martes, 28 de mayo de 2013

Un laboratorio de física nuclear en Japón continuó experimentando después de una fuga radiactiva

Los científicos de un laboratorio de física nuclear en Tokai, Prefectura de Ibaraki, ignoraron el sonido de una alarma de escape de sustancias radiactivas y continuaron con un experimento que provocó el problema por más de cuatro horas, según reportó la Agencia Japonesa de Energía Atómica el 25 de mayo.

El gobierno y el público se mantuvieron desinformados durante 30 horas después de ocurrido el accidente. Al menos 4 científicos, todos hombres, recibieron las dosis internas de hasta 1,6 milisieverts, aproximadamente el mismo nivel que constituye la dosis anual de fondo para cualquier persona que vive en Japón.

La fuga se produjo en el Centro Experimental de Hadrones en los terrenos del Japan Proton Accelerator Research Complex (J-PARC), el cual es operado conjuntamente por la Japan Atomic Energy Agency (JAEA) y la Organización de Investigación Acelerador de Alta Energía.

Había alrededor de 20 científicos en ese momento. El experimento implicó el bombardeo de oro con rayos de protones para generar partículas elementales. La alarma sonó a las 11:55 am del 23 de mayo.

Las autoridades dijeron que 55 personas estaban en las instalaciones y se encontraban en las proximidades del equipo experimental en ese momento. Todos ellos serán examinados por exposición interna a la radiación.

De acuerdo con funcionarios de JAEA, el equipo suspendió sus operaciones después que la intensidad del haz se había elevado unas 400 veces sobre los niveles normales, probablemente debido a una falla en el sistema de alimentación. Sin embargo, los científicos pararon la alarma y siguieron con su experimento 13 minutos más.

"Paros de equipo por mal funcionamiento no son infrecuentes", expresó Naohito Saito, director adjunto del Centro J-PARC, en una conferencia de prensa el 25 de mayo.

El accidente se produjo debido a que el oro, que habían sido irradiado con haces de protones inusualmente intensos, se evaporó. Los científicos inhalaron sodio y otras sustancias radiactivas generadas durante el proceso.

Los detectores de radiación mostraron tasas de dosis aumentadas dentro de las instalaciones alrededor de las 12:30. Las lecturas de los monitores de radiación, también dentro de la instalación, se elevaron a cerca de 10 veces los niveles normales, alrededor de las 13:30. Los científicos cerraron el experimento a las 14:26.

Los niveles de radiación disminuyeron temporalmente después del encendido de un ventilador a las 15:15, lo que llevó a los científicos a reanudar el experimento a las 15:32. La ventilación causó que sustancias radiactivas salgan al exterior.

No había ningún filtro u otra herramienta de seguridad instalado en el ventilador que removió las sustancias radiactivas. Debido a que nadie esperaba que los materiales radiactivos pudieran escaparse de las instalaciones.

"Las instalaciones están diseñadas para generar la radiación", explica Saito. "Pensamos que estaba ok para continuar con el experimento, siempre y cuando las tasas de dosis se quedaran por debajo de los estándares establecidos para las zonas de control de radiación".

Los niveles de radiación dentro de la instalación se dispararon de nuevo alrededor de las 16 hs, así que los científicos detuvieron el experimento en torno a las 16:15.

Una lectura de contaminación radiactiva de 30 becquerelios por centímetro cuadrado fue registrada en el suelo alrededor de las 17:00, por lo que la instalación fue clausurada.

El ventilador se reactivó a las 17:30, los científicos dejaron el laboratorio a las 23 hs y fueron revisados por contaminación en la piel y la ropa. Todos ellos fueron autorizados a regresar a casa después de informarles que las lecturas estaban debajo de los niveles que no deben superarse cuando se deja una zona de control.

"Nosotros ventilamos el aire debido a las preocupaciones por la seguridad de nuestros científicos", declaró Saito. "Fue desconsiderado de nuestra parte haber lanzado el aire contaminado de las instalaciones".

La noche del 24 de mayo, la JAEA dispuso un contador de cuerpo entero para medir la dosis de exposición interna a la radiación a los científicos que pidieron ser examinados. Los funcionarios verificaron los datos del monitor de radiación exterior a las instalaciones esa misma tarde y descubrieron que la primera vez que las lecturas se habían disparado fue en el momento en que los ventiladores se enciendieron el día anterior.

Sin embargo, la JAEA esperó varias horas más para notificar a las autoridades pertinentes. Los funcionarios aparentemente se habían convencido a sí mismos de que la dosis estimada de exposición externa a la radiación se quedó por debajo del nivel objetivo de control de la instalación. La estimación de la dosis, de hecho, superó el nivel de objetivo de control.

El JAEA sólo notificó a la Autoridad Reguladora Nuclear (NRA) a las 9:20 pm del 24 de mayo que las sustancias radiactivas se habían filtrado fuera de las zonas de control de radiación. Los gobiernos de las prefecturas y aldeas fueron notificados a las 21:40 hs.

"Hemos sido demasiado indulgentes con nosotros mismos", Saito repitió a las preguntas persistentes de los periodistas acerca de la razón por la cual JAEA tardó en notificar a las autoridades.

El último accidente tuvo lugar poco después de otro escándalo relativo a la  laxa supervisión de seguridad en la JAEA.

El 15 de mayo, la Autoridad de Regulación Nuclear decidió ordenar la suspensión de las operaciones en Monju, prototipo de reactor reproductor rápido de la JAEA en Tsuruga, Fukui Prefecture, después de que se enteró de que el JAEA había salteado la inspección de cerca de 10.000 piezas de equipo en Monju desde 2010. La NRA dijo que la suspensión permanecerá en efecto hasta que la agencia rectifique su sistema de control de seguridad.

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