Crédito: Nucleoeléctrica Argentina. |
Por Cristian Basualdo
El 30 de mayo se cumplieron cinco años del acto por el inicio del segundo ciclo de generación de la Central Nuclear Embalse. La publicidad de Nucleoeléctrica se encarga de repetir las bondades del denominado Proyecto Extensión de Vida (PEV) de la planta. A continuación, el lector encontrará una selección de 5 cosas que salieron mal.
5. Sobrecosto y retraso
El PEV costó tres veces más de lo previsto, de manera que perdió la justificación económica. Las tareas acumularon una demora de seis años y diez meses. Efectivamente, en mayo de 2007, Nucleoeléctrica emitió un documento con el análisis económico preliminar del PEV, donde consta que, una vez reacondicionada, la central iba a aportar energía a la red a partir de julio de 2012, a un costo de 704 millones de dólares. Tales precisiones eran, en realidad, vaguedades destinadas a justificar el dispendio. En realidad, la segunda puesta a crítico del reactor se efectuó el 4 de enero de 2019, y el costo final de la extensión de vida fue de 2.149 millones de dólares.
4. No se alcanzó la potencia prevista
Una de las ventajas del PEV iba a ser la repotenciación de la Central Nuclear Embalse, que iba a sumar 35 megavatios (MW), y así pasar de 648 MW a 683 MW, aumentando un 6% su potencia. Nada de eso ocurrió, la central se quedó en 656 MW. Como siempre se puede apelar al olvido, Nucleoeléctrica utiliza este último valor para calcular el factor de carga de la central, y ocultar el fracaso anunciando que la Central Nuclear Embalse alcanzó un nuevo indicador de excelencia en la generación eléctrica.
3. Recurrentes fallas y roturas
La central reacondicionada no funciona como se esperaba. Por ejemplo, en cada parada de mantenimiento del segundo ciclo de generación se efectuó el retubado parcial del condensador. Así las cosas, la Central Nuclear Embalse repite las malas experiencias de los reactores CANDU 6 reacondicionados con anterioridad. Wolsong-1, en Corea del Sur, presentó fallos luego de la extensión de vida, finalizó su operación comercial en junio de 2018 y cerró definitivamente en diciembre de 2019. Point Lepreau, en Canadá, es una frustración constante para la empresa operadora NB Power. Desde que culminó la extensión de vida en 2012, Lepreau produjo menos electricidad de la que se esperaba. Estos primeros fracasos llevaron al cierre de Gentily II, en Canadá, la operadora Hydro-Québec descartó la extensión de vida por “los grandes problemas incurridos en proyectos similares como Point Lepreau y Wolsong”.
2. Descarga de metales pesados y líquidos cloacales al lago Embalse
A partir de noviembre de 2016, durante la última fase del PEV, Nucleoeléctrica comenzó a detectar desvíos en los parámetros de vertido de metales al lago Embalse, “con el agravante que en la ejecución de los trabajos que dicho proyecto demanda se verifican procesos que no fueron contemplados en las instalaciones originales de la Central Nuclear Embalse”, en palabras de la propia empresa. Para cuando concretó alguna medida, el PEV estaba terminando. A su vez, con la afluencia de trabajadores al PEV los parámetros de diseño originales de las plantas de tratamiento de efluentes cloacales fueron ampliamente superados. Nucleoeléctrica construyó una nueva planta, que no resolvió el problema, al menos hasta febrero de 2021.
1. Las emisiones de tritio al lago Embalse
Durante la planificación del PEV, se decidió retirar el agua pesada de los circuitos primario y moderador, y almacenarla transitoriamente en el emplazamiento. En vez de construir un tanque para este fin, se reutilizó el tanque de almacenamiento de resinas gastadas 7914-TK2, su limpieza ocasionó el pico histórico de emisiones líquidas de tritio en el lago Embalse y en el río Ctalamochita. Un yerro imperdonable, puesto que el costo de construir un tanque nuevo era insignificante comparado con el costo final del PEV.
Otro aspecto a considerar es que Nucleoeléctrica acordó la conveniencia de diferir la evaluación del destritiado del agua pesada (Ver: Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto Extensión de Vida de la Central Nuclear Embalse, página 277), que finalmente no se realizó. En 2022, la empresa anunció el inicio de “un estudio de factibilidad de una planta de separación de tritio del agua pesada”, el proyecto se enfoca fundamentalmente “en la reducción de dosis ocupacionales y ambientales ligadas a la gestión de tritio generado como parte del proceso operativo de la central” (Ver: Tercer Reporte Integrado de Sostenibilidad publicado por Nucleoeléctrica, página 219).
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