Por Gladis Bobadilla │ Ilustración Ana Rosa Feldman y Suárez
Como integrante del Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA), paso a responder las inexactitudes de los dichos del Ing. Julio Aráoz, en el diario La Mañana del 3 julio 24, respecto de la Nueva Planta de Uranio (NPU) en el sentido de que la paralización de Dioxitek en Formosa, por la falta de transferencias del Tesoro Nacional, compromete el futuro energético del país y perjudica a toda la industria energética argentina, como si la planta ya hubiera estado funcionando o fuera a funcionar dentro de poco cuando estaba prevista su terminación para 2027.
A propósito, aclaro que la construcción de la misma nunca debió comenzar, pues:
— No tuvo licencia social, ni consentimiento de las provincias no uraníferas y antinucleares por las que va a atravesar el insumo y volver el uranio procesado (de baja radiactividad) más de dos mil kilómetros ida y vuelta hasta llegar al lugar en el que se transformará en combustible para los reactores nucleares. Tampoco se consultó a los países vecinos que pueden verse afectados por dicha obra, violándose Tratados Internacionales suscriptos por nuestro país que lo exigen en forma previa.
— NO TUVO NI TIENE GARANTIZADO EL FINANCIAMIENTO.
— LA CAUSA SE HALLA A CONSIDERACIÓN DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN POR FALTA DE CONSULTA A LA COMUNIDAD QOM, SEGÚN EL CONVENIO 169 DE LA OIT.
— El reactor nuclear Atucha I PARA el 28 de setiembre de este año, para extender su vida, de modo que la demanda de combustible nuclear se va a reducir (Se cumplieron 50 años de su conexión al sistema eléctrico nacional). Y los nuevos proyectos nucleares —Hualon One y CAREM— funcionan con uranio enriquecido que esta planta no les va a proveer.
— El Estudio de Impacto Ambiental del proyecto de la NPU decía que la planta iba a contaminar aire, suelo, napas de agua y el Riacho Formosa (a confesión de parte relevo de prueba). Ahora Aráoz sostiene lo contrario.
— También decía que la obra daría mucho trabajo. Ahora afirma que va a estar todo automatizado, digitalizado.
— La energía nuclear no es limpia, barata ni sostenible. La minería del uranio dejó en Argentina un legado de casi seis millones de toneladas de colas de mineral, además de roca estéril, mineral marginal y otros pasivos ambientales.
— Y el Presidente y Vicepresidente de NUCLEOELÉCTRICA ARGENTINA (NASA) que maneja las tres centrales nucleares del país ganan $12.000.000 mensuales, cada uno, tres veces más que el Presidente Milei.
Gladis Bobadilla es abogada, diplomada en Ambiente y Desarrollo Sustentable, e integrante del Movimiento Antinuclear de la República Argentina
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