Especialistas del Servicio Meteorológico Nacional analizaron lo sucedido en nuestra ciudad el viernes 7, cuando se desató la peor catástrofe de nuestra localidad.
Por Pablo Álvarez
El ingreso de un frente frío desde el sur que chocó con una masa de aire cálida e inestable que se encontraba estancada en nuestra región fue lo que provocó el desarrollo de las tormentas severas que terminaron inundando Bahía Blanca.
Esa fue la explicación técnica de especialistas del Servicio Meteorológico Nacional sobre lo sucedido en nuestra ciudad el viernes 7, cuando se desató la peor catástrofe de nuestra localidad.
“Nunca se había registrado una lluvia tan extrema”, afirmó el meteorólogo José Luis Stella, quien remarcó que el fenómeno estuvo marcado por la persistencia de una masa de aire cálido y húmedo que se encontró con un frente frío proveniente del sur.
“La generación de tormentas más persistente fue en el sudoeste de Buenos Aires y en el sudeste de La Pampa. En gran parte de esa región venía lloviendo mucho desde hace una semana, y muchos ríos y arroyos ya estaban cargados cuando se desató el temporal del viernes”, señaló Cindy Fernández, otra meteoróloga del SMN.
Bahía Blanca vivió un trágico temporal en diciembre de 2023 que dejó como saldo 13 personas muertas y enormes daños materiales.
“Si bien hubo similitudes, no fueron iguales. En el primer evento, el principal impacto fue el viento fuerte, mientras que en esta ocasión la acumulación de agua fue el factor determinante”, señaló Stella.
Y explicó: “En 2023, el frente frío se desplazó más rápido, lo que generó ráfagas intensas de viento y luego un temporal en Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Acá la tormenta se estancó por un largo período”.
Obviamente, el fenómeno de la inundación fue multicausal, pero el más importante fue la precipitación, que alcanzó finalmente alrededor de 400 milímetros (bastante más de la mitad de lo que llueve en un año en Bahía Blanca) y que generó el desborde del canal Maldonado y del arroyo Napostá, lo que dejó a gran parte de la ciudad bajo agua.
El Maldonado es un canal aliviador y el Napostá es un curso natural, que atraviesa la ciudad y está la mayor parte entubado.
“Todas las obras hidráulicas se hacen para tormentas ordinarias, ningún diseño contempla el tipo de tormenta del viernes pasado. Por lo tanto, las obras hidráulicas son una solución parcial del problema, en tanto y en cuanto están dimensionadas para una lluvia que no supere 30 o 50 mm en una hora”, explicó el ingeniero Pablo Romanazzi, docente del departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la UNLP y quien realiza investigaciones, diagnósticos y recomendaciones para mitigar los efectos de las inundaciones en distintas ciudades.
Y añadió: “No hay ninguna ciudad del planeta que aún teniendo esos pluviales bien desarrollados pueda contener semejante cantidad de agua”.
Si bien muchos meteorólogos estiman que este tipo de fenómenos suelen ser más frecuentes e intensos por el cambio climático, Stella lo consideró como un hecho inédito y puntual.
“Todavía no se puede establecer con certeza si el fenómeno vivido en la Argentina tiene una directa relación con el cambio climático. Este tipo de análisis requiere estudios de mayor escala”, señaló.
De todos modos, uno de los impactos más evidentes del cambio climático es la mayor frecuencia de precipitaciones extremas que ocasionan inundaciones, crecidas y deslizamientos de tierra.
Y de allí se podrían explicar los tres sucesivos que soportó nuestra ciudad en poco más de un año (si se cuenta también la granizada del 2 de febrero de este año).
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), “las inundaciones son uno de los riesgos naturales más mortíferos y azotan cada año numerosas regiones del mundo. La creciente presión demográfica, la degradación de los ecosistemas y la variabilidad y el cambio climático contribuyen a aumentar aún más el riesgo de inundaciones en todo el mundo”.
En la evaluación internacional del clima realizada en 2021 por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático se advierte que el ciclo del agua se ha intensificado y seguirá intensificándose a medida que el planeta se calienta.
