sábado, 8 de septiembre de 2012

El agua le pega un golpe al corazón productivo

Hay 10,5 millones de hectáreas castigadas con pérdidas económicas cercanas a los 4800 millones de pesos.

por Roberto Seifert

La naturaleza y el clima son implacables y cuando sus efectos son negativos para la actividad agropecuaria, éstos son más desastrosos aún cuando faltan obras de infraestructura y políticas de asistencia en tiempo y forma.

En su último informe para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires el climatólogo Eduardo Sierra indicó que "las precipitaciones de agosto pusieron en evidencia el avance en el desarrollo del episodio El Niño". No obstante, advierte que debe tenerse en cuenta que aún subsiste una fuerte acción residual del episodio La Niña, que afectó a las dos campañas anteriores, por lo que el proceso será irregular, pudiendo darse el caso de lapsos cálidos y secos.

Pero lo cierto es que durante el último mes llovió y mucho en la pampa húmeda ocasionando graves pérdidas, tal como se indicó esta semana en la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).

Reveló la entidad que en el centro oeste bonaerense hay 10,5 millones de hectáreas anegadas o bajo agua un tercio de las hectáreas totales en la provincia, y las pérdidas en el agro se calculan entre 4500 y 4800 millones de pesos.

El fenómeno afecta a la ganadería por mortandad de animales y praderas destruidas; a la agricultura (hay un 10 % del trigo sembrado en el Sudeste que está dañado y corre riesgo la siembra de maíz en siete distritos que producen 4 millones de toneladas) y a los tambos.

Las lluvias del último mes llegaron a duplicar los promedios históricos. Según datos de la Sociedad Rural Argentina (SRA) los últimos informes indican, entre otros, los siguientes registros: Saladillo 200 milímetros; Navarro, 200/ 250; 25 de Mayo, en lo que va del año las lluvias alcanzaron los 1026 milímetros; Bolívar, 200; General Lamadrid, 208; Coronel Suárez, 168, Laprida, 210, y en Nueve de Julio, 154 milímetros. En tanto que en Azul cayeron 300 milímetros en agosto y mil en lo que va del año.

Esta semana el ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Gustavo Arrieta, encabezó la reunión de la Comisión de Emergencia y Desastre Agropecuario provincial, donde se decidió declarar y prorrogar los estados de desastre y emergencia agropecuaria en varios distritos.

Pero desde el sector no ven en esto una solución definitiva, porque en muchos casos estas medidas disponen postergación de impuestos. "La única solución que puede dar el Gobierno para aquellos que están inundados es eximirlos de los impuestos nacionales y provinciales y además ofrecer créditos a tasa cero, porque los productores no tienen capacidad de pago", dijo el economista jefe de la SRA, Ernesto Ambrosetti.

La mayor parte de los productores reclaman, además, la construcción de obras hidráulicas para mitigar el problema, como la del Plan Maestro del río Salado, aún en ejecución. "Va lento; más lento que las aguas", ironizó Juan Pedro Merbilhaa, ex presidente y asesor jurídico de Carbap y conocedor del tema.

Estrategias
Juan Balsategui, del CREA Necochea-Quequén dijo que en los cultivos de invierno que usualmente se implantan en esa zona, como trigo y cebada, hay pérdidas como consecuencia de encharcamientos e inundaciones por rebalses de canales. Con respecto a sus estrategias, admite que está esperando que el agua escurra rápido para comenzar con la siembra de granos gruesos.

Por otro lado, el productor destacó la importancia de la siembra directa en el uso del agua. "Gracias a que hoy tenemos el 90 % de los campos con siembra directa, la infiltración se ha favorecido mucho más que cuando se hacía labranza convencional, que generaba pisos de arado y otras capas compactadas en el suelo", explicó.

Por su parte, Luis Dillon afirmó que en un establecimiento que administra en Pehuajó, en otoño había cosechado el 40 % del maíz y de la soja sembrada en 2011, porque el resto se perdió.

Respecto de los planes para la campaña de granos gruesos Dillon dijo que por ahora es imposible sembrar los lotes de maíz.

Los tambos del oeste de Buenos Aires también están muy afectados, sostuvo Dillon. "Un productor de leche de Girondo tuvo que sacar toda la hacienda y salir a capitalizar, al quedarse sin forraje y al no poder entrar con los camiones a retirar la leche ", señaló.

Según Germán Paats, presidente de la Sociedad Rural de Tapalqué, las pérdidas por las inundaciones en esa zona ascienden a los 150 millones de pesos, por mortandad de vacas (1500), terneros (22.000), pérdida de praderas y problemas para la agricultura.

Andrea Passerini, productora tambera y delegada ante Carbap de la Sociedad Rural de Carlos Casares, contó que en ese partido "más del 80 a 90 %" de los campos están afectados. "La situación es calamitosa; perdimos la fina y la gruesa y los tambos están complicados", precisó.

"La situación de los campos ganaderos de la Cuenca del Salado es desesperante", definió José Bustingorri, miembro del CREA Arroyo Las Flores. "Hemos debido concentrar todas las vacas en el 10-15 % del campo que quedó libre de agua, lo que destruye las pasturas y provoca todos los problemas derivados del hacinamiento de hacienda", resaltó. "Las vacas están recién paridas y dejan el ternero en la loma y se meten en el agua para tratar de comer algo. En algunos campos hay silos bolsa con grano que no se pueden aprovechar", concluyó.

