A fines del año pasado, el Astillero Jiangnan, de la Corporación Estatal de Construcción Naval China (CSSC), anunció que crearía uno de los buques portacontenedores de carga más grandes jamás construidos y que lo propulsaría con energía nuclear.
Por Juan Vernieri
El anuncio se produjo en medio de una oleada de publicidad sobre el transporte marítimo comercial propulsado por energía nuclear que recuerda a la época en que se decía que la energía nuclear iba a proporcionar electricidad tan barata que no se cobraría.
El reciente estallido de entusiasmo por los buques de propulsión nuclear se debe a la presión del lobby nuclear que aprovecha las preocupaciones sobre el cambio climático y la creencia en nuevos diseños de reactores nucleares supuestamente más seguros que reducirían drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte marítimo internacional.
Pero ese entusiasmo pasa por alto las preocupaciones en materia de seguridad nuclear que hacen que el desarrollo de buques comerciales propulsados por energía nuclear sea una idea particularmente mala en una era de terrorismo internacional y piratería. Y eso sin mencionar el costo de asegurarlos.
Al igual que las modas en el vestir, las ideas para las aplicaciones de la energía nuclear aparecen y desaparecen.
Después del discurso Átomos para la paz del presidente Eisenhower en 1953, la propulsión nuclear de los buques comerciales dio sus primeros pasos.
En 1959, Estados Unidos botó el NS Savannah, un buque de carga y pasajeros de propulsión nuclear que llegó a conocerse como el “Barco de la Paz”.
Alemania siguió con el buque nuclear Otto Hahn, botado en 1964, que era principalmente un buque de investigación y un transportador de carga a granel minera.
En 1969 Japón botó el buque de investigación/carga de propulsión nuclear Mutsu.
Finalmente, en 1986 la Unión Soviética botó, y la Federación Rusa continúa operando, el buque de carga de propulsión nuclear Sevmorput, un buque portacontenedores especialmente reforzado para operaciones en el Ártico. Además, la Federación Rusa opera varios rompehielos de propulsión nuclear, el primero de los cuales precedió al NS Savannah y fue el primer buque civil de propulsión nuclear de cualquier tipo. A excepción del Sevmorput, los cuatro buques comerciales han sido propulsados por reactores alimentados con uranio poco enriquecido.
Estos buques comerciales de primera generación alimentados con energía nuclear no eran económicos de operar. El Savannah tenía una pequeña capacidad de carga y transportaba sólo unos pocos pasajeros.
Los buques se construyeron en una época en la que el transporte marítimo en contenedores no había alcanzado su dominio actual en la industria de carga.
Fueron diseñados como cargueros de capacidad relativamente pequeña o graneleros y no podían producir suficientes ingresos para justificar el costo de funcionamiento de las centrales nucleares.
Los reactores del Otto Hahn y el Mutsu fueron reemplazados por centrales eléctricas convencionales y tuvieron una exitosa carrera después.
El NS Savannah funcionó hasta 1971 y luego atravesó un prolongado período de desmantelamiento. Está previsto que se convierta en una pieza de museo cuando se completen las etapas finales de su descontaminación nuclear en curso.
La idea de utilizar energía nuclear para los buques comerciales ha reaparecido periódicamente, pero no se ha llevado a cabo.
Otro fracaso clave de estos barcos fue la considerable reacción adversa del público hacia ellos. Los puertos que les permitían el acceso lo hacían con un permiso especial, a menudo como una visita única. En Japón hubo manifestaciones públicas contra los buques que alegaban preocupaciones ambientales y de seguridad. (Fuente: George M. Moore / Bulletin of de Atomic Scientists)
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