Prueba nuclear durante la Operación Plumbbob. National Nuclear Security Administration, Nevada Site Office. |
A pesar de un tratado internacional que prohíbe todas las detonaciones nucleares, la cuestión de los ensayos de armas nucleares está volviendo a ocupar un lugar central. En noviembre pasado, Rusia retiró oficialmente su ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.
Por Juan Vernieri
Tal vez las nuevas generaciones no puedan comprender fácilmente qué importancia tuvieron aquellas pruebas, ya que la última detonación atmosférica conocida la llevó a cabo China en octubre de 1980.
A principios de 2023, el presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que Moscú no reanudará las pruebas nucleares “a menos que Estados Unidos lo haga”.
Los países manifiestan que no se reanudarán las pruebas nucleares, sin embargo, algunos indicios podrían sugerir lo contrario.
Las imágenes satelitales han mostrado un aumento de las actividades de construcción desde 2021 en los últimos años en sitios de pruebas nucleares en Estados Unidos, Rusia y China, las tres potencias nucleares más grandes del mundo.
Los expertos creen que Rusia, en su sitio de pruebas de Novaya Zemlya y China en Lop Nur, están ampliando túneles subterráneos para detonar bombas nuevas.
En Estados Unidos, la Administración de Seguridad Nacional también está ampliando el sitio de pruebas de Nevada, oficialmente para mejorar las capacidades de diagnóstico para la gestión y el rendimiento de su arsenal nuclear, sin necesidad de realizar más pruebas explosivas nucleares subterráneas. Pero, al mismo tiempo, Estados Unidos mantiene una política de preparación, mediante la cual el país está preparado para realizar una prueba nuclear dentro de seis meses en caso de que uno de sus adversarios la realice.
En este juego de quién se mueve primero, otros países con armas nucleares están observando de cerca.
Corea del Norte está lista para realizar otra prueba nuclear subterránea, la séptima, y solo está esperando una decisión política del líder, Kim Jong-Un, para hacerlo, que puede llegar en cualquier momento. Corea del Norte es el único país que ha probado armas nucleares en el siglo XXI.
También India y Pakistán observan la situación, países cuyas últimas pruebas se realizaron en 1998 y que no han firmado el tratado de prohibición de pruebas. Pueden buscar cualquier oportunidad para probar otro dispositivo nuclear.
Para que lo tengan presente, quienes no lo vivieron y actualicen sus recuerdos, quienes sí lo vivieron, aquí una síntesis a vuelo de pájaro de aquellos momentos históricos.
En el ocaso de la Segunda Guerra Mundial, la humanidad fue testigo de uno de los avances más aterradores de la ciencia y la tecnología. El 6 y el 9 de agosto de 1945 se detonaron con éxito las primeras bombas nucleares dirigidas a las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki, en Japón.
Este acontecimiento marcó el fin de la más cruenta guerra en la historia, pero también significó el inicio de una carrera armamentística, tecnológica y nuclear internacional que se ha prolongado hasta nuestros días. En ese sombrío intervalo de tiempo, entre 1945 y 1996, más de dos mil dispositivos nucleares fueron detonados por varios estados en todo el mundo. Nunca estuvimos más cerca del fin del mundo que entonces.
Se estima que el rendimiento total de todos los ensayos nucleares llevados a cabo entre 1945 y 1980 es de 510 megatones, lo que equivale a unas 29.000 bombas como la de Hiroshima. Las repercusiones de estos ensayos, realizados en su mayoría en un contexto de la Guerra Fría, pueden haber llegado hasta nuestros días.
Para muestra, un botón. La operación Plumbbob
Entre mayo y octubre de 1957, se realizaron 29 detonaciones nucleares en el sitio de pruebas de Nevada, Estados Unidos. El objetivo de estas pruebas no solo era la mejora de los dispositivos armamentísticos, también estudiar los efectos de una detonación nuclear, con la consecuente radiación, en los seres vivos.
En los cuatro meses y medio que duró la operación, se emplearon alrededor de 1.200 cerdos vivos en diversas pruebas, que consistieron principalmente en colocar a los animales a distintas distancias del epicentro de la explosión. Todos los cerdos murieron o bien al instante o bien poco después de las detonaciones debido a las quemaduras y al daño interno causado por la radiación.
Si el episodio del ganado porcino resulta ya aterrador, es igualmente impactante oír hablar acerca de los 18.000 soldados estadounidenses que participaron en las pruebas de la operación Plumbbob. Con su participación, se buscaba estudiar los efectos físicos y psicológicos de una detonación nuclear en el campo de batalla. Las pruebas que involucraron seres humanos no implicaron niveles de radiación tan altos como en las que participaron los cerdos.
La operación Plumbbob formó parte del gran entramado propagandístico estadounidense en su pugna por situarse a la cabeza en la carrera armamentística contra los soviéticos.
Hoy, documentos desclasificados han revelado que las pruebas llevadas a cabo durante la operación liberaron niveles muy altos de yodo radiactivo (I-131) a la atmósfera.
En el caso de la bomba Smoky un estudio de 2016 determinó que los 3.000 soldados que asistieron a la detonación mostraron altos ratios de cáncer de tiroides y leucemia en los años siguientes a la operación. El impacto de las emisiones radiactivas producidas durante la operación sobre la población civil de la época es, sin embargo, mucho más difícil de calcular.
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