SAINT JOHN – La cuarta conferencia de los 39 Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (Peid), de los océanos Atlántico, Índico, Pacífico y el mar Caribe, se inició este lunes 27 en esta capital de Antigua y Barbuda para abordar desafíos comunes como el cambio climático y sus crisis de deuda y salud.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, dijo en la sesión de apertura que los Peid son “un caso de prueba para la justicia climática y la justicia financiera”.
“El mundo no debe permitir la pérdida de un solo país o cultura debido al calentamiento global o la continuación de un «mundo financiero de dos velocidades» donde los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres”, afirmó Guterres.
Abundó señalando que “además de su belleza excepcional —ya sean las aguas azules del Caribe, el Pacífico Sur o el Océano Índico— los Peid también son excepcionalmente vulnerables”.
“Su geografía única los pone a merced del caos climático, el aumento del nivel del mar y la degradación de la tierra. El cambio climático es una crisis existencial para toda la familia humana, pero los Peid están en primera línea”, agregó.
El documento que los Peid prevén adoptar al término de esta cita plantea que los próximos 10 años son críticos para esos Estados, que reúnen unos 65 millones de habitantes (menos de uno por ciento del total mundial), con una población esparcida, economías poco diversificadas y muy dependientes de las importaciones.
Destaca además su vulnerabilidad excepcional ante los impactos del calentamiento global, del cual distantes países industrializados son los principales responsables: sequías, inundaciones, huracanes y aumento del nivel del mar que amenaza las costas de todos y la existencia misma de varios Peid.
Por eso plantean en primer lugar que se acelere la acción climática mundial para frenar el calentamiento de la atmósfera y la acidificación de los mares, de los cuales son víctimas, y demandan un aumento del financiamiento en ese sector.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) estima que desarrollar nuevos programas y medidas de adaptación ante los impactos del calentamiento en esos 39 países requiere entre 4700 y 7300 millones de dólares anuales.
Algunos de esos países son considerados no de ingresos bajos sino intermedios, por lo que no tienen acceso a las ayudas y financiamiento a tasas preferenciales por parte de los bancos de desarrollo.
Entretanto, la deuda externa se mantiene como un peso importante para la mayoría de esos Estados, estimando el Pnud que este año deberán destinar más de 15 % de sus ingresos para cumplir con el pago de intereses por esas acreencias.
Un llamativo detalle es que, mientras el mundo debate cómo reducir el tráfico aéreo en el combate al calentamiento de la atmósfera, la mayoría de los Peid dependen de esos viajes como receptores del turismo que alimenta sus economías.
Como alternativa ecológica y económica, los Peid muestran que, a pesar de su pequeña extensión terrestre, sus archipiélagos, con 14 % de las costas del mundo, tienen soberanía sobre 19 % de las zonas económicas exclusivas en mares y océanos.
El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, elegido presidente de la conferencia que terminará este jueves 30, insistió en que los contaminadores a gran escala deberían compensar a los países por su explotación.
“Continuar con las cosas como siempre no es sólo negligencia, es una elección activa que invita al desastre. Tal indiferencia repercutirá desastrosamente y afectará a cada nación, cada comunidad y cada individuo en todo el planeta”, dijo Browne.
A-E/HM
Fuente:
Pequeños Estados Insulares en Desarrollo debaten su futuro, 27 mayo 2024, Inter Press Service.
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