarios, los que en ningún momento fueron exhibidos. Se pretendía que la opinión pública confiara en que "había científicos ocupándose del tema", sin ofrecer ninguna prueba de lo que efectivamente estaban haciendo.

- El tema fue leído por asesores legislativos, que solicitaron más información. Ello posibilitó que fueran asesorados por hidrólogos especializados. Este tema fue expuesto en el recinto por el senador Humberto Martiarena. Ningún medio de prensa recogió sus preocupaciones sobre las crecidas en Viedma. Le respondieron que seguramente alguien ya lo habría previsto (32). La forma en que esta información crítica dejó de circular en pleno período democrático muestra las limitaciones de nuestra sociedad para absorber informaciones que pongan en cuestión ciertos prejuicios arraigados. En este caso, se ponía en duda la omnipotencia de la ciencia: los especialistas podían equivocarse o, eventualmente, podían llegar a resultados controvertibles. El hombre común, que había depositado el saber en ellos, se sentía demasiado inseguro. Darcy Ribeiro señala que "el indígena silvícola, lleno de curiosidad, hace muchas preguntas y es por eso que confía en su propia mente; porque no fue degradado y deshumanizado por la estratificación social. Quiere enterarse de las cosas porque su curiosidad está fresca. El obrero, deshecho por la muela de la estratificación social (...) nunca pregunta nada. Ellos saben que la ciencia es cosa de doctores y actúan como quien no sabe y está conforme, si no es que contento con esto" (33).

Sospechamos que en nuestra sociedad el pensamiento crítico y los criterios de validación científica se aplican solamente en el proceso de producción del conocimiento; es decir, en el interior del grupo de los científicos. En la circulación social de ese conocimiento, por lo contrario, los mecanismos parecen invertirse: lo que en el ámbito académico era pensamiento crítico se vuelve verdad revelada ante el gran público. Lo que pertenecía al domino secular, se sacraliza: hay una sola verdad, que es la que dice la ciencia. El lugar del hombre común es escuchar esa sola verdad, no recibir los ecos de la polémica.

Hemos desarrollado este ejemplo, pero podríamos dar otros. Por ejemplo, la resistencia de nuestro sistema político y de la información pública a aceptar hablar de los riesgos de la llamada "energía nuclear para usos pacíficos". Sobre dicho tema, hemos encontrado niveles de censura semejantes.

En síntesis, nuestra hipótesis es que hablar de la inundabilidad de Viedma (o del peligro de contaminación radiactiva) es poner en cuestión el principio de división social del conocimiento. Es afirmar que en una sociedad democrática la sabiduría no debe ser monopolizada y que ese monopolio del conocimiento puede trasladarnos hacia el sur y hacia el frío, pero, muy especialmente, puede llevarnos a construir sobre el mar.

Ver primera parte
Referencias:
14. Cit. en Zeballos, Estanislao, La conquista de quince mil leguas. Buenos Aires, Hyspamérica, 1986.
15. Zeballos, Estanislao, Viaje al país de los araucanos, Buenos Aires, 1880.
16. Idem ref, 14.
17. Olascoaga, Manuel, Estudio topográfico de La Pampa y Río Negro, Buenos Aires, biblioteca del Suboficial, 1930.
18. Comandante Prado, La guerra al malón, Buenos Aires, EUDEBA, 1960.
19. Idem, ibídem.
20. Lipori, Lorenzo, "Gran crecida del río Negro de 1899", informe número 3/925, Ministerio de Obras Públicas, Dirección general de Irrigación, 31/01/1925.
21. Rodríguez, Dora y Santamaría, La Patagonia: el poblamiento, Buenos Aires, CEAL, 1978.
22. Idem ref. 3.
23. Malinow, Guillermo, Crecidas extraordinarias de ocurrencia simultánea en los río Limay y Neuquén y caudal máximo observador en el río Negro superior, Cipolletti, diciembre de 1986.
24. Idem ref. 1.
25. "Patrullajes por crecida del río Negro" diario Río Negro, 23/06/1987.
26. Idem ref. 4.
27. Omitimos piadosamente la referencia.
28. "Un científico nos cuenta por qué Viedma, la futura Capital de la República, corre el riesgo de quedar sepultada por las aguas", en Libre, 23/09/1986.
29. Brailovsky, Antonio Elio, "Fundar sobre la tierra, no sobre el agua", El Periodista, 26/12/1986.
30. "Viedma dos veces bajo el agua", en Página/12, 23/06/1987.
31. "El debate sobre Viedma", en Clarín, 16/03/1987.
32. Idem ref. 4.
33. Ribeiro, Darcy, Indianidades y venutopías, Buenos Aires, Ediciones del Sol - CEHASS, 1988.
Fuente:
Viedma, la capital inundable, por Antonio Elio Brailovsky, Todo es Historia nº 306, enero 1993, pg. 60.

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