Por Luis Brizuela
LA HABANA – Mujeres emprendedoras sortean obstáculos relacionados con la deficitaria producción y elevados precios de los alimentos en Cuba y proponen, mediante pequeños negocios, satisfacer necesidades de dietas más saludables y una mejor nutrición para diferentes grupos.
La práctica asidua de ejercicios físicos y la imposibilidad de encontrar en los comercios snacks (aperitivos o pequeñas meriendas entre comidas) con productos naturales, llevó a Camila Martel y Zulema Mesa a crear Zuca saludable, un emprendimiento nacido en La Habana, a fines de marzo.
“Elaboramos granolas, muffins (panquecitos), barritas energéticas y proteicas, al igual que pan de lentejas, sin conservantes, colorantes ni azúcares añadidos, todo con productos 100 % naturales”, detalló Martel a IPS.
Estas características “favorecen una alimentación inclusiva, con oportunidades de consumo para personas diabéticas y celíacas”, aunque “nuestros principales clientes son deportistas y seguidores del fitness (práctica de ejercicios de resistencia, flexibilidad y fuerza, a fin de mantener una buena forma física)”, indicó esta violinista de 35 años y cultivadora de este estilo de vida.
A juicio de Martel, seguir una dieta saludable en Cuba hoy “es complejo”, al tratarse de un tema donde se combinan variables como los precios, acceso a una alimentación variada y cultura sobre cómo nutrirse mejor, entre otras.
Convino en que, si bien en el mundo existen diferencias de precios entre alimentos saludables y no saludables, en el caso de la isla “acceder a alimentos es de por sí caro”.
Al respecto consideró importante “informarse sobre el aporte nutricional de los alimentos, cómo ayudan a nuestra salud y procurarlos o elaborarlos de la manera más saludable posible”.
Si bien la escasez implica en no pocas ocasiones “comer lo que encuentres”, Martel aprecia que en este propio contexto “personas están buscando cómo alimentarse de forma más saludable”.
“Es necesario dar oportunidades a estos productos, sensibilizar a la población sobre los beneficios. Una buena nutrición ayuda a la estabilidad del cuerpo y la mente. Los alimentos muy procesados intoxican. Es un proceso acumulativo, se ve con el paso de los años cuando disminuye la resistencia física o enfermas, sin posibilidad de revertir el daño”, sostuvo.
En años recientes han emergido en la isla iniciativas autónomas que proponen alimentos sanos, favorecen el consumo de personas con diversas condiciones de salud e incentivan nuevos hábitos dietéticos.
Tal empeño encuentra innumerables desafíos en este país insular del Caribe de 11 millones de habitantes, con una deficitaria producción agropecuaria que mantiene elevados precios y obliga a importar alrededor de 80 % de los alimentos del consumo interno.
Desafíos
Sobre el sector agrícola gravitan numerosos problemas que impiden mayores producciones como la descapitalización industrial y obsolescencia tecnológica; escasez de combustible, fertilizantes, herbicidas y piezas de repuesto para maquinarias; bajos rendimientos, mal manejo de suelos, así como los efectos de plagas y variables asociadas al cambio climático.
Cada año en los campos cubanos se pierden significativos porcentajes de cosechas, sobre todo frutas y hortalizas, por falta de cajas, transporte y la deficitaria cadena de refrigeración.
De otro lado, el embargo estadounidense entorpece el acceso a créditos y a mayor inversión extranjera para modernizar el sector, deploran las autoridades.
Decenas de medidas gubernamentales en los últimos tres lustros se han mostrado insuficientes para multiplicar las producciones agrícolas.
El gobierno ha definido la producción de alimentos como un asunto de seguridad nacional y desde octubre de 2022 aprobó la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, que establece el marco legal para concretar tales metas.
No obstante, el sector agropecuario recibió en 2023 apenas 3,1 % de las inversiones –ligeramente superior a los 2,6 % del año anterior-, frente a 24,6 % que absorbieron los servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler que incluye la edificación de hoteles, confirman datos oficiales.
El asunto se vuelve más complicado teniendo en cuenta inequidades en el acceso de los hogares a alimentos suficientes, variados y de calidad.
Mediante una cartilla de racionamiento la población accede cada mes a cierta cantidad de alimentos básicos, insuficientes desde el punto de nutricional, pero que constituyen un alivio sobre todo para familias con bajos ingresos y pensionados.
Garantizar dicho sistema exige un desembolso de 230 millones de dólares mensuales (más de 2700 millones de dólares anuales), según los más recientes cálculos. El gobierno insiste en que tales erogaciones son insostenibles ante los problemas de liquidez de la economía.
Esta forma de distribución muestra atrasos desde hace más de un año, debido a la escasez de divisas y encarecimiento de algunos precios en el mercado internacional.