Las obras de hidráulica, en veremos

El Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado, una obra que data de la década del 80 y que avanza muy lentamente, es considerada por los productores como una solución a los problemas de la inundación en la llanura bonaerense.

Sin embargo, hay quienes no la consideran una solución definitiva. Sino como de "mitigación de excesos" y además indican que deberían contemplarse estudios anteriores en los que estaban previstas obras de retención de agua gracias a la geografía plana de la provincia.

"Sin ninguna duda se tiene que terminar la obra frente a todos los errores cometidos históricamente. Pero no miremos el plan sólo como una solución a las inundaciones sino como un sistema de retención de agua pura, como la de lluvia, facilitado por la poca pendiente que hay en la llanura bonaerense", dijo a La Nacion el ex presidente y asesor jurídico de Carbap Juan Pedro Merbilhaa. "Los problemas políticos entre provincia y Nación la han transformado en una obra eterna cuando ya debería estar lista la mayor parte", agregó.

Merbilhaa recordó que durante muchos años en la provincia de Buenos Aires se hicieron urbanizaciones y caminos sin prever los manejos hidrológicos. "Después de alterar la naturaleza con esas construcciones mal programadas, sin proyección y sin previsión, vinieron las épocas de riqueza hídrica. Se improvisó mucho y entre estas cosas se hicieron obras muy disparatadas y se terminó inventando casi toda la provincia como una sola cuenca que drena por la cuenca del Salado. Ni las lagunas encadenadas del Sur ni las interdunas en el oeste bonaerense que llegan hasta la mitad de la provincia debieron ser nunca aportes al río Salado. Frente a ese desastre se intentó el Plan Maestro", concluyó el asesor de Carbap.

Un problema de larga data
"Ya lo explicó Florentino Ameghino a fines del siglo XIX en su libro Las sequías y las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, que tanto un flagelo como el otro son cíclicos", apuntó el productor Santiago del Solar, productor de Trenque Lauquen. "Lo importante es generar las obras de infraestructura que permitan atenuar el impacto de las inundaciones que sabemos que se van a repetir", agregó.

La mejor manera de atenuar el efecto de las inevitables inundaciones cíclicas es con obras de infraestructura. "El Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado, que fue creado a fines de los 80, avanzó a ritmo lento y donde está funcionando los efectos se notan. Pero donde no llega, estamos totalmente a la buena de Dios", advierte del Solar.

En tanto el productor Juan Balsategui dijo que en la zona de Necochea y Quequén "se evidencia una deficiente inversión en obra pública que no resulta suficiente para enfrentar este tipo de fenómenos".

Aseguró que "aunque los canales que transportan el agua hacia el mar están trabajando bien, no alcanzan para la actual inundación".

"Acá hay que hacer canales más grandes y puentes de hormigón, en vez de alcantarillas que no solucionan nada", planteó Balsategui, para quien los problemas actuales se podrían haber evitado.

Con o sin "El Niño", ya se instaló el problema

Para algunos ya está, mientras que para otros está por venir. Lo cierto es que el fenómeno "El Niño", período con lluvias superiores a las normales, ya está provocando graves problemas en los campos bonaerenses y hasta en cascos urbanos por los excesos de agua.

Para el climatólogo Eduardo Sierra, en realidad "hace como un mes y medio que se declaró el fenómeno Niño". Según el experto, los principales servicios meteorológicos del mundo ya lo venían diciendo. "Lo que pasa es que el Niño alcanza su máxima intensidad en diciembre por el calentamiento del océano Pacífico central ecuatorial, por lo que obviamente todavía falta para sentir esos efectos, pero ya hay síntomas claros".

Opina Sierra que "de hecho las lluvias de mayor intensidad volvieron luego de registrarse un nuevo efecto Niña (lluvias inferiores a las normales) y en agosto ya volvió a manifestarse el Niño y se espera que siga así hasta abril o mayo del año que viene".

En consecuencia, para este climatólogo es bastante probable que sea un año de inundaciones, fundamentalmente en la Cuenca del Salado, la del río V (especialmente en Córdoba) el litoral del Salado del Norte (que, como se recuerda, inundó la ciudad de Santa Fe en 2003).

Todavía no
"En este momento se está instalando un Niño, pero estrictamente hablando, las circulaciones todavía no se corresponden con un evento Niño definitivamente instalado", dijo el asesor privado José Luis Aiello, de la Consultora de Climatología Aplicada (CAA).

Según Aiello, los pronósticos dicen que el fenómeno se va a instalar en el próximo trimestre. "Ya hay calentamientos en varias partes del Pacífico, pero técnicamente todavía no está del todo instalado", dijo el experto.

Para Aiello, estas lluvias de agosto no tienen que ver con ningún efecto del Pacífico. "Son circulaciones locales, bastante anómalas y se deben a pasajes de sistemas de baja presión que se estacionaron y generaron junto con un buen flujo de humedad que tenía la atmósfera estas importantes precipitaciones".

Según este climatólogo, en consecuencia, podría haber entre noviembre y marzo lluvias por encima de lo normal augurando una buena cosecha gruesa, sobre todo para el maíz y la soja. No obstante es probable que pueda haber algún otra inundación porque hay, en este momento, una importante zona con exceso de agua.

Fuentes:
El agua le pega un golpe al corazón productivo, 08/09/12, La Nación. Consultado 08/09/12.
Las obras de hidráulica, en veremos, 08/09/12, La Nación. Consultado 08/09/12.
Con o sin "El Niño", ya se instaló el problema, 08/09/12, La Nación. Consultado 08/09/12.

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