Alguna vez dijimos que disponer centrales nucleares era una gran debilidad más en caso de guerra. Henry Sokolski, director ejecutivo del Centro de Educación sobre Políticas de No Proliferación en Arlington, Virginia, le aconseja a Trump: Aborde la nueva amenaza de los reactores nucleares vulnerables a los drones.
Por Juan Vernieri
Sokolski:
Señor Presidente, en los últimos días de su primera administración, usted emitió una orden ejecutiva que destacaba los crecientes peligros de los ataques con drones contra la infraestructura energética crítica de Estados Unidos. Su orden solicitaba a la Administración Federal de Aviación que propusiera regulaciones que restringieran los vuelos sobre infraestructuras críticas. Cuatro años después, los grandes drones que sobrevuelan plantas nucleares tanto aquí como en el extranjero demuestran que su solicitud era acertada.
Sin embargo, nuestro gobierno sigue restando importancia a los peligros que plantean esos vuelos. En cuanto a las amenazas que enfrentan los objetivos civiles más aterradores (las centrales nucleares), Washington ha guardado demasiado silencio. Si bien hay muchos otros nodos de infraestructura que pueden ser atacados por drones, los efectos de los ataques a plantas nucleares superan a los de casi cualquier otro objetivo civil. Su segundo gobierno necesita abordar urgentemente esta nueva amenaza.
Su orden de enero de 2021 siguió a un informe de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) de octubre de 2020 que restó importancia a los peligros que planteaban casi 60 vuelos previos con drones sobre plantas nucleares estadounidenses. La comisión basó su conclusión en un análisis técnico del Laboratorio Sandia que se centró en drones “comercialmente disponibles”.
La NRC insistió en que los ataques contra reactores con tales aeronaves no planteaban ningún riesgo de inducir una importante liberación radiológica.
Desde entonces, los drones, mucho más grandes que los que se encuentran disponibles comercialmente para los aficionados, han sobrevolado represas, líneas eléctricas y reactores nucleares de Estados Unidos.
Recientemente, la propia NRC ha observado un marcado aumento en el número de avistamientos de drones sobre plantas nucleares, y los informes sobre drones casi se duplicaron en solo una semana en diciembre.
Esto llevó a la décima empresa de servicios eléctricos más grande de Estados Unidos a instar a la Administración Federal de Aviación a prohibir todo el tráfico aéreo sobre sus dos plantas nucleares después de que se avistaran drones volando sobre sus reactores.
Ahora, los gobernadores republicanos, incluido Jeff Landry de Luisiana, le están pidiendo que haga algo sobre los drones que sobrevuelan los reactores en Luisiana y otros estados. En el extranjero, drones militares rusos sobrevolaron una planta nuclear alemana en agosto, lo que llevó al gobierno alemán a anunciar una investigación formal.
Todo esto ocurre en un momento en que Estados Unidos, Corea del Sur y Rusia están impulsando la exportación y construcción de decenas de reactores nucleares grandes y pequeños en Europa del Este, África, Oriente Medio y Asia Oriental.
Usted y su gabinete deben comprender que las plantas nucleares nuevas y existentes son objetivos militares potenciales, ahora y en el futuro. Sin duda, el hecho de que Rusia haya atacado los reactores nucleares ucranianos y sus sistemas críticos de suministro eléctrico demuestra su voluntad de atacar esos objetivos peligrosos.
Mientras tanto, varios juegos de guerra resientes detallaron gráficamente cómo China, Corea del Norte y Rusia podrían usar tales ataques contra Taiwán, Europa y Corea del Sur para interrumpir las operaciones militares estadounidenses y forzar la evacuación de millones de personas para ayudar a lograr sus objetivos militares.
(continuará)
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