viernes, 21 de septiembre de 2012

Asocian el maíz transgénico a tumores

Es el primer análisis sobre los efectos crónicos, en ratas, de esta semilla y del glifosato en concentraciones consideradas "seguras".

Un nuevo estudio científico suma más pruebas al interminable debate sobre los efectos en la salud de las semillas transgénicas y de los agroquímicos  (ver estudio en inglés).

A diferencia de otros trabajos, se trata del primero en evaluar los efectos crónicos, información que no es tenida en cuenta para evaluar la toxicidad de estos cultivos y de las versiones comerciales del glifosato, herbicida vinculado a ellos.

Para habilitar los cultivos para el consumo y determinar si los agroquímicos no son tóxicos, se analizan los efectos en mamíferos, pero sólo por 90 días. Este trabajo estudió sus efectos en ratas por dos años, es decir, toda la vida del roedor.

La conclusión es que tanto el consumo de maíz transgénico como la ingesta en dosis mínima y consideradas “seguras” de una marca comercial de glifosato pueden causar tumores de mama, riñón y daño hepático, además de muerte prematura.

En Argentina, la primera versión de maíz transgénico resistente al glifosato (NK603) se autorizó en 2004. Este año, la Nación aprobó tres nuevas variedades. La mayoría se exporta. El consumo interno se destina para alimentar vacas, cerdos y pollos.

El trabajo fue publicado ayer en la versión online de la revista Food and Chemical Toxicology. El grupo fue liderado por el científico francés Gilles-Eric Seralini, una autoridad en los estudios sobre los riesgos en la salud de los cultivos transgénicos y herbicidas.

Los investigadores encontraron que el maíz transgénico y el herbicida causaron un daño similar tanto si fueron consumidos juntos como por separado.

Las hembras desarrollaron tumores mamarios y trastornos hipofisarios. Los machos sufrieron daños en el hígado y tumores en riñón y piel, y problemas en el sistema digestivo.

El primer tumor se observó después de cuatro meses, pero la mayoría de los tumores se detectaron sólo después de 18 meses. En la actualidad, los cultivos transgénicos están autorizados luego de que pasen pruebas de sólo 90 días.

Hasta el 50 % de los machos y el 70 % de las hembras murieron prematuramente (antes de que la muerte pueda atribuirse al envejecimiento normal) en comparación con sólo el 20 y 30 %, respectivamente, en el grupo de control.

Este grupo de control fue alimentado con maíz no transgénicos y con agua sin glifosato.

Las ratas tratadas desarrollaron tumores dos y tres veces más grandes que los del grupo de control.

Al inicio del 24º mes, entre el 50 y 80 % de las hembras (según la dosis de ingesta de semillas y/o de herbicida) había desarrollado tumores y más de tres por animal. En el grupo de control el porcentaje fue del 30 %.

El informe detectó grados similares de daño desde la más baja hasta la más alta dosis, lo cual sugiere un valor umbral a partir del cual los síntomas patológicos se hacen notar. Para el caso de la ingesta de semillas transgénicas, fijan ese umbral en un dieta con el 11 % de este cultivo transgénico.

Para el caso del herbicida, el valor umbral sería una concentración de 50 nanogramos por litro, por debajo de los límites autorizados en el agua potable.

¿Qué hacemos con esta semilla?

por Lucas Viano

Con el surgimiento de la biotecnología, aparecen las semillas transgénicas, que reescribirán ese discurso. Para muchos, la semilla ahora se asocia a la muerte.

Las semillas están asociadas a la vida. En las escuelas nos enseñan a seguir el crecimiento de una planta en un germinador. Pero con el surgimiento de la biotecnología, aparecen las semillas transgénicas, que reescribirán ese discurso. Para muchos, la semilla ahora se asocia a la muerte.

Con la incorporación de genes de otros organismos, las semillas transgénicas logran resistir herbicidas y/o repeler plagas. Las empresas que venden estos productos (semillas y agroquímicos), los promocionan como un engranaje clave para eliminar el hambre del mundo.

En la década de 1960, comienza un movimiento ambientalista en contra de los pesticidas que luego se extiende a los organismos transgénicos. El ambientalismo es sensible y, en seguida, capta la adhesión de la gente. La muestra de ello es la multitudinaria marcha del lunes en contra de la instalación de Monsanto en Malvinas Argentinas.

Desde una vereda y otra, muestran resultados contradictorios sobre los efectos, en el ambiente y la salud, de las semillas transgénicas y de los agroquímicos.

Tener información científica sobre los riesgos de cada tecnología sirve para luego decidir sobre si esos riesgos pesan más que los beneficios. En Argentina, esos beneficios están a la vista: el modelo agroexportador es el motor económico del país.

Sobre los posibles efectos de los agroquímicos en la salud y en el ambiente, aún no hay datos contundentes. Muchos estudios científicos hablan de la neutralidad de la biotecnología. Otros, como el conocido ayer, denuncian efectos negativos. A esto se suma lo que se percibe en los pueblos cercanos a los campos, donde los médicos detectan mayores tasas de cáncer y otros males.

¿Ese beneficio supera los riesgos presentes y futuros? El debate debió comenzar hace 16 años, cuando se autorizó el primer cultivo transgénico en Argentina. Ahora, sólo seguimos cosechando dudas.

Varios investigadores criticaron el informe

Algunos científicos advierten sobre posibles fallas metodológicas y en el análisis estadístico del estudio (ver estudio en inglés).

“En mi opinión, los métodos, estadísticas y la forma de publicar los resultados están muy por debajo del estándar. Hubiese esperado un estudio más riguroso. Para ser honesto, me sorprende que hayan aceptado su publicación”, indicó David Spiegelhalter, professor de la Universidad de Cambridge.

“Tendríamos que preguntarnos si una dieta con esa cantidad de maíz es normal para las ratas. Debería haberse incluido otro grupo de control con una dieta alternativa”, indicó Wendy Harwood, investigadora del Centro John Innes.

Otras críticas que recibió el estudio fueron que no se exhiben todos los datos y que las muestras son muy pequeñas.

Además, se señala que, por cerca de 20 años, millones de animales han sido alimentados con soja transgénica, pero no se han reportado situaciones similares a las observadas en este estudio.

Más información: www.sciencemediacenter.org

Fuentes:
Asocian el maíz transgénico a tumores, 20/09/12, La Voz del Interior. Consultado 20/09/12.
¿Qué hacemos con esta semilla?, 20/09/12, La Voz del Interior. Consultado 20/09/12.
Varios investigadores criticaron el informe, 20/09/12, La Voz del Interior. Consultado 20/09/12.

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