La iniciativa fue rechazada por organizaciones,
profesionales y vecinos en una audiencia pública. Creen que puede afectar el
proceso de saneamiento del Riachuelo. Y sospechan que pueden instalar allí
plantas incineradoras de residuos.
por Eduardo Videla
Un proyecto del gobierno de Mauricio Macri para avanzar
sobre el Río de la Plata
mediante rellenos con materiales de demolición fue cuestionado y rechazado por
organizaciones vecinales y ambientales, y por especialistas, en una audiencia
pública celebrada el martes último. Lo que se puso en discusión allí fue la
creación de una superficie de once hectáreas, con la posibilidad de extenderla
a treinta, en la zona denominada Isla Demarchi, junto a la desembocadura del
Riachuelo, en La Boca. La
finalidad de la obra es una incógnita no sólo para quienes se oponen sino para
el propio gobierno porteño: sólo hay especulaciones sobre su uso como espacio
verde o como lugar de asiento de una planta de tratamiento de residuos, que
podría incluir la incineración.
De acuerdo con el Estudio de Impacto Ambiental (EIA)
presentado por el Gobierno de la
Ciudad , el proyecto consiste en rellenar una zona de once
hectáreas en una primera etapa, con la posibilidad de expandirla a 22 más, con
los materiales provenientes de obras públicas que se realizan en la ciudad,
tales como el túnel aliviador del arroyo Maldonado, los estacionamientos bajo
nivel y la ampliación de la red de subterráneos. En un informe para la prensa,
el Ministerio de Desarrollo Urbano, a cargo del proyecto, sostiene que se
utilizarán para el relleno “los (residuos) áridos producidos en la ciudad de
forma sustentable, teniendo en cuenta los objetivos de la Ley de Basura Cero”. Esos
residuos son los productos de demolición de obras públicas y privadas que la Ciudad ya no puede enviar a
rellenos sanitarios, por resolución de la Ceamse.
En la audiencia pública, que se celebró en el Teatro dela Ribera , en La Boca , participaron una
veintena de oradores, entre ellos, el abogado Andrés Nápoli, de la Fundación Ambiente
y Recursos Naturales; Consuelo Bilbao, de Greenpeace; Mora Aráuz, de la Fundación Ciudad ;
los arquitectos Rodolfo Livingston y Nidia Marinaro y el especialista en
hidrología Francisco de Amorrortu. Por la ciudad, defendió el proyecto el
director de Infraestructura, Daniel Capdevila.
En la audiencia pública, que se celebró en el Teatro de
La principal objeción de los expositores fue que no se le
dio intervención a la Acumar
–la autoridad de aplicación del saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo–,
dado que la obra de relleno está ubicada justo en la desembocadura del
Riachuelo. “Llama la atención que el Estudio de Impacto Ambiental presentado
por el Gobierno de la Ciudad
carezca de un análisis técnico que permita evaluar los posibles impactos que el
relleno podría ocasionar en la desembocadura del Matanza-Riachuelo”, dijo
Nápoli, de la FARN. El
abogado ambientalista advirtió, además, que “tampoco se han considerado las
posibles interferencias que el relleno podría producir en el plan de
saneamiento de la cuenca”. Por último, propuso que el proyecto sea puesto a
consideración de la Acumar
y del juez federal de Quilmes, Luis Armella, a cargo del proceso de saneamiento
de la cuenca, ya que “la ciudad no puede planear obras sin el consentimiento de
esa autoridad, que está por encima de las jurisdicciones y está cumpliendo con
una sentencia de la
Corte Suprema de la
Nación ”.
El relleno costero sobre el Río de la Plata se viene realizando en
Buenos Aires desde 1888. Esa práctica permitió “ganar” 2800 hectáreas a
costa del río, sobre todo en Retiro, Recoleta y Puerto Madero. “Pero esa
práctica no es correcta en el siglo XXI y no está de acuerdo con el Plan Urbano
Ambiental de la Ciudad
(PUA), que pide respetar el perfil costero existente”, dijo a Página/12 Mora
Aráuz, de la Fundación
Ciudad. Además, no se consultó al Consejo del Plan Urbano
Ambiental ni al Consejo del Plan Estratégico, advirtió.
Según Aráuz, el proyecto forma parte del “modelo
territorial” que el macrismo presentó en la Legislatura , y que
contempla numerosas intervenciones con rellenos sobre la costa del Río de la Plata y no sólo sobre el
Riachuelo, donde -alertó- el relleno “podría generar un tapón”.
Respecto del destino del lugar, el Ministerio de Desarrollo
Urbano sugirió que se podría utilizar como espacio público. Aráuz cree
imposible su uso como espacio de recreación por la cercana presencia
contaminante de la
Central Costanera , una usina termoeléctrica. El propio
ministro Daniel Chain había estimado que podría utilizarse para “una nueva zona
destinada al desarrollo de tecnologías que permitan transformar la basura en
materia prima”. Nápoli y Aráuz creen ver en esa afirmación el proyecto de instalar
incineradores, hoy prohibidos por ley en la Ciudad.
El arquitecto Rodolfo Livingston agrega la sospecha de un
negocio inmobiliario en esos futuros rellenos, “como una prolongación de Puerto
Madero”. Es que el espacio está junto a la ex ciudad deportiva de Boca, donde
está proyectada la construcción de un barrio de lujo. Nidia Marinaro, esposa y
socia de Livingston, deduce que el relleno con áridos es un anuncio “de más
demoliciones del patrimonio de la ciudad”, una verdadera plaga durante la
actual gestión.
Fuente:
Un proyecto para avanzar sobre el río, 02/08/12, Página/12.
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