viernes, 11 de octubre de 2024

Poco a poco una acción bélica nuclear va pareciendo natural

Escultura que representa a San Jorge matando al dragón, creada a partir de fragmentos de misiles nucleares soviéticos y estadounidenses que fueron destruidos en virtud de un tratado. Crédito: Milton Grant / UN Photo.


Cada vez más cerca, cada vez llama menos la atención que se hable de una guerra nuclear. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció que la política rusa de armas nucleares ha cambiado, permitiendo su uso contra un país sin armas nucleares, si sus ataques convencionales contra Rusia son apoyados por un estado con armas nucleares, como Francia, el Reino Unido o los Estados Unidos.

Por Juan Vernieri

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, advirtió ayer a la Asamblea General anual de las Naciones Unidas (ONU) de que Rusia está amenazando con atacar las plantas de energía nuclear de Ucrania. Tal ataque podría tener consecuencias análogas a un ataque con bombas nucleares, que afectaría posiblemente también a territorios ruso, bieloruso, polaco, etc.

La Planta de Energía Nuclear de Zaporiyia, en Ucrania, ocupada durante mucho tiempo por tropas rusas, y la planta de Kursk, en Rusia, están precariamente cerca de la línea del frente de combate entre los ejércitos de los dos países. Están en riesgo, incluso podría provocarse un desastre casual, no intencionado.

En los últimos años, ha habido un resurgimiento en las discusiones sobre ataques nucleares, especialmente en el contexto de las tensiones geopolíticas entre grandes potencias: la guerra en Ucrania desde 2022 y las relaciones entre Estados Unidos y China.

Las tensiones en el Mar de China Meridional, Taiwán, y el crecimiento militar de China también han generado preocupación sobre una posible confrontación nuclear.

Líderes internacionales han utilizado un lenguaje más agresivo sobre la posibilidad de usar armas nucleares como medio de disuasión o incluso de ataque. Este tipo de retórica contribuye a considerar natural la conversación sobre los riesgos de un ataque nuclear.

Los países nucleares están invirtiendo en la modernización de sus arsenales, incluyendo el desarrollo de nuevas tecnologías como misiles hipersónicos y armas nucleares de “bajo rendimiento”, que hacen más probable el uso de estas armas en conflictos limitados.

Varios tratados referidos a fuerzas nucleares han sido abandonados, lo que ha debilitado el régimen de control de armas nucleares que existía desde la Guerra Fría.

A medida que pasan los años la memoria colectiva del horror de las armas nucleares parece desvanecerse. Las generaciones más jóvenes, que no vivieron las tensiones nucleares de la Guerra Fría, pueden no tener el mismo temor sobre los riesgos.

En estos días se está hablando sobre la posibilidad de Israel de atacar las instalaciones nucleares de Irán, una acción que podría desencadenar una guerra total.

En abril, Israel ya atacó con drones una instalación nuclear cerca de Isfahán como respuesta a un ataque iraní. Fue un mensaje claro, no le causó daño grave, pero le advirtió que puede hacerlo, incluso al arsenal nuclear.

Las narrativas en películas, videojuegos y series también han contribuido a trivializar el concepto de un conflicto nuclear en la cultura popular.

Los acuerdos de desarme que durante décadas ayudaron a mantener una relativa estabilidad se están debilitando, y la incertidumbre sobre el futuro crece.

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