Guardia de cenizas. En Saldán quedaba un foco activo. Pero lo que se fue apagando se vigila de cerca |
Más de 40 mil
hectáreas se quemaron en seis días. El impacto es evidente a la
vista, pero también en el largo plazo. Acentúa la crisis hídrica y
los riesgos de crecidas de ríos.
Más de 40 mil hectáreas se han quemado en seis días en Córdoba. Los principales focos parecen contenidos, pero cuando el fuego de los incendios rurales se apaga, no se acaban los problemas. En realidad, empiezan a verse las graves secuelas ambientales y productivas, que son también humanas, y cuyos efectos se prolongan durante años.
Más de 40 mil hectáreas se han quemado en seis días en Córdoba. Los principales focos parecen contenidos, pero cuando el fuego de los incendios rurales se apaga, no se acaban los problemas. En realidad, empiezan a verse las graves secuelas ambientales y productivas, que son también humanas, y cuyos efectos se prolongan durante años.
Ante tanta sequía
-normal en esta época para Córdoba- la esperanza es la lluvia para
reducir riesgos de más incendios y generar las condiciones para que
pastos y plantas se regeneren sobre los suelos quemados.
Pero no cualquier
lluvia será bienvenida. La paradoja es que si las primeras lluvias
son intensas, provocarán más daños que beneficios. Porque
arrastrarían toneladas de cenizas que quedaron sobre las laderas
serranas quemadas. Arroyos, ríos y lagos se enturbiarían, pero
además serán sedimentos que terminarán en el fondo de los diques,
reduciendo su capacidad de embalse, en una provincia a la que no le
sobra agua, y aportando contaminación orgánica.
Esas mismas
cenizas suelen complicar los procesos de potabilización del agua de
las ciudades que se abastecen desde los ríos. Por caso, en 2007,
Santa Rosa de Calamuchita tuvo dos semanas sin agua de red al taparse
sus filtros.
Mientras, sin
cubierta de pastizales o bosques, la escasa tierra de las laderas
serranas queda al descubierto, expuesta a la erosión. Esos suelos
empobrecidos pierden su capacidad natural de actuar como 'esponja'
para retener y almacenar el agua de lluvia que luego en los meses de
sequía -cuando más falta hace- aportan a las vertientes que
alimentan los ríos.
El fuego degrada
esa esponja y las sierras producen entonces menos agua donde se
queman, como donde se deforestan.
Más riesgo de
crecidas. No es todo: al perder suelos, las lluvias intensas se
precipitan por las sierras más rápidamente, no quedan retenidas y
se elevan los riesgos de crecientes de ríos cada vez mayores. Varios
aludes de barro y ceniza afectaron ya a pueblos al pie de las sierras
en los últimos años.
Además de esos
impactos de mediano y largo plazo aparecen otros inmediatos. El calor
que deja el fuego genera una mayor evaporación de la humedad del
suelo, y los arroyos serranos pierden caudal. Ayer, se publicó una
medición sobre el principal afluente del dique La Quebrada, que tras
tres días de incendios redujo su aporte de agua en un 12 %.
Cuando el fuego
se va, los pastos ya no son amarillos sino negros, con lo que el
suelo absorbe aún más calor y sigue perdiendo humedad.
Los árboles
quemados, para volver a ser lo que fueron, demandarán entre 10 y 40
años, según tamaño y especie.
En Córdoba es
particularmente grave la pérdida de bosque nativo, tras la altísima
tasa de deforestación que registra esta provincia en los últimos 15
años.
Otras
consecuencias inmediatas: el ganado, con el que subsisten muchos
lugareños, se queda sin pastos para alimentarse; muchos alambrados y
otras instalaciones quedan destruidos, y especies de fauna autóctona
se reducen notoriamente en las áreas afectadas.
El daño en el
patrimonio paisajístico salta a la vista y representa un evidente
perjuicio en materia turística.
En campos de
zonas llanas, aunque no haya afectado cultivos en esta época,
también deja un impacto ambiental y productivo: al quemar rastrojos
(restos de cultivos) se reducen los nutrientes naturales y la
fertilidad de la tierra, favoreciendo además una mayor degradación
y la erosión de los suelos.
Fuente:
El fuego dejará graves secuelas ambientales por varios años, 06/09/11, La Voz del Interior.
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