Para el resto del consumo mensual de arroz, cárnicos, lácteos, así como frutas, hortalizas y tubérculos, deben acudirse a tiendas estatales en divisas, mercados de productos agropecuarios, establecimientos privados, cooperativas, trabajadores autónomos y el mercado negro, con precios elevados.
Otras estadísticas revelan que en los hogares cubanos se dedica más de 70 % de los gastos a procurar comida.
Tales variables incrementan la situación de vulnerabilidad de personas y familias en medio de la profundización de la crisis económica y el mermado poder adquisitivo de salarios y pensiones.
Una pensión mínima en la isla equivale a unos cinco dólares y el salario medio a poco más de 15 dólares, tomado como referencia el cambio en el mercado informal de divisas.
Mayores estímulos al desarrollo local y territorial, frenar el éxodo de personas del campo a las ciudades, eliminar los impagos estatales a productores, además de desaparecer estructuras burocráticas que amargan la comercialización son, a juicio de expertos, necesarias acciones para estimular la producción agropecuaria en Cuba.
Transformar hábitos
“Aún con todos los problemas, es posible en la Cuba de hoy alimentarse de manera saludable. Depende, en parte, de transformar hábitos y utilizar productos que tenemos a mano, saberlos combinar”, valoró Greisy de la Caridad González, gestora del emprendimiento Delicias bebé, promotor de una alimentación saludable desde la infancia temprana.
Esta fisioterapeuta de 33 años, residente en la capital cubana, precisó a IPS que desde su embarazo comenzó a estudiar sobre nutrición, lactancia y alimentación complementaria a partir de los seis meses, para una mejor dieta de su hijo, actualmente de tres años.
Cuando el niño cumplió año y medio “decidí abrir el emprendimiento por madres que lo necesitaban. En las tiendas casi no hay alimentos saludables para bebés, hay mucha comida chatarra. Y desafortunadamente madres y padres muchas veces se rigen más por la imagen del producto que por los ingredientes”, aseguró González.
Delicias bebé aporta principalmente postres que conservan mayor durabilidad fuera del frío. Todos son elaborados con avena, y casi todos incluyen mantequilla de maní natural, sin añadidos, al igual que miel en vez de azúcar.
González, una defensora del consumo de frutas naturales, tubérculos, ensaladas y bajos niveles de azúcar, subrayó la importancia de incentivar hábitos nutricionales saludables, así como adiestrar en técnicas de conservación de alimentos para disponer de ellos a lo largo del año.
“Muchas personas asocian la comida saludable con alimentos para diabéticos o celíacos, y no es así, es para todos. A mis dulces les pongo miel en vez de azúcar; se siente el dulzor, no son insípidos”, señaló.
Lamentó que se dé de beber refrescos de cola a niños pequeños “por ser muy nocivos, debido al alto contenido de azúcar y que no alimentan”.
Asimismo, alertó que muchas veces tampoco se presta atención a las etiquetas de los paquetes de galletas, papas fritas y otros productos con empaques muy llamativos y adictivos, con mucha sal, preservantes y grasas”.
“Las chucherías (golosinas) por lo general son caras, y aun así se les da a infantes, incluso bebés, sin atender las cantidades. Siempre será recomendable preparar postres en casa, aunque cuesta más trabajo. Yo tampoco tenía arte para cocinar y aprendí después de ser madre, cuando me propuse qué mi hijo no tendría esa alimentación”, manifestó.
Estudios muestran que una parte significativa de la población cubana mantiene hábitos de consumo de alimentos procesados y fritos, ricos además en azúcares, grasas saturadas y sal.
Además, investigaciones de instituciones nacionales alertan que el sobrepeso y la obesidad han aumentado en niñas y niños, adolescentes y personas adultas en los últimos años.
Las pesquisas correlacionan estos indicadores con el incremento de diferentes enfermedades crónicas no transmisibles como hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, diabetes mellitus y ciertos tipos de cáncer, entre otras.
No se trata de un asunto privativo de Cuba. Según el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (Fida), las tasas de sobrepeso y obesidad en los países de ingresos bajos y medios se están acercando a los niveles de los países de ingresos más altos.
Un informe del Fida, publicado en julio de 2023, apuntó que el consumo de bebidas azucaradas está aumentando en los países en desarrollo, y las ventas mundiales de alimentos envasados pasaron de 67,7 kilogramos por habitante en 2005 a 76,9 kilogramos en 2017.
Los alimentos envasados tienden a ser procesados, lo que a menudo significa un mayor contenido de azúcares añadidos, grasas saturadas y trans, sal y densidad energética de la dieta, a la par que la disminución de proteínas, fibra dietética y micronutrientes, añadió el texto.
ED: EG
Fuente:
Luis Brizuela, Emprendedoras en Cuba incentivan alimentación sana pese a obstáculos, 30 mayo 2024, Inter Press Service.
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