viernes, 4 de octubre de 2024

Fuego en Córdoba. Después de los incendios: qué sugieren los expertos para que rebrote el bosque nativo

Un grupo de investigadores cordobeses plantea las recomendaciones básicas, de utilidad para el Estado y para cada vecino interesado, para remediar los suelos quemados con criterio ecosistémico.

Por Fernando Colautti

Los incendios forman parte de la historia cordobesa. Pero su acumulación con los años genera impactos severos que debieran evitarse o mitigarse, fundamentalmente en el área serrana, clave para la sustentabilidad ambiental e hídrica de esta provincia.

Investigadores y académicos ligados al estudio de los ecosistemas en Córdoba sugieren, desde hace años, qué convendría hacer para una restauración ecológica de ambientes serranos afectados por el fuego. Sobre todo, si lo que se pretende es recuperar algo de los bosques nativos perdidos.

Un ecosistema nativo quemado sigue estando vivo aunque no lo veamos, ya que las raíces siguen activas y casi todas las plantas rebrotan para comenzar la larga recuperación natural posfuego”, señalaba un documento que plantearon tras los incendios de 2019. Los conceptos y recomendaciones se mantienen, mientras la acumulación de daños sigue sumando degradación año tras año.

Los puntos centrales han sido adoptados en este 2024 por el Ministerio de Ambiente y Economia Circular de Córdoba para armar un “protocolo de actuación” para remediación de zonas quemadas.

Una advertencia central que plantean los investigadores es que no se trata de reforestar sin proyecto. Si hay alguna intervención sobre los suelos que ardieron –enfatizan– deberá ser planificada.

Como prioridad uno tras un incendio, remarcan que se debe evitar la pérdida de suelos. No transitar ni pisar los suelos quemado es una clave. Y evitar la instalación de especies exóticas invasoras es otra.

El suelo queda sumamente desprotegido y frágil. Por ello, cualquier intervención debe ser estudiada. Un remedio mal aplicado puede ser peor que las heridas graves que dejan las llamas.

Este 2024, una serie de grandes incendios impacta otra vez sobre Córdoba. Varios de los más graves hicieron humo sectores serranos con alta presencia de bosques nativos y de pastizales de montaña.

Eso ocurre en una provincia que no deja de perder, año tras año, los pocos espacios de monte autóctono que le quedan.

Sigue vivo, pero..,

Un ecosistema quemado sigue estando vivo aunque no lo veamos, ya que las raíces siguen activas y casi todas las plantas rebrotan para comenzar la larga recuperación natural postfuego. La restauración activa de ecosistemas nativos es importante donde fuegos reiterados, ganadería, agricultura, urbanización e invasión por plantas exóticas ya redujeron mucho la capacidad regenerativa del sistema. Pero para contribuir a una restauración activa es importante capacitarse”, señala el documento que recobra plena vigencia.

Muchas áreas afectadas por incendios son utilizadas para ganadería: es muy importante evitar que el ganado transite por suelos quemadas al menos por una temporada (hasta mayo del siguiente año). El grado de fragilidad que tiene el suelo por la ausencia de vegetación y el impacto por pisoteo hacen que se pierdan o degraden grandes cantidades de suelo. “Productores ganaderos que piensen en la sostenibilidad de su campo a mediano y largo plazo sabrán la importancia de esta medida”, se apunta.

Construir fajas de retención de suelo y agua

Para reducir la erosión hídrica en zonas con pendiente, se sugiere construir fajas de retención con ramas quemadas que se encuentren en el suelo (las ramas en pie podrían rebrotar).

Las fajas deberán construirse de forma perpendicular a la pendiente y paralelas entre sí. Si hay piedras, se pueden utilizar como “colchón” y sobre ellas acumular las ramas, con una longitud de toda la extensión del terreno. Repetir las fajas cada 15 metros.

Si sobran ramas se pueden dispersar por todo el terreno quemado y sumar guano y otros restos vegetales de zonas no quemadas para aportar materia orgánica al suelo.

Luego de los incendios el banco de semillas (semillas disponibles en el suelo) queda empobrecido, lo cual puede hacer más lenta la recuperación de las especies herbáceas una vez que comienzan las lluvias. Esta recuperación es importante ya que las especies herbáceas van protegiendo el suelo y evitan la erosión”, apunta el documento.

Para incorporar semillas de especies herbáceas en algunos sectores de la zona incendiada, se puede juntar mantillo de los alrededores del incendio y esparcirlo en suelos quemados, ya que éste suele contener semillas que se dispersaron durante el otoño anterior. Hay que tener la precaución de no juntar el mantillo en zonas invadidas por especies exóticas”, precisa luego.

También se pueden juntar semillas directamente de las plantas nativas en los casos en que éstas persistan.

¿Qué hacer después de un año?

Luego de proteger el suelo se sugiere ayudar a recuperar los árboles y arbustos, que son los que más tardan en crecer. El sistema tiene alta resiliencia (capacidad de volver al estado anterior) porque la mayoría de las plantas leñosas nativas no mueren después del incendio.

Muchas veces parecen muertas, pero sus raíces o troncos están vivos, y cuando comienzan las lluvias pueden rebrotar. La supervivencia de las nativas suele ser de entre 70 y 90 % dependiendo de especie, intensidad del fuego y otros factores.

Para que los árboles y arbustos rebrotados puedan crecer y recuperar su tamaño, es necesario que no sean sombreados por las especies exóticas, que en general tienen una velocidad de recuperación más alta, y que no sufran nuevos disturbios durante los años siguientes”, se advierte.

Muchas veces no se reconoce el rebrote, y se extraen los esqueletos muertos para leña. Al hacerlo, se daña el rebrote. Al mismo tiempo, el ganado tiende a consumirlo, por lo cual es deseable que incluso pasado el año del incendio, las cargas animales se mantengan más bajas de lo normal.

Que vuelva la biodiversidad

Si se dejan los árboles y arbustos quemados en pie, favorecemos que las aves las usen como “perchas” y allí se posen para defecar semillas, ayudando a enriquecer la biodiversidad del sistema. Por otro lado, los restos de árboles y arbustos quemados sirven como apoyo para enredaderas, nidos de aves y refugio para insectos.

Plantar especies leñosas nativas generalmente no es necesario, debido a su alta capacidad de rebrote después del fuego. Sin embargo, puede ser una estrategia que ayude a la recuperación, en particular tras incendios muy intensos, o en caso donde ya quedaban pocos árboles. Idealmente se trabaja con plantas cultivadas con semillas de la zona. Las especies que se seleccionen para implantar deben responder a una planificación. Plantar especies nativas también es recomendable como actividad educativa.

Los investigadores desaconsejan la siembra de pasturas o especies no nativas como modo de restauración.

Participaron del trabajo colaborativo Melisa Giorgis, Natalia De Luca, Cecilia Eynard, Daniel Renison, Laura Cavallero, Joaquín Piedrabuena, Ana Cingolani, Antonia Oggero, Esteban Kowaljow, Romina Torres, Benjamin Marsal, Elisa Sosa, Pablo Friedlander, Evangelina Natale, Adriana Verdini y Paola Peltzer, de diversos institutos de investigación universitarios, del Conicet y de centros de trabajo ligados a ambiente o forestación.


Fuente:

Fernando Colautti, Fuego en Córdoba. Después de los incendios: qué sugieren los expertos para que rebrote el bosque nativo, 4 octubre 2024, La Voz del Interior.

No hay comentarios:

Publicar un comentario