Queda en el partido de Pehuajó, uno de los más castigados
por las lluvias. Sus 300 habitantes, que ya no usan las camionetas para
movilizarse, sino tractores, temen que el lugar termine sumergido.
por Victoria De Masi
¿Habrá algo más arrasador que el agua? Si acaso fuese el
fuego, su hambre devastadora no dejaría ni los recuerdos. El agua sí: allá
asoma el lomo de una vaca muerta. Los pájaros, rapiñeros, surcan el cielo en
bandada y sólo bajan para picotear al animal volteado sobre el barro. Desde
hace unas semanas, la zona agraria Pehuajó está inundada y el agua deja huellas
como ésas. El pasto de invierno es un recorte que aparece de a ratos en el
paisaje. Resiste como Nueva Plata, el pueblo de apenas diez manzanas que está
cercado por el agua, al borde del aislamiento.
Mientras que la media anual de precipitaciones es de 780 milímetros , en
lo que va del año ya cayeron 1100 sobre Pehuajó, ubicado a 375 kilómetros de la Ciudad. Los vecinos
están preocupados: todavía falta lo que lloverá en la primavera, la temporada
más húmeda. Los campos donde siembran girasol, soja, maíz, trigo y cebada se
convirtieron en lagunas. Las vacas, los terneros, chanchos y cabritos pastan lo
poco que hay en las lomadas.
“Estero profundo” significa “pehuajó” en guaraní: una
palangana que se inunda violentamente, donde el agua se estanca. Lo que tapa
gran parte de los rodeos es agua de lluvia y del desborde del complejo lagunar
de la zona, las encadenadas que arrancan en Trenque Lauquén. El escenario lo
resume Juan Pirkins, productor agropecuario: “Estamos abandonados”. El y tantos
otros argumentan que todavía no drenan la zona “porque si sacan el agua tapan
el aeródromo y el camino Néstor Kirchner, que tendría que inaugurar Cristina en
poco tiempo”.
En Nueva Plata, a 18 kilómetros de
Pehuajó, no sólo sienten el desamparo, sino el peligro de quedar sumergidos. El
acceso principal y asfaltado que queda en la intersección de las rutas 86 y 226
está anegado. Las caminos alternativos también. El pueblo, de unos 300
habitantes, está rodeado de agua. La plaza principal es su epicentro y lugar
más elevando. El agua marca presencia a tan sólo 200 metros , en las
cuatro direcciones. Es por eso que ya no usan las camionetas para entrar y
salir, si no tractores.
Marcelo Tornati es tambero y hace más de un mes que sale en
su máquina verde y levanta olitas. Jorge Bollia va y viene en bote. Angel
Congele, que reparte frutas y verduras por los pueblos, sigue al mando de su
F100: “Los caminos están todos cortados, así que acordé con algunos vecinos que
me esperen en el camino cada quince días”, suelta. Si antes vendía cinco
cajones de tomates por cada recorrido, ahora son dos.
Las autoridades de la escuela del pueblo cambiaron la
dinámica de clases porque los chicos del campo, que llegaban a caballo, ya no
pueden salir de sus quintas. Cuenta María Emilia Moreno, profesora de
Matemáticas del colegio Alfonsina Storni, el único del pueblo: “Les enviamos
trabajos prácticos por mail para que no se pierdan contenidos”. La fibra ópica
llega a las estancias. El drenaje, no. En la unidad sanitaria “Doctor Antonio
Cipolla” se preparan para atender las enfermedades típicas de una inundación,
las respiratorias, de la piel y gastrointestinales. “Hasta ahora hubo dos casos
de diarrea. Les decimos a los vecinos que no tomen agua de bomba. Y si no les
queda otra, que la hiervan y le echen dos gotitas de lavandina”, explica la
enfermera, Mabel Tomas.
El ritmo de Nueva Plata está alterado. Vive del campo y el
campo está parado. “Si la vaca no come, no produce leche. Si no hay leche, no
puedo fabricar queso”, recita Adrián Stacchiotti, de Lácteos Nueva Plata. En su
fábrica bajó un 50% la producción. Lo que más temen es que vuelva a llover:
“Con 90 milímetros
más, tenemos que salir corriendo. Nos hundimos”, pronostica Juan Crivaro. Allí
todavía esta fresco el recuerdo de la inundación del ‘87 y la del 2000. Son dos
hitos en la línea de tiempo de Nueva Plata. Y no quieren que se repita.
A pesar del sol, el panorama en el interior bonaerense es
poco alentador
La zona amaneció con un día soleado, pero la situación es
alarmante según informa el presidente de la Sociedad Rural de
Pehuajó, ya que la napa está saturada. Desde el Ministerio de Desarrollo Social
envían ayuda a las familias de escasos recursos.
La situación en la zona de Pehuajó, en el oeste de la Provincia de Buenos
Aires, sigue siendo alarmante a pesar de que hoy la región amaneció con un día
de sol que podría iluminar alguna esperanza. El presidente de la Sociedad Rural de
Pehuajó, Miguel Solgado, comentaba telefónicamente: “El panorama es muy grave,
estamos con el 80 por ciento del partido entre inundado y afectado, con la napa
freática a flor de tierra. Con una comunidad en riesgo que es Nueva Plata y con
una problemática muy grave para todos los tambos que no pueden vender sus
alimentos. La hacienda se está yendo del partido hacia La Pampa o se está vendiendo y
no hay ningún auxilio a nivel provincial ni nacional”.
En paralelo, desde el Ministerio de Desarrollo Social, a
cargo de Alicia Kirchner, se envió un comunicado en el que se informa que se
“continúa asistiendo a familias de escasos recursos que fueron afectadas por
las inundaciones en el territorio bonaerense”, y agrega que “el organismo envió
hoy zapatillas, chapas, tirantes, colchonetas, paños absorbentes, pastillas
potabilizadoras, repelentes, botellas de agua y alimentos a los partidos de
Bolívar, General Paz, Carlos Casares y Pehuajó", mientras que agregan que hay “equipos
multidisciplinarios del Ministerio recorriendo la zona, articulando la ayuda
con los que más necesitan y detectando los casos más urgentes a resolver”.
En total, son 17 los distritos en estado de emergencia. “Acá
hay un día soleado, pero tuvimos una lluvia extraordinaria en agosto, de hasta 300 milímetros . El
panorama que tenemos, considerando que los meses de lluvia son septiembre y
octubre, indica que se nos va a complicar mucho más y no se va a sembrar una
hectárea. No hay ninguna autoridad del agua que nos pueda ayudar, no hay nadie.
Es un abandono total. Estamos en manos del clima y esperando que siga saliendo
el sol”, reclamó esta mañana Solgado desde Pehuajó.
“Si el clima se sostiene, recién podríamos sembrar en
diciembre, porque la napa está totalmente saturada. Pehuajó está muy afectado
en toda su extensión, está muy afectado aguas abajo Carlos Casares, no tanto
como Pehuajó. Carlos Tejedor, y muy afectado San Carlos de Bolivar. El
Vallimanca está totalmente desbordado, y esa es el agua que está presionando
General Alvear, todas hectáreas productivas bajo el agua”, resumió la autoridad
de la Sociedad Rural
de Pehuajó.
Fuentes:
Inundaciones en la Provincia: Nueva Plata,un pueblo aislado por el agua que vive con miedo, 08/09/12, Clarín. Consultado 08/09/12.
A pesar del sol, el panorama en el interior bonaerense es poco alentador, 08/09/12, Clarín. Consultado 08/09/12.
Desastre natural en la provincia de Buenos Aires por las inundaciones, 08/09/12, Clarín. Consultado 08/09/12.
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