Detrás de las escenas más crudas del temporal hay radares y cifras meteorológicas, que dan cuenta de la "naturaleza" de lo que sucedió en particular en nuestra ciudad en cuestión de horas.
“Lo primero que hay que entender es que en Bahía Blanca comenzó a llover torrencialmente a las 4 de la madrugada y que en sólo 5 horas se habían superado los 300 milímetros. Llovió muchísimo en muy poco tiempo. Y por eso se emitió el alerta roja", resumió Cindy Fernández.
"Lo que estuvo pasando es que en el sudeste de La Pampa y en el sudoeste de Buenos Aires había una masa de aire que contenía muchísimo contenido de humedad. Entonces, había mucha agua en el ambiente disponible para precipitar", amplió Fernández.
"Puntualmente en la zona de Bahía Blanca había un frente frío que en vez de desplazarse y seguir avanzando, se mantuvo prácticamente estático, sin moverse. Donde estaba ese frente se regeneraba constantemente tormentas, y en este ambiente húmedo (la masa de aire con gran contenido de humedad) la consecuencia es que dejó mucha lluvia y, por ende, las inundaciones", detalló.
Si bien el sudoeste bonaerense está teniendo muchos fenómenos extremos, explica la meteoróloga, la realidad es que no está ocurriendo solamente en Bahía Blanca.
"Hoy estamos hablando de casi 400 milímetros en esa ciudad, pero poco antes hubo lluvias similares en otros lugares de La Pampa y de Buenos Aires. Y también cayeron casi 200 milímetros en Coronel Suárez, General Acha y demás. También hubo situaciones muy parecidas de precipitaciones y anegamientos en Mendoza. Si se combinan esas dos condiciones, humedad y el frente frío que no se mueve, el resultado es muchísima lluvia".
Llevando a la ciencia esta regularidad meteorológica de tormentas intensas en Bahía Blanca, Stella señaló que confluyeron varias cuestiones.
“Estamos llegando al fin del verano, a un verano que cada vez es más cálido, con una masa de aire que en vez de ser seca fue muy húmeda, así que es probable que en todo el centro del país tengamos estas tormentas severas, que casualmente pasó estas dos veces en Bahía".
Alpio Costa, otro meteorólogo del SMN, comparó la magnitud de la tormenta bahiense con lo sucedido en La Plata de 2013, donde se registraron 390 milímetros en sólo cuatro horas y también provocó la inundación de la capital bonaerense.
“En ambos casos, las lluvias fueron inusuales, pero no necesariamente extraordinarias. Un sistema de drenaje en las ciudades seguramente debe tener un límite y supongo que esta cantidad los superó en los dos casos y eso generó las inundaciones”.
En cuanto al cambio climático, Costa señaló que las precipitaciones en Bahía Blanca suelen ser más bajas que en otras ciudades argentinas como La Plata.
"Bahía Blanca recibe menos lluvias anuales, por lo que acumulados como los de esta vez representan una situación mucho más grave", afirmó el meteorólogo.
Según Costa, mientras que en La Plata las lluvias anuales superan los 1.500 milímetros, en Bahía Blanca el acumulado anual es mucho menor, lo que hace que una lluvia de 400 milímetros en pocas horas tenga un impacto mucho más dramático.
Costa aclaró que, aunque la meteorología moderna permite estimar la cantidad de lluvia, siempre existe un rango de incertidumbre.
"Se puede prever que caerán entre X e Y milímetros, pero nunca con exactitud. Además, es imposible predecir con precisión en qué áreas se acumulará más lluvia, lo que complica aún más la gestión del temporal”.
Este tipo de previsiones es fundamental para alertar a la población y activar los mecanismos de prevención, como el monitoreo de los sistemas de drenaje y los pluviómetros.
“Nosotros, el jueves emitimos un alerta que le permitió a las autoridades de Bahía Blanca tomar algunas decisiones para afrontar el evento”, señaló.
Fuente:
Pablo Álvarez, La trágica inundación de Bahía Blanca: ¿se puede repetir?, 16 marzo 2025, La Nueva.
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